Daltinden - Alpes de Lyngen
near Furuflaten, Troms og Finnmark (Norge)
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Trail photos
Itinerary description
Una de las ascensiones clásicas en los Alpes de Lyngen, el Daltinden es una atalaya privilegiada más sobre los impresionantes fiordos de la zona. Es una ascensión dura por la longitud y el desnivel a salvar, pero técnicamente muy asequible.
Aparcamos en el pueblo de Furuflaten junto al campo de fútbol y tomamos dirección al valle del Lyngsdalselva, que sabemos debemos remontar durante unos 5km hasta situarnos en la base de la pala del Daltinden donde comienza en realidad la subida. Por tanto la mitad del recorrido de ida, 5km, solo asciende 250m de desnivel, y es los segundos 5km de ruta donde ascendemos los 1250m restantes.
El día no es que esté fresco, ni frío, ni siquiera helador. Es tal cual como estar en un armario de ultracongelados de un matadero, y eso que hay un sol brillante y cielos despejados. Habíamos visto la previsión que daba máximas de -16ºC y mínimas de -20ºC en cima, pero lo que encontramos es indescriptible con palabras. La sensación térmica es de otra dimensión especialmente cuando terminamos de renovar el valle donde me he permitido foquear un ratito en camiseta térmica.
Nos reagrupamos en la base de la pendiente para comer algo y ponernos ropa; yo me pongo el Goretex y guantes gordos, y emprendemos ahora sí la subida de la montaña propiamente dicha. La primera parte se trata del clásico bosque de abedules durante unos 150m más, y ya enseguida llegamos a un pequeño plateau donde se aprecia perfectamente lo que queda por subir; una inmensa pala gigantesca, con una primera parte un poco más tendida, y una segunda que entra en una suerte de embudo algo más empinado. Parece que está ahí mismo, pero ya hemos aprendido que las dimensiones aquí no son lo que estamos a acostumbrados a ver en nuestra modesta península ibérica. Lo que de primeras parece una pala de unas pocas zetas y hecho, será en realidad un periplo interminable de agotadora subida de varias horas, cuyo final parece que nunca llega. Y una vez que la pala se tumba y llega al final, siempre queda un buen trecho de más o menos llaneo largo hasta la cima.
Lo bueno, que foquear al nivel del mar nos hace sentir a todos ultra fuertes; no jadeos, no cansancio, sensación de power muy motivadora.
Lo malo; el frío extremadamente salvaje comentado. Yo consigo mantener el control de la temperatura y no pasar frío, pero la sensación de lucha es brutal y resulta muy amenazante, haciéndote sentir extremadamente vulnerable ya que al menor problema que te hiciera detenerte, en 10 minutos estarías sufriendo una hipotermia severa. Jamás había sentido este frío tan bestial en mi vida.
La pala interminable ayuda a mantener el calor corporal; atravesamos buena parte de ella en sombra lo que intensifica el frío, y en la parte superior salimos finalmente al sol lo que dulcifica un poco la sensación de peligro.
Finalmente alcanzamos el final de la pala y la última parte más horizontal que nos deposita ya en la cima. Contra todo pronóstico en la cima se puede aguantar lo justo para comernos el bocata ya que no hay viento, pero enseguida emprendemos la bajada por el mismo itinerario de subida, con nieve casi buena ya que se encuentra un poco costra en algunos puntos.
El recorrido de vuelta por el valle de 5km se hace interminable principalmente remando como condenados, pero al menos ya sin frío gracias a la sudada.
Un pico muy cañero, en condiciones muy cañeras, que te deja con una muy buena sensación de satisfacción por el curro realizado!
Aparcamos en el pueblo de Furuflaten junto al campo de fútbol y tomamos dirección al valle del Lyngsdalselva, que sabemos debemos remontar durante unos 5km hasta situarnos en la base de la pala del Daltinden donde comienza en realidad la subida. Por tanto la mitad del recorrido de ida, 5km, solo asciende 250m de desnivel, y es los segundos 5km de ruta donde ascendemos los 1250m restantes.
El día no es que esté fresco, ni frío, ni siquiera helador. Es tal cual como estar en un armario de ultracongelados de un matadero, y eso que hay un sol brillante y cielos despejados. Habíamos visto la previsión que daba máximas de -16ºC y mínimas de -20ºC en cima, pero lo que encontramos es indescriptible con palabras. La sensación térmica es de otra dimensión especialmente cuando terminamos de renovar el valle donde me he permitido foquear un ratito en camiseta térmica.
Nos reagrupamos en la base de la pendiente para comer algo y ponernos ropa; yo me pongo el Goretex y guantes gordos, y emprendemos ahora sí la subida de la montaña propiamente dicha. La primera parte se trata del clásico bosque de abedules durante unos 150m más, y ya enseguida llegamos a un pequeño plateau donde se aprecia perfectamente lo que queda por subir; una inmensa pala gigantesca, con una primera parte un poco más tendida, y una segunda que entra en una suerte de embudo algo más empinado. Parece que está ahí mismo, pero ya hemos aprendido que las dimensiones aquí no son lo que estamos a acostumbrados a ver en nuestra modesta península ibérica. Lo que de primeras parece una pala de unas pocas zetas y hecho, será en realidad un periplo interminable de agotadora subida de varias horas, cuyo final parece que nunca llega. Y una vez que la pala se tumba y llega al final, siempre queda un buen trecho de más o menos llaneo largo hasta la cima.
Lo bueno, que foquear al nivel del mar nos hace sentir a todos ultra fuertes; no jadeos, no cansancio, sensación de power muy motivadora.
Lo malo; el frío extremadamente salvaje comentado. Yo consigo mantener el control de la temperatura y no pasar frío, pero la sensación de lucha es brutal y resulta muy amenazante, haciéndote sentir extremadamente vulnerable ya que al menor problema que te hiciera detenerte, en 10 minutos estarías sufriendo una hipotermia severa. Jamás había sentido este frío tan bestial en mi vida.
La pala interminable ayuda a mantener el calor corporal; atravesamos buena parte de ella en sombra lo que intensifica el frío, y en la parte superior salimos finalmente al sol lo que dulcifica un poco la sensación de peligro.
Finalmente alcanzamos el final de la pala y la última parte más horizontal que nos deposita ya en la cima. Contra todo pronóstico en la cima se puede aguantar lo justo para comernos el bocata ya que no hay viento, pero enseguida emprendemos la bajada por el mismo itinerario de subida, con nieve casi buena ya que se encuentra un poco costra en algunos puntos.
El recorrido de vuelta por el valle de 5km se hace interminable principalmente remando como condenados, pero al menos ya sin frío gracias a la sudada.
Un pico muy cañero, en condiciones muy cañeras, que te deja con una muy buena sensación de satisfacción por el curro realizado!
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