Camino de Santiago desde Valencia. 4ª etapa. Calamocha-Calatayud

Hoy la etapa va de calas. De Cala a Cala.
Desayuno en el hotel en un self service preparado. El café está infame, pero es regalo de la casa, con lo que estoy agradecido. Me cruzo con un camionero que acaba de desayunar, pero yo lo hago solo.
A las 7:00 estoy ya en la bici. No quiero pasar tanto calor al final de la etapa.
Salgo de Calamocha y cojo una senda que va paralela al río Jiloca. Hay un par de charcos que paso pie a tierra y que son un avance de lo viene después.
El camino es muy chulo. De momento es muy ciclable y disfruto de la soledad, del fresquito y de mis compañeros los pájaros. Me hago fotos bajo un bonito puente de hierro con el que me cruzo y me saco la foto que tengo en mi perfil de wikilok.
Pero poco a poco el camino se va estrechando y al final me meto en un gran charco (literal). Me he de bajar de la bici, el agua me llega por encima de los tobillos. Pregunto a un lugareño que está sobando en su coche, jeje, y me aconseja seguir. Que el agua solo está en esa zona.
Sigo por el camino paralelo al Jiloca y de repente los piños empiezan a cambiar sin sentido. Me acojono, la mecánica no es lo mío. Me bajo de la bici y compruebo que tienen un lío de hierbajos brutal. Me tiro cinco minutos liberándolos. Qué susto. La bici va bien.
Cruzo el río y salgo del camino en Burbáguena, que está de actualidad nacional porque en su residencia de mayores han muerto un montón de ancianos. Me cambio de calcetines. Frío no hace, pero toda precuación es poca.
Decido seguir por la nacional, el camino muy bien y tal, pero no avanzo y temo al calor mediodiero.
Paso Daroca, que es muy bonito. Y subo un puerto muy fresco que no esperaba (Villafeliche, 845). Es durillo, sobre todo al principio.
Paso por Montón y decido parar a almorzar. Me hace gracia el nombre del pueblo, me recuerda la de Gil con Caneda. Almuerzo en un bar con el mismo nombre que tiene una terraza supergrande y fresquita y ¡¡¡me hacen sacar la bici fuera!!!
Sin embargo, unos chavales también ciclistas que hay en la mesa de al lado me preguntan por mi viaje y me dicen por dónde seguir. Eso hace que no le ponga una cruz al pueblo.
Les hago caso y me bajo otra vez al camino paralelo al Jiloca. Ese tramo es más árido y rápido, pero el calor aprieta. Y bien.
En Morata, tras varios intentos y caminos sin salida, decido volver a la general.
Los últimos 20 kilómetros se me hacen largos. General con bastante tráfico. Repechillos y calor, mucho calor.
Llego a las 13:30 a Calatayud.
Me hospedo en “El Mesón de La Dolores”, claro. Es genial. Precioso. Decido comer allí y acierto. Migas de primero y pechuga de pollo plancha de segundo. Buenísimo. Por supuesto, no perdono el postre.
Por la tarde visito la ciudad. Me impresiona, muy bonita y recomendable. Pero está hecha polvo, se cae. Qué pena. También me choca la cantidad de gente que está en las terrazas sin miedo ninguno. Yo sí tengo. Por eso ceno mi ensalada del Dia en mi habitación.
Además, veo perder y caer eliminado en Champions al Madrid. No se puede pedir más.