Casco antiguo de Oliva, calvario y castillo

Oliva es la última ciudad de la provincia de Valencia yendo por la costa. Lugar de paso obligatorio si se circula por la nacional N332 y recordada por los enormes atascos en la época estival. Normalmente la atravesamos por la parte nueva, la construida alrededor del antiguo trazado del trenet Carcaixent – Dènia, el casco antiguo queda lejos, ubicado en la falda de la colina en la que se emplaza el castillo de Santa Ana del siglo XVI construido para la protección del litoral frente a los piratas berberiscos.

El casco antiguo de la ciudad, de origen medieval, conserva restos de la antigua muralla. Están perfectamente conservadas dos de los portalones de acceso a la ciudad. El portalón de la Virgen María, está fechado en el siglo XV, formado por un arco de medio punto que sustenta un muro decorado con retablo de cerámica añadido en 1945. En la parte superior del portal pueden apreciarse los grandes quicios que sujetaban las hojas de la puerta.

La parte antigua está formada por calles estrechas de paredes blancas que conservan el ambiente medieval. Se puede ver entre las casas más humildes alguna señorial. Hay escalinatas adornadas con maceteros para salvar desniveles.

Rodando por sus estrechas calles damos con la iglesia de San Roque, construida sobre la antigua mezquita. El día que fuimos coincidió con las fiestas locales y en la plaza de la iglesia sonaba la música mora amenizada por una orquesta de más de 15 músicos.

Subiendo calles arriba damos con la subida al calvario que zigzagueando conduce a la senda de acceso al castillo. Las vistas son espectaculares, lástima que no pudimos subir a lo alto del castillo porque había un nido de avispas en la escalera de acceso.