Dia 3: 'Puente Duero Sahagun, El Peregrino Perdido de Coca”

"De Puente Duero me marcho asumiendo con naturalidad mi condición de peregrino, pues he tenido una experiencia muy rica de convivencia y contacto humano en el albergue y además me llevo puesta la concha que me identifica como peregrino.


He coincidido con una pareja de Mostoles que viene haciendo el camino a pié y como hemos llegado relativamente pronto a media tarde, hemos salido a la tienda del pueblo a hacer una pequeña compra entre los tres para la cena y de paso algunas provisiones para el camino hacia Sahagún. Yo de paso me he comprado un candado, por si hace falta dejar la bici en la calle algún día según me indicaron en el albergue, pero me queda haciendo falta la cadena ya que en el pueblo no hay ferretería.

Hemos preparado la cena, fregado los platos y contado nuestras historias del camino entre tres desconocidos que teníamos en común que veníamos prácticamente del mismo lugar de Madrid y los voluntarios del lugar, al final tendríamos que despedirnos entre fotos y videos, con una calidez humana excepcional que rompía la desgarradora y helada mañana, de esas de rocío congelado que penetra hasta los huesos y que hace que el contraste de temperatura por el cambio de estación sea mucho mas difícil, prácticamente en par de días.

Los encargados del albergue nos han despachado ya desayunados y llenos de instrucciones para el viaje, en mi caso suficientes para llegar hasta Sahagún, lugar donde conecta el camino de Madrid con el Francés y donde es de esperar que coincida con muchos peregrinos mas.

Los chicos de Mostoles se han encontrado en el camino a un peregrino y han compartido con él la noche anterior en la localidad de Coca, pero no han llegado juntos a Puente Duero. Lo cierto es que el camino de Madrid no ofrece tantas alternativas de albergue comparado con el camino Francés, pero siempre hay alguna otra opción de alojamiento, que nos deja cierta incertidumbre por su paradero.

Este tramo del camino tampoco ofrece un atractivo paisajístico tan alto como otras zonas, por lo que el común denominador de la jornada esta marcado por extensos campos de cultivo irrigados, zonas muy secas, extensas praderas y colinas que forman un sube y baja permanente en el camino y que hacen que tenga que mantener el esfuerzo físico.

Muy habituales los caminos de arenilla y piedrecilla que atraviesan enormes zonas secas todo el tiempo, con excepción por supuesto de la sierra de Guadarrama y nuestro paso por muchos de los pueblos contienen en su vida cotidiana a los molinos de viento de las energías renovables y que a partir de ahora se convertirán en compañeros cotidianos de mi peregrinaje. Algunas zonas un poco mas altas erigen atractivas pineras que son un gran obstáculo tanto para la gente de a pie como para los que vamos en bici, ya que contienen km de caminos llenos de trampas de arena, y digo trampas porque el camino esta formado por una arenilla en la que se hunden las ruedas lo suficiente para hacer imposible el pedaleo, los pinos le agregan como obstáculo pequeñas astillas de madera de sus semillas al trazado facilitando los pinchazo en el caso de las bicis, a los caminantes les dificulta mucho el andar. Algunas veces he circulado por otros caminos alternos e incluso carreteras para evitarlos, pero no siempre es posible, el día de ayer representaron el principal obstáculo.

Afortunadamente es un pequeño porcentaje del trayecto. Estaba pedaleando antes de llegar a Peñaflor de Hornija y divisé a un peregrino en el horizonte, sobre el camino que atraviesa los campos y los molinos de viento, supuse que era el peregrino perdido de Coca y me acerque para preguntarle.

Siempre sueno la campanita de la bici cuando me acerco a alguien para no asustar ya que las zonas son tan solas y se va tan concentrado en el camino que no se espera venir a nadie detrás, aunque muchas veces con el ruido de las ruedas sobre el camino es suficiente.

Al alcanzarlo me ha confirmado que era el peregrino de Coca. Haba salido desde allí y caminado unos 10 ó 15 km mas que mis amigos de Mostoles quienes vienen tomandoselo con mucha mas calma que él. Lo cierto es que yo tampoco tenía ni idea de cuanta distancia podía caminar un peregrino durante una jornada, pero encontraría algunos que han podido caminar una media de 40 km diarios mas adelante. A pesar de ello este hombre tampoco esta muy seguro de completar el camino y esta apurando el paso para llegar por lo menos hasta Sahagún, si decide seguir la misma ruta mía o hasta Astorga si se desvia por Samora. Los mejores deseos y el habitual "buen Camino" que nos damos los peregrinos cuando nos topamos en el camino y continuo mi rumbo. La entrada a Peñaflor de Hornija está marcada por una eleveda cuesta que podria evitarse girando a la izquierda justo antes de iniciar la cuesta, pero merece la pena el esfuerzo para atravezar el pueblo.

Tienen un mirador para ver a los gigantes molinos de viento eólicos, donde he aprovechado para comer un bocadillo. Los introvertidos vecinos del pueblo se han acercado hasta perder su timidez para terminar llevandome a conocer sus preciadas bodegas y contarme unas cuantas historias de este acogedor pueblo del que me daria tanta pena marcharme. Continuaria por caminos y algunos tramos por carreteras poco transitadas para ganar distancia un poco mas rapido, hasta llegar a la localidad de Medina de Rioseco, pueblo mucho mas grande que ofrece un particular encanto. Cuenta con antiguas edificaciones bien distribuidas, plaza de toros, conjunto historico, hermosos parques y jardines, como el parque de la concha y remata con el paseo del Ramal de Campos del Canal de Castilla y a partir de este canal he decidido tomar un largo tramo de carretera hasta tamariz de Campos, donte dejaria la carretera para tomar un camino hasta Moral de la Reina donde me detendría en una zona de descanso para comer y tender una camiseta y unos gayumbos un rato al sol para que terminen de secarse mientras descanso durante una larga parada programada de 90 minutos muy, pero muy reponedora, para reanudar la ruta con las pilas recargadas. Continuaría por carretera pasando la localidad de Cuenca de Campos, Villalón, boadilla de Rioseco y muchos otros pueblos hasta Villada donde tuve el único pinchazo de todo el camino a media tarde. Cuando reemplacé la recamara me percate de una astilla de pino alojada entre la cubierta y la banda de proteccion antipinchazos seguramente alojada allí desde el día anterior.

Al final del día he llegado a Sahagún muy agotado pero el llegar solo implicaría dejar las cosas en el albergue, darme una buena ducha y salir a buscar un supermercado para aprovisionarme para el día siguiente y de paso comprar algunas cosas para la cena, como aún queda un poco de luz del final de la tarde es mucho mas fácil pero se avecina una helada noche"

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