Embalse del El tranco-La Iruela-GR 247-dia 2

Embalse del El tranco-La Iruela-GR 247-dia 2
Anoche Juan Antonio, después de darnos de cenar de manera espectacularmente, nos dijo que el desayuno y el picnic lo tendría listo a la 7:30 de la mañana. Así que a las 6:40 h. me suena el despertar me levanto me aseo y cuando me dispongo a despertar a Miguel alguien aporrea insistentemente la puerta. Es Tomás que entra dando voces (como en él es habitual) para comprobar que estamos despiertos y de paso, despertar a todo bicho viviente que en ese momento pernoctaba en la “Hospedería las cañadillas”. Nos vestimos, bajamos a desayunar. Juan Antonio nos había preparado una especie de buffet al cual no le faltaba detalle: tostadas, tomate rayado, mantequilla, mermelada, miel, café, leche, zumo, aceite bollería etc. El pobre se quedaría asombrado al ver lo que zampamos, allí no quedó nada. Sabíamos que nos esperaba la etapa reina de nuestra aventura y procuramos recargar fuerzas al máximo.
Montamos nuestras Alforjas, recogimos la bolsa de los víveres que llevaba: 3 barras de pan, jamón y queso en cantidad, 4 manzanas y 4 naranjas que Nacho se ofreció a transportar y repartió minuciosamente entre los dos senos de sus alforjas.
Nos despedimos de Juan Antonio con la promesa de volver y empezamos a rodar mirando hacia atrás por lo bien que allí nos habían tratado y claro, para admirar una vez más, la belleza del rincón donde está enclavado el hotel.
Enseguida hay una fuente en la cual (como no) Nacho paró a llenar sus bidones mientras los demás seguimos adelante hasta llegar al centro de la presa del Tranco y sacar la última foto de este precioso lugar.
Cruzamos la presa y giramos a la izquierda para coger la carretera que lleva a Villanueva del Arzobispo. Iniciamos una subida de 1 km aproximadamente, que nos viene bien para calentar un poco y darnos cuenta del estado de nuestro físico. Las primeras impresiones son buenas, la verdad es que habíamos recuperado bien y para nada se notaba la dureza de la etapa anterior. Ya bajando veo un mirador donde paré con Tomás para hacer una foto. Desde él, se ve la presa al fondo por el este, y el estrecho cañón que el rio Guadalquivir ha escavado con el paso del tiempo. Continuamos vertiginosamente para abajo y en el km 5,5 nos encontramos a Miguel indicándonos el giro a la izquierda que nos lleva al “Charco del Aceite” o “Charco de la Pringue” para primero por pista asfaltada y luego por trialera desembocar en su bonita área recreativa. Hacemos fotos, cruzamos el Guadalquivir y nos llega la gran subida del día. Ésta en total tiene 10, 7 km. Con 1000 m. de acumulado positivo y un desnivel medio del 9,5% en la que se dan todos los terrenos, carretera, pista, senda y hormigón. A nosotros, que somos mayores y bastante gorrinetes, nos costó subir 2,5 horas. Explico un poco como es, pues hay un tramo de “empujin” que se puede evitar yendo por carretera.
Los primeros 5 km son por carretera con una ascensión acumulada de 400 m. (Bastante constante) y un desnivel medio del 8,3% tras los cuales, llegamos a una barrera que atravesamos (escapatoria por carretera) y cogemos una pista con mucha grava pero en bastante buen estado en general que nos va a hacer sudar a chorro en su 1,5 km de recorrido. Pues ascendemos 150 m con una pendiente media del 10,5% y el 17% de máxima. Y aquí empieza lo bueno, pues los próximos 850 m. resultan ser un calvario con la bici y sus alforjas a cuestas. Tras pasar otra barrera (puerta), continuamos por una senda en buen estado primero y de hormigón pavimentado con piedra después, que tiene un desnivel medio de 29% y 44% se máximo, con lo que al llegar arriba después de 36 minutos hemos subido 250 m. ósea, inhumano. Al llegar a la cumbre de este tramo hacemos unos videos, comemos unas barritas y continuamos. Ahora por una pista preciosa, con vistas impresionantes, al este la “Sierra de Segura” y al oeste el cerro de “La Albarda” que pertenece a la “Sierra de las Cuatro Villas” que por la que estamos circulando ahora. Más adelante fuentes, bosques, y prados en los que vemos gamos, ciervos y vacas. Estos últimos 3 km. de subida o falso llano se nos hacen deliciosos y por fin llega el descenso.
Primero con poca pendiente y por pista que discurre con la “raspa del caballo torraso” a la izquierda y verdes prados a la derecha para pasar a un tramos en zigzag que nos baja a la carretera, esa carretera que hubiéramos llevado en caso de no haber pasado por el calvario de la subida al “Tosero”.
Rodamos 100 m. por la carretera hasta coger una senda encharcada y que chorreaba agua por todos lados, cosa que con el día de sol y de calor que nos ha salido hoy se agradece. Es un tramo donde a veces se pierde el trazado y que nos lleva al “refugio de la parra”, que está bien si necesitas coger agua, pero que por mí evitaría, ya que el trayecto de hoy es muy duro y largo. Por lo tanto cualquier ahorro de fuerzas es importante y más cuando la carretera transcurre paralela por encima a 40 m. de distancia, por lo que la belleza de este paraje la disfrutamos igualmente, yendo por arriba o por bajo. Ah! Y en el caso de Miguel y mío también hubiésemos evitado un pequeño susto con las vacas.
Continuamos bajando sin dejar la carretera hasta el km 28 del track, ahora pegados a la derecha al rio “Aguacebas Grande” que también es un paraje precioso con varias áreas recreativas y muchísima sombra que nos viene bien para paliar el calor. Aquí, junto al área recreativa de la “cueva del peinero” iniciamos la segunda subida larga del día. Ésta tiene 11 km al 5,5% de media y rampas de hasta el 28% en algunas zonas. Zigzagueando al principio de la subida todavía, oigo a Nacho quejarse de que tenía hambre. Miro el reloj y veo que es la una del mediodía, por lo que consensuamos y decidimos parar a comernos el picnic a 9 km, en el refugio “Tinada del Serval” que es donde la subida nos da un pequeño respiro. Con estas premisas Nacho y Tomás salen escopetados, mientras que Miguel y yo seguimos con nuestro ritmo, al que llamamos modo alforjas. Pero sorpresa, al pasar por el área recreativa “Gil Cobo” (5 km más adelante) miro a la derecha y veo las bicis de Tomás y Nacho paradas. Había una especie de quiosco-bar y como no, allí estaban ellos refrescándose y decidimos comer allí mismo.
Era un lugar curioso en medio de la nada y habitado por un hombre raro y curios también y una pareja de “Mastines del Cáucaso” enormes, con su correspondiente camada que después vendía. Vivía allí solo todo el año, mantenía abierto el bar, dibujaba láminas de rapaces y otros animales de la zona que vendía también. Nos contó que había vivido en distintas partes del mundo: Azerbaiyán (de donde provenían sus perros), Turquía, etc. Nos contó también que no se sentía solo, que diariamente lo visitaban y pasaba por allí mucha gente. Nos preparó unos huevos con chuletas de cordero y un plato con carne de monte con su correspondiente bebida y nos hizo un café con la magefesa. Nosotros pusimos el pan y la fruta que llevábamos pero aun así nos cobró 60 euros. Yo creo que se pasó un poco, ósea que el oasis se paga.
Continuamos marcha 200 m más por la carretera y giramos a la izquierda por una pista con mucho desnivel pero a la que le habían pasado el rulo y estaba perfecta, hasta llegar a la Tinada del serval, paramos hicimos unas fotos y seguimos apretando los dientes durante un par de km más hasta llegar a la cumbre, 1575 m sobre el nivel del mar que supone el techo del día de hoy.
A partir de ahora viajaremos por falsos llanos durante 7 km con bonitas vistas a derecha e izquierda (se ve bajo el embalse del Aguacebas) dejando definitivamente la Sierra de las Cuatro Villas para entrar ya en la “Sierra de Cazorla” atraves de una larga, limpia y Bonita senda que desemboca en el collado de la “Peña Rubia”. Ojo!!! Aquí hay un tramo de senda estrechísimo y que hace las veces de mirador natural en el cual, si tienes vértigo es fácil que se te vaya la cabeza. Pero las vistas del valle del Guadalquivir a la altura de la “torre del vinagre” son espectaculares. Continuamos en terreno descendente ya con bastante desnivel, aunque seguimos cresteando con vistas al valle a nuestra izquierda, por un camino en desuso que unas veces es pista y otras es senda hasta llegar al “Puerto de las Palomas” en la carretera A-319 donde hay un mirador desde el cual se ve bajo al este, Arroyo Frio, y al oeste Burunchel. Hemos vuelto a la civilización, volvemos a ver coches y gente (hay veces que se agradece). Estamos muy cansados ya, pero miramos nuestros gps y nos venimos arriba. Solo quedan 10 km en los cuales solo tenemos una tachuela de 1,5 km, esto ya está chupado. Cruzamos la carretera a las 6:15 de la tarde, al lado izquierdo llevamos una empinada ladera con un bosque espeso de pinos y al derecho ese siempre impresionante mar de olivos donde destaca la población de “Peal de Becerro” . Nos encontramos con un cortijo que tiene una puerta que abrimos para poder continuar, se acaban los pinos giramos por senda a la izquierda y nos topamos con un tramo (una pared) que con tan solo 800 m de longitud tiene 170m de desnivel acumulado y un 22% de media. Ea, otra vez a practicar “empujin” hasta llegar arriba, para continuar por una senda que nos lleva a otra pista a en cuya entrada Miguél, partió la cadena de su “Cube”, la reparó hicimos unas fotos, pues desde este punto ya se veía el castillo de la Iruela, y ahora sí, nos dejarnos caer por un preciosa pista en bajada vertiginosamente hasta dar con la carretera y 300 m más adelante con la recepción de los apartamentos donde dormiríamos esta noche. Son las 8:20 h de la tarde, palizón!!!!