ETAPA 14 (CEA-SANTIAGO DE COMPOSTELA, IBP 76), CAMINO DE SANTIAGO MOZÁRABE - VÍA DE LA PLATA - SANABRÉS

Salimos a las 07:55 tras desayunar en un bar muy agradable y curioso en el que una familia muy cariñosa nos despide alegremente (ver fotos con la referencia).

Decidimos ir directamente a Santiago por asfalto. Así nos ahorramos una etapa y no nos la jugamos con el ruido de mi bici (al desmontar la bici para mandarla a Granada descubriré que el manillar se estaba aflojando de la potencia). Estamos escarmentados de pinchazos, tijas rotas... y tantos días de Camino.

La ruta es cómoda y el km 19 (alto de Santo Domingo) acaba lo más duro, aunque aún queden rampones como el de 2km tras Puente Ulla.
En Lalín la N525 solapa con la N640 algunos kilómetros, así que no hay que despistarse con las indicaciones.

A las 1200 llegamos a Santiago tras un tiempo récord de 80km en escasas 4 horas.

La secuencia al llegar fue esta:
- Sellado de credenciales.
- Compra de billetes en oficina de Renfe junto a oficina de sellado. No hay plazas para coche cama a las 22:30 que era lo planeado, tampoco nada hasta el lunes (es sábado). Su bici queda en consigna.
- Desplazamiento hasta estación de autobuses y compra de billetes para las 0930 con transbordo a las 0700 en Madrid. La bici de Juanlu cabe en la bodega, para la mía no hay hueco (precio 40€+20€ por la bici).
- Ducha en albergue "Roots&Boots" (calle Cruceiro do Gaio), cerca del centro y por 3€ te guardan la bici y te duchas.
- Vamos a correos a mandar mi bici a Granada (46€), en la caja caben casi todas las cosas así que me voy casi sin nada en la mochila.
- Comida de menú en restaurante Marte, junto a comisaría de la policía nacional.
- Turismo y misa en gallego a las 1800. La del peregrino es a las 1930, pero nos va justa para cenar y coger el autobús.
- Compra de recuerdos y a la estación de autobuses.

Experiencia única de la que recordaremos los buenos momentos, dejando de lado los malos (que fueron muchos) motivados por el calor y la dureza del camino, especialmente hasta Béjar.

Cruzar España de lado a lado en bicicleta, dejando de lado motivaciones religiosas, es algo que no creo que vuelva a repetir.

Siempre es agradable planificar una aventura como esta, que se apunten los amigos y que ¡además! todo salga según lo planeado y no haya lesiones ni averías que no podamos solventar.

¡Nos vemos en el Camino y gracias al Patrón por acompañarnos!