La Mancha I

Primer día de ruta por las tierras manchegas, de bodega en bodega y tiro porque me toca.

Dejamos el coche estacionado en Santa Cruz de Mudela y emprendemos la marcha por una carretera secundaria sin tráfico ni arcén hacia Moral de Calatrava. La progresión es rápida, pues sólo hay una pequeña subidilla antes de bajar al río Jabalón y llegar a Moral. A la salida del pueblo, afrontamos tres kilómetros de repecho hasta pasar junto a los molinos de viento (modernos, esta vez). Bajamos hasta Almagro y continuamos por carretera ancha, con buen arcén, hasta Ciudad Real.
Atravesada la capital, una larga recta nos conduce hasta el Pago del Vicario, hotel y bodega con buenos precios en temporada otoñal e invernal.

Para no aburrirnos demasiado, podemos investigar la zona del Pantano del Vicario, desviándonos de la ruta principal en Las Casas. La carreterilla conduce hasta el pantano y, teóricamente, es posible seguir junto al río, por el Camino Pichón, hasta la bodega. Cuando hicimos la ruta, empero, anduvimos un par de kilómetros por el carril-camino hasta que las cañas y la humedad desaconsejaron hacer el camino completo. En lugar de volver sobre nuestros pasos, tuvimos la brillante idea de atravesar un sembrado por las rodadas de tractor para enganchar una carreterilla que nos acercase al destino. Esta lamentable opción, evidentemente, está desaconsejada (especialmente para quien cargue con alforjas y para quien valore su vida si el esforzado labriego lo persiguiese a pedradas), pues merece la pena completar el Camino Pichón o volver al asfalto junto a la presa y desandar el camino.