Vía Verde Arditurri desde Hondarribia

La idea es coger un tren en Irún hasta Passai. Llegamos a la estación de Renfe y el tren acaba de salir. Hay poco servicio. Decidimos coger el Euskotren. Va abarrotado, me agobia bastante. La vuelta la haré en bicicleta.


Este es un viaje junto al río Oiartzun que culmina en el Coto Minero de Arditurri, al pie mismo de la minas de origen romano que dieran vida al antiguo ferrocarril que tenemos entre manos. La inmersión en las propias galerías mineras hará aún más especial esta ruta. El paseo subterráneo, con casi dos mil años de historia, resulta una experiencia única.

Pero ante todo, la vía verde del antiguo ferrocarril minero de Arditurri acondicionado por la Diputación de Gipuzkoa, es el mejor camino para recorrer la comarca guipuzcoana de Oarsoaldea.

Km 0

Del antiguo trazado ferroviario de Arditurri no se ha recuperado su tramo urbano. Se ofrece como alternativa un carril bici o bidegorri que, si bien no es del todo fiel al recorrido del ferrocarril, al menos inicia su andadura en el mismo lugar donde el tren minero acabara su trayecto.

Desde la estación de Cercanías de Renfe en Pasai Antxo (Pasajes/Pasaia) seguiremos el bidegorri que corre paralelo a lo largo de la antigua carretera de Madrid-Irún (N-I/GI-2640), ahora la remodelada avenida de Navarra. Sobre el característico asfalto rojo del carril bici avanzaremos escoltados, a la derecha, por las fachadas marineras del centro urbano de Pasai Antxo y, a la izquierda, por el olor salino de los cercanos muelles portuarios, donde se embarcara el mineral que transportara el ferrocarril de Arditurri.

Superado Pasai Antxo alcanzaremos la gran rotonda de Capuchinos(km 0,3), frontera entre Pasaia y Errenteria, donde el carril rojo atenúa con zigzags la subida a la pasarela sobre el acceso al barrio de Capuchinos. En el otro extremo de la pasarela el bidegorri que nos lleva desemboca en otro transversal (km 0,5). El carril izquierdo cruza a nivel, apenas 100 m más adelante, la calle Sorgintxulo y se empareja a la GI-636. Ya en territorio de Errentería el bidegorri sigue por la antigua nacional, carretera que atraviesa por un seguro túnel bajo el barrio de Capuchinos y desemboca en la rotonda que da entrada al barrio de Alaberga (km 1,2).

La otra variante de este itinerario comienza en el municipio de Lezo, cerca de un área de juegos infantiles. El primer tramo está formado por una vía ciclista bidireccional, con señalítica, firme en perfecto estado y dotación con mobiliario urbano, fuentes, papeleras y vallas protectoras.

Tras superar un paso sobre las vías del tren, el carril bici llega hasta la estación ferroviaria de Lezo-Errenteria. En las proximidades se puede apreciar un monumento que recuerda un antiguo paso a nivel del ferrocarril. A continuación, la vía discurre por un puente que permite salvar el río Oiartzun y se junta con la variante que proviene de Pasai Antxo.

Km 2

En el casco urbano de Errenteria la antigua nacional es un continuo conformado por las calles de los Amasa (Amasatarren) y Navarra (Nafarroa). Este continuo da soporte al bidegorri hasta la misma orilla del encauzado Oiartzun (km 2), río que en adelante guiará durante muchos kilómetros esta ruta. El carril rojo acompaña la estela del río, corriente arriba, por el bullicioso paseo ribereño de Errenteria: primero flanqueado por las estrechas calles medievales de su casco histórico, declarado conjunto monumental; después, por entre jardines y arboledas que envuelven el sotobosque del río. El verde difumina el recuerdo de las numerosas fábricas que antaño coparan esta zona y dieran el apelativo a Errenteria de la “pequeña Manchester”.

En el Km. 3,7 el bidegorri dice adiós a Errenteria pasando sucesivamente bajo la avenida de Fandería, la vía del tren y la autovía A-8, para rematar la faena cruzando el río por una pasarela metálica. En la otra orilla, ya en el municipio de Oiartzun, la ruta bordea el polígono industrial de Talaia sin despegarse del río y salva dignamente las carreteras GI 2132 y GI 3631 por sendos pasos subterráneos.

Km 4,4

A la salida del último paso inferior, la ruta desemboca en un nuevo bidegorri transversal (Km. 4,4). En la zona de Larrea nos encontramos ante dos opciones: a la izquierda, un ramal de apenas un kilómetro se alarga sobre la plataforma del antiguo ferrocarril de Artikutza hasta el barrio y la estación de Arragua. A la derecha aparece expedito el trazado original del ferrocarril de Arditurri, del que se ha recuperado y acondicionado como vía verde la totalidad de su tramo campestre. En esta encrucijada un panel informativo sobre el bidegorri de Arditurri (Arditurriko Bidegorria) resuelve cualquier duda y satisface la curiosidad.

A la derecha, la Vía Verde de Arditurri sigue de cerca a nuestro compañero de viaje, el río Oiartzun, cristalina y cantarina corriente jalonada por una densa arboleda. Tanto frescor y verdor embriagan los sentidos al tiempo que cual cortina vegetal esconde la moderna urbanidad del barrio de Ugaldetxo. Por el contrario, a la izquierda se manifiesta un paisaje suavemente alomado cubierto de verdes prados y bosquetes con dispersos caseríos. Es la idílica imagen que uno espera encontrar del Euskadi más rural.

En torno al Km. 5,3, la Vía Verde de Arditurri cruza a nivel la carretera de acceso a Elizalde, deja a la izquierda un parque urbano sobre el que asoma el campanario de la iglesia de San Esteban de Lartaun y se divide en dos para introducirse por sendos túneles paralelos. He aquí la prueba fehaciente de que el ferrocarril minero de Arditurri, en este tramo, caminaba parejo al también desaparecido ferrocarril minero-maderero de Artikutza. Juntos pero no revueltos, por eso cada uno poseía su propio túnel. Este hecho ha resultado de lo más práctico para separar a peatones y ciclistas, evitando accidentes en tan angostas galerías.

El corto e iluminado paseo subterráneo da paso a la Txara de Mendibil, robledal y fresneda donde antaño se trabajaba la madera directamente. Seguidamente la vía surca una amplia y allanada vega, una alfombra de verdes pastos de siega donde el río y su bosque galería se alejan. En este abierto panorama lo más llamativo son las hileras de árboles que perfilan el carril asfaltado. Cada árbol aparece bien identificado con su correspondiente letrero, conformando una sombreada enciclopedia natural al aire libre. El arboreto posee más de una centena de especies: desde el árbol más primitivo, el tulipero de Virginia, pasando por magnolias, laureles y plátanos, hasta llegar al acebo azul, el vegetal más evolucionado.

No obstante, este tramo tiene mucho más que ofrecer. A la mitad del paseo arbóreo, la vía verde cruza a nivel la carretera que baja a Iturriotz (Km. 6,4), barrio en el que destacan las casas torre de Iturriotz y Makutso; y casi al final del paseo botánico (Km. 6,6) existe un área de descaso con aseos, fuente y bancos, de donde parte el acceso a Elizalde. La subida al principal núcleo urbano del municipio de Oiartzun implica un duro esfuerzo, pero un paseo por su casco antiguo añadirá mucho encanto a la agenda del viajero.





Km 7

El paseo arbóreo concluye en el cruce a nivel de la carretera a Altzibar (Km. 7). Surge la posibilidad de realizar un nuevo paréntesis y acercarnos a este recoleto barrio donde antaño el río Oiartzun daba vida al molino de Ugarte.

Tras la senda botánica, la vía avanza entre verdes prados hasta la confluencia de la pequeña carretera que lleva a Altzibar y la carretera GI 3420 (Km. 8). Aquí se levantan estratégicamente concurridos restaurantes, dignos embajadores de la gastronomía vasca donde reponer las energías consumidas. La ruta atraviesa a nivel ambas carreteras y prosigue emparejada a la carretera GI 3420. Envuelta por un panorama de pastos y dispersos caseríos llega hasta la barriada de Ergoien (Km. 9), donde podemos visitar los museos Soinuenea- Centro de la Música Popular-, y Luberri-Centro de Interpretación Geológica.

Km 9

Superado Ergoien el paisaje cambia de forma radical. A través de una angosta garganta, comprimida por empinadas laderas montañosas, nos sumergimos en la exuberante naturaleza del Parque Natural Aiako Harria (Peñas de Aia).

Aterrazada a cierta altura, cual balcón sobre el río, la Vía Verde de Arditurri vuelve a seguir de cerca el cauce del Oiartzun, oculto por una verde maraña vegetal. En tal empeño la plataforma ferroviaria aumenta bastante su pendiente y, aunque al principio avanza con relativa rectitud, acaba culebreando al son de unas laderas cubiertas copiosamente de vegetación.

En torno al Km 10,3 la vía se encuentra con un nuevo túnel, el primero de una larga serie. También abandona la compañía del río Oiartzun por la del Arditurri, corriente que discurre por una garganta incluso más angosta que la anterior. El entorno se vuelve tan hermoso y agreste, que la vía debe seguir serpenteando para ajustarse a la difícil orografía. Pero además, el ferrocarril se vio obligado a excavar una larga trinchera que el tiempo forró de musgo y hasta cuatro túneles más de diferentes longitudes para atravesar las aristas montañosas más escabrosas. Los túneles reportarán unas sensaciones frescas y cavernosas, especialmente el penúltimo de ellos, muy largo y curvo. Con unas magníficas vistas de las verticales paredes graníticas que, al frente, exhiben las de Aiako Harria (Peñas de Aia), la vía verde llega a su conclusión en el Coto Minero de Arditurri (12 km).

El antiguo edificio del laboratorio de las minas se ha rehabilitado como Centro de Interpretación del Parque Natural de Aiako Harria y de las Minas de Arditurri. En él se da a conocer la riqueza patrimonial, cultural y natural del Parque Natural en cuyas entrañas se encuentran las minas de Arditurri. La planta baja está dedicada al parque natural y la primera planta a la explotación minera.

La guinda de la excursión la pone la inmersión al corazón de las minas de Arditurri. La visita guiada comienza en la galería 20 o mina Grande, dónde nos tendremos que poner el casco minero. Las explicaciones del guía irán acompañados de sonido y de iluminación. Posteriormente se recorre la galería superior. El visitante descubrirá la morfología de la cueva y sus grandes dimensiones y, a cada paso, las luces le irán desvelando los secretos que guarda la oscuridad: antiguos cargaderos de material, pozos, vetas de minerales o un impresionante paisaje de lagos. Imprescindible visita. Existe otro tipo de visita llamada "la mina a fondo", en la que se puede visitar otra galería de nivel inferior.