VP12 Tábara -- Mombuey

Mal inicio, el mapa indica que saliendo del albergue, todo recto, evitando un desvío a la izquierda, cogemos la alternativa para ciclistas. Pues bien, no sé si las obras del Ave colaboraron con mi estulticia o no, el caso es que un apicultor que nos vio va nos dice: por ahí no vais a ningún sitio. Después de encaminarnos nos encontramos con una fuerte subida con piedras sueltas que nos ha castigado bien en apenas unos kilómetros. Después de Santa Croya de Tera el camino se ha suavizado hasta llegar al embalse de Nuestra Señora de Agavanzal donde nos tropezamos con una empinada subida hasta la parte alta del embalse que cruzamos para ir a la otra ribera del rio Tera. Nos paramos en medio de la presa, para recuperar fuerzas, hacer fotos y disfrutar de la panorámica, cuando llega Álvaro de Iberdrola y hablando, hablando nos dice que, el siguiente pueblo, Rionegro del Puente, su cuñado Teo regenta una sociedad gastronómica llamada “Me gusta comer”. Todo y que no teníamos pensado detenernos en ese pueblo, pues nuestro final de etapa estaba previsto unos pocos kilómetros más adelante, el nombre de la sociedad, los comentarios del cuñado y que se encontraba a pie de ruta, nos decidió a apearnos y probar su cocina. Pardiez que acertamos, por 10 € Teo nos demostró que además de gran cocinero es un ameno conversador que realiza su trabajo de cara al público. Esta parada inesperada nos trajo otra sorpresa, apenas degustado el primer plato entran tres antiguos compañeros de trabajo que no veía desde hace varios años, cosas veredes amigo Sancho.
Aunque teníamos los estómagos llenos los diversos orujos nos permitían continuar nuestro peregrinaje hasta Mombuey donde nos esperaba la última anécdota del día.
Los vascos son los vascos; al entrar al alberge de Mombuey le pregunto a un hombre, vestido de calle, botas de piel vuelta y una ligera pelliza, si se encargaba del albergue. Resultó ser un vasco que, junto a un amigo, estaba realizando el camino en bicicleta. Me extraño mucho su indumentaria nada deportiva, que después resultó ser la que llevaba cuando iba en bicicleta, ¡bicicleta eléctrica!