Vuelta a Iberia IX 2ªQuarteira-Vilareal do Santo Antonio

Salimos de Quarteira por el paseo marítimo, y al acabar este, tuvimos que sortear unos 200m de playa para pasar el arroyo de Carcavai, y así evitarnos un rodeo de varios kilómetros. Rodeamos un pinar vallado hasta encontrar paso, y tras sortear una valla, sin más dificultad, nos adentramos en una urbanización golfa, que recorreríamos hasta llegar al Parque Natural de la ría de Formosa.
El rodar era fácil, pues hasta ahora habíamos circulado por tramos asfaltados, e incluso en el interior de la ría las pistas estaban en perfecto estado. El paisaje se merecía rodar con calma para contemplar la belleza de la ría, y sorprendernos al ver, como mientras unos lanzaban las pelotitas, sin saber donde irían a parar, había quién se ganaba la vida recogiéndolas del fondo de las pantanosas aguas de la ría.
Poco a poco nos fuimos acercando hasta Faro, bordeando la ría, y después de darnos una vuelta para recorrer la ciudad, proseguimos nuestro camino, ahora por la carretera N-125, con mucho tráfico y poco arcén, hasta Olhao, donde entramos, y salimos, bordeando nuevamente la ría de Formosa.
De camino hacia Fuseta nos encontramos otro tramo complicado al tener que cruzar por un puente de la vía, sobre un brazo de la ría. Hasta Fuseta no tuvimos mayor dificultad, con un rodar rápido pensando que ya tocaba buscar donde comer.
Después de comer, el camino hasta Tavira fue rápido y sin complicaciones, por buenas pistas, que continuaban recorriendo el Parque Natural.
Y como Tavira se merecía una visita algo más reposada, decidimos pasar de largo de Palas de Rei, sin acercarnos a ver el tren “casi de juguete” que lleva a los turistas desde el municipio hasta la playa de Barril, por unas vías completamente tapadas por la arena.
Tavira no desmereció la prolongada parada que realizamos, subiendo hasta la parte alta del municipio para disfrutar de los rincones que la historia había dejado allí, para disfrute del viajero.
Salimos de Tavira con los pedales puestos en nuestro siguiente objetivo, el poblado de Cacela Velha, espectacular enclave, por sí mismo y por las vistas que nos ofrecía de la ría de Formosa. Otra extensa paradita, pues el lugar bien lo valía.
Con tanto entretenimiento, el atardecer empezaba a trocarse en oscuridad, y ahora tocaba apretar el culo contra el sillín, y acelerar el paso, para acercarnos a nuestro destino: Vilareal de Santo Antonio. Afortunadamente, rodábamos por asfalto, excepto el tramo de la pinada de Retur, y nuestro rodar era rápido, lo que no impidió que llegásemos con las luces encendidas.
Al final nos habíamos metido en las piernas 96km, eso sí, con apenas 525m de desnivel