Vuelta a Iberia IX 4ªPalos de la Frontera-Matalascañas
near Palos de la Frontera, Andalucía (España)
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Itinerary description
Todos tenemos un día tonto, y a nosotros nos tocó el cuarto. Y es que nuestra intención era acercarnos hasta Mazagón y de allí a Matalascañas siguiendo la carretera de la costa, con la única dificultad de acercarnos a los acantilados arenosos de Maneli, siendo, quizás la etapa más fácil de todas.
Pero no. Salimos de Palos por la dehesa del Estero, donde ya empezaríamos a encontrar algún tramo de arena pero sin grandes complicaciones, siguiendo las rodadas de los carruajes de los romer@s que desde Palos se dirigen a la aldea de El Rocío (bueno las rodadas y los restos de envoltorios, latas y botellas, que en toda aglomeración siempre hay algún burro).
Y llegamos a la pista de las Peñuelas, y nos picó el gusanillo del “ya que estamos aquí… por que no vamos a la aldea de El Rocío, que la tenemos ahí enfrente a tiro de piedra?”. Malditas palabras…
Y así lo hicimos, parte del grupo, ya que hubo un par de afortunadísimas deserciones, que no se fiaban ni un pelo.
Empezamos a rodar por una pista asfaltada en perfecto estado, y al llegar al cruce con la pista del Tresmal, seguimos por el camino de el Rocío (había carteles y en el GPS lo marcaba), donde fuimos alternando tramos en perfecto estado con otros en los que había que ir esquivando, cuando se podía, los bancos de arena. Y viendo lo que nos costó salvar este tramo, al llegar al cruce de la “carretera” Hf-6244, otra escisión: hubo quién iba tan lanzado que no paró para ver que el camino que seguíamos hacia El Rocío y esta carretera se juntaban poco más adelante. Así que los que optamos por la carretera (por que lo dice el mapa), que era una pista de tierra estuvimos esperando en la parada de los Bodegones (punto de parada de algunas cofradías camino de el Rocío) un buen rato, a pesar de haber ido chafando huevos y fotografiando a las cofradías que venían de vuelta, a los que siguieron por el camino, que vieron frustrado se pedaleo por la cantidad de arena que había en él.
Juntos de nuevo, rodábamos por una pista en perfecto estado, y con un nuevo problema: encontrar agua, pues al desviarnos de la ruta, no teníamos controlado donde abastecernos.
Y, al final uno acabará creyendo en los milagros, tras preguntar a todos los romer@s que nos encontramos por el camino, sin que ninguno nos supiese indicar si había o no agua por allí, pudiendo recoger únicamente tres o cuatro botellines de medio litro (éramos 5) que amablemente nos dieron algunos miembros de Protección civil que acompañaban a las cofradías, paramos en el cortijo de Vilarejo, donde preguntamos a Paco, que se había adelantado para esperar a los romer@s de Palos en su camino de vuelta y prepararles el avituallamiento, si había algún sitio próximo donde reponer agua, y “milagro”, nos dijo que sí y nos sacó del congelador una garrafa de 8 litros para que bebiésemos y recargáramos. Y cuando aún no habíamos terminado de darle las gracias se fue para dentro de su chamizo y apareció por la puerta con 5 pedazo de cervezas que de contemplarlas, casi se nos salen los ojos de las órbitas. Así como de bien nacidos es ser agradecidos, y a pesar del ateísmo de los miembros del grupo, no pudimos por menos que agradecer, en lo espiritual a la Blanca paloma, y en lo material a Paco, aquél encuentro.
Con los ánimos reforzados continuamos nuestra marcha, en sentido contrario a las carrozas y carromatos que venían de vuelta, sin pensar que aún nos esperaba otra grata sorpresa, y es que una de las carrozas paró y se interesó por nuestra aventura, invitándonos a refrescarnos con unos fresquísimos rebujitos, que ya acabaron de levantarnos el ánimo.
Continuamos la marcha y al llegar a Los Cabezudos, volvimos a la cruel realidad. Estábamos a escasos 15km en línea recta de la aldea y la mitad de ellos eran por “carretera” pero imaginábamos que el resto serían un infierno, lo que nos confirmó un paisano que estaba esperando a la grúa para llevarse su Lada Niva, que a duras penas habían podido remolcar unos tractores para sacarlo del arenal en que se había metido. Así que decidimos buscar otro paso, y tras adentrarnos un par de kilómetros por una pista que a tramos parecía una playa, nos echaron el alto dos agentes del SEPRONA que nos indicaron que muy incautos éramos si esperábamos llegar antes de oscurecer por allí a la aldea, recomendándonos volver a la carretera y seguir hasta Almonte y de allí a El Rocío.
Pedazo de vuelta, pero no había otra. Rodar por asfalto a las dos de la tarde, con el sol abrasándonos y bastante desanimados por los contratiempos. Afortunadamente, en la “Taberna de la Marismilla” unas cuantas cervezas y una buena comida nos hicieron olvidar las penurias pasadas.
Ahora ya era fácil, aunque tedioso y peligroso: seguir la carretera hasta El Rocío y de allí hasta Matalascañas, donde los desertores nos esperaban desde hacía ya unas cuantas horas.
Finalmente la broma nos salió un pelín cara y acabamos haciendo 85km (casi la mitad más de los que pensábamos) y 800m de desnivel
Pero no. Salimos de Palos por la dehesa del Estero, donde ya empezaríamos a encontrar algún tramo de arena pero sin grandes complicaciones, siguiendo las rodadas de los carruajes de los romer@s que desde Palos se dirigen a la aldea de El Rocío (bueno las rodadas y los restos de envoltorios, latas y botellas, que en toda aglomeración siempre hay algún burro).
Y llegamos a la pista de las Peñuelas, y nos picó el gusanillo del “ya que estamos aquí… por que no vamos a la aldea de El Rocío, que la tenemos ahí enfrente a tiro de piedra?”. Malditas palabras…
Y así lo hicimos, parte del grupo, ya que hubo un par de afortunadísimas deserciones, que no se fiaban ni un pelo.
Empezamos a rodar por una pista asfaltada en perfecto estado, y al llegar al cruce con la pista del Tresmal, seguimos por el camino de el Rocío (había carteles y en el GPS lo marcaba), donde fuimos alternando tramos en perfecto estado con otros en los que había que ir esquivando, cuando se podía, los bancos de arena. Y viendo lo que nos costó salvar este tramo, al llegar al cruce de la “carretera” Hf-6244, otra escisión: hubo quién iba tan lanzado que no paró para ver que el camino que seguíamos hacia El Rocío y esta carretera se juntaban poco más adelante. Así que los que optamos por la carretera (por que lo dice el mapa), que era una pista de tierra estuvimos esperando en la parada de los Bodegones (punto de parada de algunas cofradías camino de el Rocío) un buen rato, a pesar de haber ido chafando huevos y fotografiando a las cofradías que venían de vuelta, a los que siguieron por el camino, que vieron frustrado se pedaleo por la cantidad de arena que había en él.
Juntos de nuevo, rodábamos por una pista en perfecto estado, y con un nuevo problema: encontrar agua, pues al desviarnos de la ruta, no teníamos controlado donde abastecernos.
Y, al final uno acabará creyendo en los milagros, tras preguntar a todos los romer@s que nos encontramos por el camino, sin que ninguno nos supiese indicar si había o no agua por allí, pudiendo recoger únicamente tres o cuatro botellines de medio litro (éramos 5) que amablemente nos dieron algunos miembros de Protección civil que acompañaban a las cofradías, paramos en el cortijo de Vilarejo, donde preguntamos a Paco, que se había adelantado para esperar a los romer@s de Palos en su camino de vuelta y prepararles el avituallamiento, si había algún sitio próximo donde reponer agua, y “milagro”, nos dijo que sí y nos sacó del congelador una garrafa de 8 litros para que bebiésemos y recargáramos. Y cuando aún no habíamos terminado de darle las gracias se fue para dentro de su chamizo y apareció por la puerta con 5 pedazo de cervezas que de contemplarlas, casi se nos salen los ojos de las órbitas. Así como de bien nacidos es ser agradecidos, y a pesar del ateísmo de los miembros del grupo, no pudimos por menos que agradecer, en lo espiritual a la Blanca paloma, y en lo material a Paco, aquél encuentro.
Con los ánimos reforzados continuamos nuestra marcha, en sentido contrario a las carrozas y carromatos que venían de vuelta, sin pensar que aún nos esperaba otra grata sorpresa, y es que una de las carrozas paró y se interesó por nuestra aventura, invitándonos a refrescarnos con unos fresquísimos rebujitos, que ya acabaron de levantarnos el ánimo.
Continuamos la marcha y al llegar a Los Cabezudos, volvimos a la cruel realidad. Estábamos a escasos 15km en línea recta de la aldea y la mitad de ellos eran por “carretera” pero imaginábamos que el resto serían un infierno, lo que nos confirmó un paisano que estaba esperando a la grúa para llevarse su Lada Niva, que a duras penas habían podido remolcar unos tractores para sacarlo del arenal en que se había metido. Así que decidimos buscar otro paso, y tras adentrarnos un par de kilómetros por una pista que a tramos parecía una playa, nos echaron el alto dos agentes del SEPRONA que nos indicaron que muy incautos éramos si esperábamos llegar antes de oscurecer por allí a la aldea, recomendándonos volver a la carretera y seguir hasta Almonte y de allí a El Rocío.
Pedazo de vuelta, pero no había otra. Rodar por asfalto a las dos de la tarde, con el sol abrasándonos y bastante desanimados por los contratiempos. Afortunadamente, en la “Taberna de la Marismilla” unas cuantas cervezas y una buena comida nos hicieron olvidar las penurias pasadas.
Ahora ya era fácil, aunque tedioso y peligroso: seguir la carretera hasta El Rocío y de allí hasta Matalascañas, donde los desertores nos esperaban desde hacía ya unas cuantas horas.
Finalmente la broma nos salió un pelín cara y acabamos haciendo 85km (casi la mitad más de los que pensábamos) y 800m de desnivel
Waypoints
Wilderness hut
105 ft
Casa Miguel
30-MAY-12 8:58:40
Waypoint
0 ft
Cena 'Casa Miguel'
Fondo
Wilderness hut
0 ft
Hostal La Niña
Hostal La Niña
Panorama
0 ft
playa de la Cuesta de Maneli
Parque Natural Entorno De Doñana
Photo
0 ft
Poblado Forestal De Mazagón
Poblado Forestal De Mazagón
Waypoint
223 ft
Taberna Marismilla
29-MAY-12 17:26:41
Panorama
0 ft
Torre Del Oro
Torre Del Oro
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