Vuelta a Iberia IX 7ª San Fernando-Vejer de la Frontera

La salida de San Fernando fue un poco caótica, y es que nada más pasar el Puente de Zuazo nos encontramos con las obras del tranvía a Chiclana de la Frontera, y viendo las máquinas trabajar por allí y pensando que no se podría pasar, optamos por buscar una alternativa, acabando dando vueltas a un polígono y cortado el paso por uno de los muchos caños del PN de la Bahía de Cádiz. Así que vuelta atrás y enfilar por encima de las obras del tranvía, sin encontrar ningún tipo de problema.
Así que el camino hacia Chiclana se hizo rápido, muy rápido, rodando por la aplanada plataforma del tranvía. Vueltecita por Chiclana, y subida a la ermita de Santa Ana a echar una ojeada panorámica de lo que nos esperaba y lo que habíamos dejado atrás.
Rodar por el llano de las Maravillas era fácil y no encontramos ninguna dificultad, bueno sí un bar en medio de la nada donde servían unas cervezas fresquísimas. Poco a poco nos fuimos acercando a la aberración de Sancti Petri, un pedazo de urbanización, que solo se ha detenido ante la presencia del PN de la Bahía de Cádiz, a un lado, y los acantilados de Roche por el otro. Toda una salvajada.
Nosotros seguimos por las sendas que recorren el acantilado, todas ellas ciclables, siendo una gozada pedalear por ellas, por las impresionantes vistas que hay. Pasamos la Torre del Puerco y acabamos en el Faro de Roche, próximo al puerto de Conil, desde donde, en lugar se seguir por la carretea, continuamos por las pistas y senderos que recorren los acantilados de la Cala del Aceite, hasta llegar a la urbanización de la Fuente del Gallo.
La salida de la urbanización hacia Conil, fue un poco caótica por un pequeño fallo en el track que llevábamos, y cada uno escampó por donde pudo, habiendo quién desde la parte baja del pueblo subió un par de veces al Ayuntamiento, buscando al personal.
Tras comer, dimos una vuelta por el interesante centro de la villa (yo ya era la tercera vez) antes de continuar nuestro camino, que nos presentaba una pequeña dificultad para atravesar el río Salado, paso que hicimos por una estupenda pasarela.
Lo que venía a continuación era un paraje virgen, casi desértico, con algún pequeño tramo que dificultaba el pedaleo, pero que no costó mucho superar. Así llegamos a la Torre de Castilnovo y superamos sin problemas el arroyo del Conilete, que nos separaba de la playa de El Palmar, que resiste como reducto de lo que antaño serían otras zonas de playa. Nuestro pedaleo seguía siendo rápido, favorecido por el excelente estado de las pistas que encontramos hasta Zahora, deteniéndonos únicamente par echar alguna foto, o contemplar el paisaje y reagruparnos.
Atravesamos Zahora y ya veíamos el Cabo de Trafalgar, cuya visita no podíamos eludir, así que hasta allí nos fuimos par tomarnos un pequeño descanso antes de afrontar la parte más dura de la etapa.
Desandamos parte del corrido para buscar la pista, no sin antes coger la que llevábamos marcada y meternos en un arenal inacabable, que pasando por la ermita de San Ambrosio, nos subiría poco a poco hasta Véjer de la Frontera, acabando la jornada con 82km y 700m de desnivel, donde aún pudimos contemplar, en la parte alta, una exhibición de parapente.