Vuelta a Iberia XI (2014) 03 Juviles-Bayarcal

Con el buen sabor de boca que nos habían dejado las dos etapas anteriores, estábamos preparados para afrontar ésta, la más corta de todas, pero también la más complicada. Y es que el trazado implicaba el tener que hacer varios tramos de senda de dudosa ciclabilidad.
Como nada más empezar el día, ya debíamos afrontar el primer tramo complicado, para llegar a Timar, preguntando en la pensión donde dormimos, nos dijeron que era una locura y que teníamos una alternativa por Nieles, toda ella asfaltada, y que el único problema lo encontraríamos en la cuesta de acceso a Timar, donde nos iba a entrar la risa.
Iniciamos nuestro camino, y ciertamente acertamos, pues el recorrido espectacular. Una espeluznante bajada que obligaba a abusar de los frenos, y que nos dejaba vistas espectaculares. Llegamos a Nieles en un visto y no visto, y de allí a Timar, en menos que canta un gallo.
Bueno, a Timar no. A la rambla de Nieles. Y sí, nos dio la risa, pero un verdadero ataque conforme íbamos viendo lo que teníamos por delante: una rampa de cemento, que en 400m superaba casi 100m de desnivel, por lo que el 25% de pendiente que tenía nos hizo trazar tantas eses, que la distancia se duplicó
En Timar vimos por donde venía el trazado de la TAD, y francamente, creo que tomamos la decisión acertada, dado el sobrepeso que llevábamos en las bicis, pues aunque la llegada a Timar fue dolorosa, el trazado original hubiese sido una operación a corazón abierto.
La salida de Timar bonita, especialmente al paso por el barranco de Lobras, y la subida que seguía, bastante llevadera hasta llegar al collado, desde donde nos lanzamos a saco hasta alcanzar el municipio de Cadiar, donde debíamos parar en el “taller” de bicicletas que llevábamos marcado a pillar un cambio que llevaba dando la lata desde el primer kilómetro.
Y buscamos, y buscamos el taller de bicis y no encontramos nada, hasta que casualmente, echando unas fotos, a la iglesia, vimos un azulejo en la pared de una casa anunciando que “aquí vive un ciclista”, y preguntamos a la mujer, y nos explicó que sí, que tenían algo de material. Pero que era su marido el que llevaba el tema y que ella poco nos podía ayudar; así que el compañero tuvo que esperar a una mejor ocasión.
Por cierto, Cadiar tiene unas rampitas que se las traen, así que si se os olvidan las gafas en la parte baja del pueblo, donde la fuente, mejor darlas por perdidas.
Unos metros por la carretera y nos desviamos hacia el cementerio, siguiendo la vereda de la Cuesta de la Guitarra, y en cuanto la dejamos, volvimos a perder los acordes, pues lo que hasta ahora era una pista en perfectas condiciones, acabó convirtiéndose en una “W”, que tuvimos que sortear arrastrando nuevamente las bicis, unos 300m, pero bastante complicados, y bastante más peligrosos que el paso del barranco de la Bina, pues a la gravilla suelta, se añadía la estrechez del tramo peraltado hacía el lado que caía sobre una ladera que terminaba unos cuantos metros más abajo, en el fondo de un barranco.
A partir de aquí un descenso pronunciado y en algunos puntos bastante técnico, nos llevó hasta la rambla de Yátor, que no me la quiero imaginar en caso de un aluvión de agua. Poco antes de llegar tenía marcada una cadena, pero nada, la cadena está puesta, pero se bordea fácilmente.
Llegamos a Yátor haciendo un poco de trampa a la entrada, y tras repostar agua nos pusimos manos a la obra para remontar la pista hacia Montenegro. Era un pista en perfecto estado, pero en la que pegaba el sol de lo lindo, mostrando ya el paisaje empezaríamos a encontrarnos en los días siguientes, amén de tener que superar una pendiente media del 8% (200m en 2400m), con tramos que superaban el 15%.
Alcanzamos Montenegro, y era maravilloso encontrar aquél vergel en medio de tanta desolación, y más sorprendente aún poder recargar agua en la fuente de la ermita y comer algo mientras leíamos la turbia historia de aquellas tierras.
Aún continuamos subiendo un poco más hasta llegar a la rambla del Judío, otro rincón paradisíaco en medio de tanta “desolación”, y de aquí otro empellón cuesta arriba, de unos 2km al 7´5%, para llegar a Yegen. Parada obligatoria en la fuente a recargar y a “sombrearnos” un poquito después del rato que llevábamos pedaleando bajo el sol.
A la salida de Yegen, pensando ya en la comida, nos despistamos y nos pasamos el desvío en la carretera, por donde seguía la TAD, y continuamos bajando por la carretera hasta Válor, patria de Áben Humeya, tal y como nos recuerdan en el cartel anunciador a la entrada del pueblo, en el puente sobre el río Válor.
A partir de aquí, teníamos muy claro que nos saltaríamos el tramo de la TAD que sube por Nechite, y luego desciende hasta el río Nechite, por un tramo de sendero en el que nos iba a tocar arrastrar nuevamente las bicis, y alguna sorpresa más hasta Mairena.
Salimos de Válor por carretera hacia Mecina-Alfahar, en un rápido descenso, que nos llevó hasta el río Nechite, punto a partir del cuál nos esperaban casi 6km, con un desnivel medio del 5’5%, pero que, aparte del calor que ya iba haciendo, se subieron bastante bien, por una carretera bastante tranquila y con muy buenas vistas. Llegamos a Mairena, y subimos a Júbar, para dejarnos caer hasta Laroles, bueno hasta el río Laroles, pues a partir de aquí y hasta el pueblo, la carretera picaba hacia arriba, preludio de lo que nos esperaba hasta Bayarcal.
Comimos en el “Rte Montesinos”, muy bien, por 19€ por cabeza, debido al abuso de bebidas para reponer líquidos, y algún que otro espirituoso en la sobremesa. Tienen menú.
Ahora tocaba salir de allí, y lo que teníamos por delante, no nos motivaba mucho. Pero había que hacerlo.
Salimos por la carretera que sube hacia el puerto de la Ragua, por la que rodaríamos durante 2.3km con un desnivel medio del 7.4%, encontrando las rampas más duras a la salida de Laroles.
Abandonamos la carretera y nos metimos en una pista, asfaltada también, que nos llevaría hasta Bayarcal, que nos contemplaba desde el otro lado del arroyo del Palancón. En un principio, continuamos con una leve subida alternada con algún tramo de llaneo, hasta enfilar el descenso hacia el arroyo de Palancón. Y a partir de aquí otra traca: teníamos 500m con un desnivel del 15% hasta llegar a la carretera que nos llevaría hasta Bayarcal, que ya teníamos a tiro de piedra.
Habíamos alcanzado el pueblo más alto de la provincia de Almería, tras 45km y 1450m de desnivel.

Fuentes

Siguiendo la tónica habitual, escasean, encontrando agua solamente en los núcleos habitados, aunque fue una sorpresa poder recargar a mitad de la subida entre Játor y Yegen, en la ermita de Montenegro

Alojamiento

Pensión Sol y Nieve Teléfono 950.512.813 Cl Granada, 3 Bayarcal Hab doble 30€
Bien para pasar la noche, aunque los parroquianos del bar de abajo no tenían prisa por irse a dormir; y por la mañana vinieron a ayudarles a abrir…..
Posibilidad de lavar la ropa
Cenamos en el bar “Sol y Nieve”, debajo de la pensión; y muy bien por 12€ por cabeza, con los excesos habituales. Casi nos salió más caro desayunar (7€ por cabeza), aunque fue un “desayuno de los de por aquí”.

Fotos

https://www.dropbox.com/sh/sirc09nkwp36rs6/AABAag_xeRt6o-GHIPoGVP2Ta