Vuelta a la Península 2023 Etapa 16/27 Vilar de Barrio - Monasterio de Oseira

Etapa 16/27

Amanece el día nublado, sólo quedamos en el albergue dos bicigrinos, yo y un japonés de Tokio, se asoma a la ventana y me dice "rain, rain", pues toca ponerse todo el equipo para aguantar la lluvia. Es curioso pero cada parte la aprendí de una persona, en el casco llevo un gorro de ducha que me lo enseñó Eladio, el chubasquero me lo compré igual que el de Cristina y los pantalones me los regaló Eva, todo ello será imprescindible para los próximos días. En los zapatos llevo unas fundas de neopreno pero no son impermeables.

Pasados unos kms alcanzo a mis compañeros de cena de la noche anterior, la verdad no se por qué se levantan tan pronto y empiezan a caminar de noche en un día nublado y lluvioso. Primero a uno y al momento a José, no iban juntos. Me paro a saludar a uno y al otro. El rato que estuve con José creo que me libró de un accidente porque en la siguiente curva un coche se salió de su trazada e invadió el carril contrario, pienso que me podía haber pillado.

El trayecto discurre por preciosos caminos de exuberante naturaleza pero con las subidas y bajadas de las lomas. La lluvia es intermitente por lo que en los ascensos paso calor al ir todo enfundado. Hay un momento que para la lluvia y me quito los pantalones, los dejo den la cesta. Los pantalones son muy eficientes y lo mejor es que disponen de una cremallera que llega hasta la rodilla por lo que me los puedo poner y quitar con facilidad sin tener que quitarme los zapatos.



Me cruzo en el camino con una fuente, aprovecho para lavarme las manos, en ese momento no llovía, y almorzar de lo que llevaba. Cuando termino me lavo los dientes y lo recojo todo con tranquilidad y tengo la gran suerte de que cuando todo estaba guardado cae un buen chaparrón del que me libro.

Sigo rodando y siguiendo las flechas, las ruedas van por encima de la calzada romana, la zona es impresionante. Se hace la hora de comer y estoy en medio de la nada, algo me queda en las alforjas para subsistir y de repente aparece un cartel de comidas a 500 m, me salgo del camino y voy a parar a un impresionante restaurante donde como formidablemente, el destino me había preparado esta agradable sorpresa.

Me salgo del track previsto para buscar el Monasterio de Oseira y paso por la población de Cea donde hay una curiosa torre, allí conozco a Sandra una simpática alemana afincada en Mallorca que lleva varios meses caminando pues salió desde Cádiz.

Llego al albergue del Monasterio, ya es un poco tarde, no he llegado en horario de visita, una lástima, habrá que volver.

Sólo somos tres personas alojadas, una pareja de alemanes y yo. Nos comunicamos gracias al traductor del móvil, nos reímos bastante, el alemán era muy gracioso y me sacó de mi confusión pues pensaba que ambos eran pareja.

Ellos sí hicieron la visita del Monasterio y cargaron una botella de vino y una de licor de orujo. Como no querían llevar peso al día siguiente nos lo bebemos en la cena que improvisamos de lo que llevábamos pues en la pequeña población no hay ni restaurante ni tiendas ni nada de nada. En el albergue no había vasos, ellos pusieron la bebida y yo unos vasos de plástico que cogí por si se daba el caso.

La botella de licor, me hizo gracia y vacié en ella mi recipiente de aceite de oliva por lo que el resto del viaje el pan sabía a aceite de orujo y me parecía una buena combinación.

Por cierto, esa noche también dormí muy bien.





Detalles de la Ruta:

De Vería a Vilar de Barrio hasta el Monasterio por el camino


Comida: Restaurante Vilamarín, cerca de Tamallancos (muy buen menú)
Dormir: Albergue del Monasterio de Oseira

Etapa 16/27
km en bicicleta 72,61
km en tren 0
km totales etapa 72,61

km totales vuelta a la península 1794,76