Camino del Norte. Etapa 4. Santander-Unquera

Cuando viajo en bici, pierdo la noción del tiempo. A primera hora de la etapa de hoy recordaba una cosa que me pasó ayer de Castro, y me parecía que había sido hace un par de días.
Pero eso luego lo ha superado una cosa que me parecía de hace un día o dos, y me había pasado esta mañana.
Es eso de perder la noción del tiempo. En eso, creo, consisten las vacaciones.
La etapa de hoy me la he tomado con tranquilidad. Eran menos kilómetros y la idea era seguir el camino original lo máximo posible.
Y lo he disfrutado. Hoy sol, pero temperatura agradable.
Primera parada de la etapa, Monte Corbán. Allí empecé hace once años a trabajar en la UCV en sus cursos de verano. Buenos recuerdos.
A partir de ahí, jornada muy tranquila por paisajes típicos cántabros. Siguiendo lo más posible el trazado original y disfrutando de la tranquilidad.
Una tranquilidad que desaparece al acercarnos a Torrelavega.
Aún así, en el punto más industrial (Solvay) aparece el campo del Barreda que es uno de los más bonitos que he visto en mis tres caminos.
A partir de Viveda vuelve la tranquilidad. Llego a Santillana, a pesar de que aún es pronto ya está llena de turistas. Después, tras pasar zonas tranquilas, llego a Comillas que vuelve a estar llena de gente. Subo a la universidad y saco buenas fotos.
Aunque lo mejor está por venir. Optó por el margen derecho que, a pesar de la masificación, me regala unas vistas fantásticas.
Aunque me cruzo con algún gañán que me pasa a menos de medio metro. Lo mejor es ir con cuidado por el carril de los viandantes.
En la playa de Gerra hay muy buenas olas y mucho surfista. Me gustaría meterme y recordar buenos tiempos. Pero es complicado por muchos motivos.
Llego a San Vicente de la Barquera a hora punta y salgo de allí por piernas. Me quedan 6 para el hotel. Pero de exigente subida. Llego a las 14:30, record este año.
El hotel está lleno de gente, pero las habitaciones son grandes, frescas y baratas. Me gusta.
Es el típico hotel de carretera, paraíso de las corbatas y las palmeras gigantes, pero no me desagrada.
Mañana llego a Asturias, he pasado el ecuador del camino.