Camino del Norte. Etapa 6. Villaviciosa - Soto de Luiña

Hoy, etapa pasada por agua.
Salida a las 7:30 desde la playa de Tazones después de desayunar uno de los tres trozos de pizza que me sobraron de la pizza de ayer en el bar de enfrente. Buenísima. De jamón y Cabrales. Con todo el dolor de mi corazón he tenido que dejar atrás esos dos trozos, pero no había forma de llevarlos. Quién los pillara ahora.
La idea era seguir hasta Gijón y, ya en la ciudad, volver al camino original.
Primera parte muy tranquila, con muy pocos coches y con un paisaje muy asturiano. Con mil horreos preciosos rehabilitados de formas muy diversas.
Es en esa primera parte cuando empiezo a ver relámpagos y oír truenos. Pero si hoy no llovía. Pues sí, si que llovía. Una buena tromba a siete de Gijón. No me he mojado demasiado porque me ha pillado en un tramo superfrondoso que me ha servido de paraguas. En Gijón vuelvo a ver peregrinos y me tomo un café en el Molinón. Luego, paseo por la playa de San Lorenzo que ya conocía de mis tiempos surferos, fotos de turista, y para Avilés.
De este tramo, los comentarios que había leído -incluidos los de mi guía- eran negativos. En cambio a mí, por esperarme lo peor, me ha gustado bastante el trayecto.
Sobre todo la entrada a Avilés por el carril bici junto al río. A ver, bonito no puede ser, pero tiene ese punto de historia que lo hacen muy interesante, además de fácil.
En Avilés pierdo un montón de tiempo. Videollamada con mis hijos, vuelta por el casco antiguo (me ha gustado mucho) y sello en el ayuntamiento. Al final, lo de siempre, prisas.
Decido volver a coger general y tras bastantes kilómetros y varias subidas importantes (sobre todo la última ya en el pueblo), me planto en Muros donde como súper tarde en el albergue de la plaza del pueblo. Nada barato, por cierto. Aunque el guiso de ternera está buenísimo.
Comer bien me repone. Conozco a tres chicas de Ponferrada y paso una sobremesa muy entretenida.
La idea ahora es volver al camino. Bajo a la playa y luego me toca una buena subida por el otro lado.
Después, Cudillero. Un pueblo muy bonito que vale la pena desviarse para conocer. La subida de vuelta la hago arrastrando la bici.
Y ya para el final de la jornada vuelve la épica. Ya desde Cudillero se empiezan a oír buenos truenos.
Truenos brutales y muy cercanos ¿Me mojaré? ¿me caerá alguno? Caen las primeras gotas. Veo un cobertizo genial y decido meterme dentro. Parece que está parando. Los truenos están cada vez más espaciados. Así que decido seguir. Craso error!! Nada más salir me cae la de pulpo. Vuelvo a parar en otro sitio pero no está protegido. Allí conozco a tres chicos que han empezado el camino hace cinco minutos, literal, y decidimos seguir hasta que encontremos algún lugar donde protegernos. No lo encontramos. Bueno, yo sí. Que llegó a mi hotel. Entro completamente empapado. Ya veremos si mañana están secas las zapatillas.
A lo tonto, me quedan ya solo tres etapas. Dos larguísimas y la última, rollo Campos Elíseos del tour. Ya veremos cómo se dan.