Herguijuela - Peña de Francia y La Alberca

La idea era hacer una ruta de dos días conectando la sierra de Francia, Batuecas y Hurdes, pero la méteo quiso que atravesara solo la Sierra de Francia, y gracias! porque en el fondo tuve suerte de haber podido subir a 1.720 metros con el tiempo de perros que había. Predominantemente asfalto dadas las condiciones.

Así pues la ruta que salió fue improvisada y absolutamente marcada por La Nube. Es decir, olfateando el cielo en cada momento y mirando el mapa de lluvias de Meteoblue, me tuve que ceñir a las zonas de menor probabilidad de lluvia que era justamente el este del sistema montañoso.

Pero me decido a colgar la ruta pues salen interesantes opciones para culminar la Peña de Francia incluso en el día, creo que voy a convertir la peregrinación a La Peña en un clásico a repetir con frecuencia!

Salgo de la Hergui en dirección Vegas de Domingo Rey; allí cojo la pista de Porteros que se encuentra igual de salvaje y solitaria que siempre, y me lleva por los deliciosos parajes del pie de la sierra. Paso la finca de Porteros y llego al cruce con la carretera de Serradilla. Aquí se coge también el río Agadón, y tomo el camino que avanza su derecha (según subo) de nuevo absolutamente solitario pero bellísimo en esta época del año; verde, húmedo y comenzando a alfombrarse de las hojas que el otoño desprende de los árboles.

Enseguida llego a la zona de picnic que llaman El Vao, y aquí el camino peatonal GR10 sigue por el mismo margen derecho (según subo), pero yo prefiero cruzar el río a coger la pista que va por la izquierda, ya que presiento que el camino peatonal puede darme guerra.
Y por la pista llego en otro rato a Monsagro.

Aquí enfilo la larga subida a la Peña bajo una amenazante nube negra que no deja ver las cumbres. Me coloco en mi velocidad crucero y voy subiendo, notando cómo el viento va arreciando y la fina lluvia también. Así llego al mítico Paso de los Lobos donde pega un vendaval que me obliga a ponerme toda la ropa que llevo. Miro arriba a la cumbre y aquéllo es Mordor, con todo envuelto en una nubre negra y vientos huracanados. Así que sin pensarlo mucho claudico y me tiro para abajo hacia la Alberca.

En La Alberca empieza a llover, confirmándose la cancelación de mi plan de bajar a las Batuecas. Así que me pego un homenaje para comer, y el resto de la tarde lo improviso por los pueblitos de la zona, alojándome en El Cabaco.

Al día siguiente miro al cielo y la tónica es la misma; nubarronas densas al Suroeste que es de donde sopla el viento, más fuerte hoy si cabe, y que hoy llevaré en contra; bieeeen!!!
Valoro la situación; Batuecas descartadas. Volveré por Ciudad Rodrigo esta vez, la opción fácil es bordear la montaña por el Maíllo. Pero como lo fácil me aburre, miro arriba y me parece que el manto de nubes de la Peña levantará en algún momento. Así que tiro otra vez arriba hacia la Peña!

La subida por este lado es más corta y por tanto más pina. Igual que el día anterior, según gano altura el viento se va enfureciendo y lo mejor de todo es que lo llevo en contra o bien lateral. Llegando al paso de los Lobos sufro para dar pedales y lógicamente dudo de si seguiré a la cima, o me rendiré como ayer. Como digo el viento es peor que ayer, pero al menos hoy la nube se retira de vez en cuando dejando ver las antenas de la cima, así que venga quién dijo miedo!

Las curvas cimeras de la Peña son simplemente interminables; parece que hay un par y ya estás; pero no, hay como 6 o 7 revueltas y 4km en total. En los tramos con viento a favor el viento me aúpa, en los tramos con viento en contra... uff no puedo, y los dedos se me agarrotan pues llevo guantes cortos.
Penando penando sigo avanzando, y ya en la última revuelta hay unas rachas tan brutales que me obligan a bajar de la bici porque literalmente me tiran. Incluso andando empujando la bici, me siguen zarandeando y avanzo agachada a duras pensas con la vista fija en la Hospedería y el cobijo que brinda, mientras los poquitos coches que suben deben flipar de verme ahí en medio del infierno.

Me refugio en la cafetería con un café caliente, y efectivamente un grupillo que me ha adelantado en coche me da la enhorabuena jaja.

Entro en calor en la cafetería y me abrigo para salir fuera a hacer un poco de turismo en medio del vendaval, y pronto forrada hasta la cabeza emprendo la bajada. Las primeras curvas las tengo que hacer de nuevo andando arrastrando la bici porque el viento huracanado me tira. Después ya monto y con cuidado de las rachas llego al Paso de los Lobos, y por fin me lanzo al norte y la protección del muro de la Hastiala, que me permite llegar Monsagro con seguridad aunque con fina lluvia.

Desde aquí decido bajar a Serradilla del Llano a visitar la panadería de Jaime que me encanta (dios los buñuelos), y aprovecho para pasar a Sanjuanejo a recoger un encargo para luego volver por el camino de Agueda del Caudillo a Pastores, pensando que las dehesas que lo flanquean me protegerían del salvaje viento en contra... pero estaba equivocada. El viento es bestial y completamente de cara, peno lo indecible en cada pedalada, parece que no avanzo, ya casi no me quedan fuerzas y el cielo está cada vez más negro.

Pero todo se acaba y al final llego a casa, exhausta y mojada porque me pilla la lluvia en el último kilómetro, pero con espíritu colmado como siempre al completar estas aventurillas improvisadas.