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Valle de los Pedroches: Villanueva-Hinojosa por Pedroche y Belalcázar

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Trail stats

Distance
54.36 mi
Elevation gain
2,139 ft
Technical difficulty
Moderate
Elevation loss
2,805 ft
Max elevation
2,294 ft
TrailRank 
57
Min elevation
1,156 ft
Trail type
One Way
Time
8 hours 26 minutes
Coordinates
3865
Uploaded
December 2, 2022
Recorded
November 2022
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near Villanueva de Córdoba, Andalucía (España)

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Itinerary description

Dehesa infinita. Suelos de granito que apenas cubre la hierba, encinas milenarias y pastoreo, características que marcan la personalidad de la zona e influyen en su devenir histórico y económico.

La verde y ocre penillanura de Los Pedroches se extiende hacia el oeste flanqueada al norte y al este por la sierra de Madrona y Andújar. Estamos al sur de Sierra Morena, escalón que separa la altiplanicie de la Meseta por un lado y el valle del Guadalquivir por el otro. Frontera que separa un territorio poco poblado, agreste y en cierto modo olvidado.

Se dan en la zona anacronismos como la finca La Garganta con quince mil hectáreas, el mayor latifundio de España. Propiedad de la compañía minera Río Tinto, pasó a manos del duque Francisco de Baviera y en 2001 la adquirió el duque de Westminster, lord Gerald Cavendish Grosvenor, uno de los hombres más ricos del mundo. La Garganta era -y probablemente sea-, uno de los mayores santuarios de caza de Europa, solaz de personajes de las altas finanzas, políticos y miembros de la aristocracia como Guillermo y Enrique de Inglaterra, Juan Carlos I o Carolina de Mónaco. En época de caza, las piezas eran empujadas con perros hacia el embudo natural que formaba la garganta y allí eran acechados por los cazadores. La finca da trabajo a un número indeterminado -mayor en la época de caza- de personas, en especial vecinos de Villanueva y Conquista.

Diecisiete pueblos nos esperan, interconectados por una red de carreteras, caminos y cañadas que serán nuestro hilo de Ariana en estos dos días de pedaleo entre imponentes castillos y laberínticos muros que defienden los árboles de los ganados trashumantes. Es la mayor dehesa de Europa y donde pasta uno de mis bichos más admirados; el cerdo ibérico.

La palabra Al-Ballut hace referencia en árabe a «llano de las bellotas», campos que llegan hasta donde alcanza la vista. La comarca por la que pedaleamos, Los Pedroches, coincide casi con exactitud con la antigua kura de Fahs al-Ballut del territorio musulmán de Beturia. Y ya que estamos hablando de palabras hay otra que es una constante aquí; dehesa. Vocablo que proviene del latín “defensa” y hace referencia a las interminables paredes de piedra que sirvieron y sirven, por un lado, para defender los cultivos del ganado trashumante y por otro, para retener dentro de la finca al ganado propio.

La carretera coincide con exactitud con las coladas de Los Pedroches y la del Guijo a Villanueva de Córdoba. El asfalto es bueno, sin arcén, y lo más importante, sin tráfico. Pedaleo ensimismado en la “casi” contemplación de la dehesa, y digo casi, porque el paisaje esta suavizado, casi difuminado por la niebla, pero se intuye poderoso y vivo. Veo más ganado lanar que otra cosa, aunque también se deja ver el vacuno y más escasamente el cerdo. Solo un par de piaras y algunos ejemplares sueltos, que huyen en cuanto oyen el rodar de la bicicleta.

Pedroche aparece al otro lado de un altozano. Una pareja de ciclistas se distingue a medio camino entre mi posición y el pueblo. Los espero. Los grabo y saludo, pero no parecen tener ganas de conversación, probablemente sean extranjeros. Continuo y entro en el pueblo, visito el exterior de la iglesia del Salvador y una señora me dice que en un rato habrá misa, pero quiero seguir avanzando y me dirijo hacia El Guijo.

La carretera sigue la misma tónica, un asfalto correcto y nulo tráfico. Me desvío durante unos minutos hasta la ermita de Piedras Santas, agradable lugar junto a un riachuelo. Siete bancos en su interior para acoger a los representantes de las Siete Villas de los Pedroches que se reunían aquí para tratar los asuntos comunes.
El terreno ondulado, el silencio absoluto. La dehesa se extiende hasta donde alcanza la vista, que por el norte cierra una sierra apenas intuida. En el Guijo están de obras y una valla corta la carretera. Me arriesgo y la supero por un lateral. Llego a una plaza donde se encuentra la vieja iglesia y dos modernas plazas de aparcamiento para vehículos eléctricos, un contraste muy de nuestros tiempos.

Seguimos con las palabras y los significados, por algún lado he leído que El Guijo equivale a “Piedra Grande” erosionada por el tiempo. El pueblo no es demasiado grande y tampoco parece de los más importantes de la zona, pero estuvo habitado desde antiguo, así lo atestiguan los restos arqueológicos, íberos y romanos, hallados en Majadaiglesia. En tiempos de la conquista castellana, la villa de Santa María como al parecer se llamaba, paso a depender del señorío de Santa Eufemia, convirtiéndose en la puerta de entrada a Córdoba de los ganados trashumantes que procedían de la meseta a través de la Cañada Real Soriana y de La Mesta, que se bifurcan en el pueblo, una hacia Extremadura y otra hacia el interior de Andalucía.

Reanudo la marcha en dirección a Santa Eufemia y por una cuestión de tiempo desisto de visitar la ermita de la Virgen de las Cruces, patrona de la localidad, que se encuentra a unos seis kilómetros, doce con la vuelta, del pueblo. Me hubiera gusta ver el baptisterio paleocristiano, en el que se bautizaba a los primeros cristianos por inmersión.

En poco más de un kilómetro nos deja por nuestra izquierda la cañada de la Mesta o Merinos, que de las dos formas se llama. Ella sigue hacia el oeste y nosotros nos dirigimos un poco más al norte, hacia la sierra que separan los valles de Alcudia y Los Pedroches. La dehesa se vuelve más agreste y a los pies de la sierra de la Barca se descubre Santa Eufemia. El Camino Real de Córdoba a Toledo pasaba por el valle de Alcudia. Antiguo camino, nexo de comunicación entre el centro de la Península y el sur andaluz durante siglos.
En el bar El Parque, mientras me tomo una ración de lechón frito, los lugareños me hablan del castillo, de carreras de bicicleta de montaña con asistencia mundial, de rampas y porcentajes inhumanos, que me “acogotan” de tal manera que desisto de subir al castillo, aunque me pierda las extraordinarias vistas que se dan allí. Según los parroquianos se ve tanto la Meseta como el valle del Guadalquivir. Yo no lo creo, pero el día tampoco acompaña para comprobarlo. Venidos arriba como estaban, no quise tocar el mito de los caballeros italianos, no fuera ser que aquello se alargara demasiado. Cuenta la tradición que el nombre de Santa Eufemia se atribuye a la veneración que por esta virgen tenían los treinta y tres caballeros calabreses que acompañaban al monarca castellano en el momento de la toma del castillo, de hecho, a los naturales de Santa Eufemia se les denomina con el gentilicio de "calabreses". Hay también una “Hermandad de la Santa”, cofradía de tipo militar y treinta y tres “hermanos”, así llamados los cofrades, con bandera, estandarte, alabardas y tambor.

Vuelve la dehesa en todo su esplendor. La carretera, solitaria y tranquila, serpentea entre encinares que poco a poco, se van abriendo, dando lugar a extensos cultivos salpicados aquí y allá de solitarios y hermosos cortijos. Entre unas cosas y otras cruzamos el río Guadamatilla y enlazamos con la vereda de Sevilla y de la Plata que nos acompañará hasta Belalcázar.
El pueblo aparece medio oculto tras el altozano, solo su castillo se mantiene magnánimo sobre el horizonte. National Geographic lo incluye entre los diez castillos españoles de leyenda, el único andaluz junto al granadino de la Calahorra. Situado estratégicamente entre Toledo, Sevilla y Córdoba es el más alto de España, su torre del homenaje alcanza los 47 metros de altura.

Belalcázar, es un pueblo grande, algo “desparramado” como la mayoría de los pueblos manchegos y andaluces situados en la llanura, de grandes casones de una o dos plantas de fachadas blancas e inacabables calles. Pero lo que más me impresionó, no fue su castillo a pesar de su grandeza, ni la enorme iglesia parroquial de Santiago el Mayor, de mediados del siglo XV; fueron las ruinas del convento gótico de San Francisco, construido hacia finales del siglo XV con Bula Papal de Inocencio VIII. Sobrecogen sus arcos de ladrillo volando sobre columnas de piedra, o la propia ruina de un edificio tan magnifico. Debo estar algo nostálgico porque otra cosa que me impresionó fue un viejo caserón de fina forja en ventanas y balcones, del que solo quedaba la fachada y algunos arcos de ladrillo de lo que debió ser la galería del patio. Las higueras, pugnaban con las rejas por salir a la calle y hacerse con este tímido sol de otoño.

Me voy del pueblo con un mal sabor de boca; no he podido comer, mejor dicho, el lechón de Santa Eufemia no me lo ha permitido, he tenido que conformarme con un café y tres gotitas de anís seco. Continuo hacia Hinojosa por una carretera con las mismas características que las anteriores, pero con un cambio sustancial, hay muchísimo tráfico. La vereda de Hinojosa del Duque la llevamos unas veces a nuestra derecha y otras cruza a nuestra izquierda o coincide con la propia carretera.

Entro en Hinojosa bien de tiempo, aún faltan un par de horas para el anochecer, y decido dar un paseo por el pueblo. Me detengo en la plaza del convento de las Madres Concepcionistas, un hermoso edificio construido ya en el siglo XVII. Continuo hacia la iglesia de San juan Bautista, su torre me sirve de referencia sobre los tejados. Es un edificio majestuoso, gótico, de mediados del siglo XV y dicen las habladurías que en su torre se inspiró Hernán Ruiz III para construir su homónima de la mezquita-catedral de Córdoba. Está en una amplia plaza, enfrentada al ayuntamiento y en un portal cercano una señora en bata y zapatillas.

El alojamiento está a unos tres kilómetros del pueblo por una pista de tierra, es una especie de centro hípico con caballos, corrales, pistas de entrenamiento y un par de casar rurales unidas por un restaurante, una de ellas solo para mí, es domingo y soy el único huésped. Mi bicicleta duerme en un amplio salón y yo en una cama enorme, pero antes he pasado por el restaurante y tomado una buena sopa de cocido y un tremendo solomillo ibérico.

P.D.: He realizado unos 150 km. por las carreteras del valle de Los Pedroches en dos jornadas. La primera entre Villanueva de Córdoba e Hinojosa del Duque, pasando por El Guijo, Pedroche, Santa Eufemia y Belalcázar.

La segunda entre Hinojosa y Villanueva por El Viso, Dos Torres y Pozoblanco.

He pernoctado en el hostal Los Encinares (Villanueva, 35€ h. individual) y Casa Rural La Jara (a 3 km de Hinojosa por pista forestal en perfecto estado. 30€ h. individual, desayuno incluido).

Para comer hay suficientes pueblos con todo lo necesario y las distancias entre ellos no son excesivas. La zona tampoco es demasiado cara para lo que se estila actualmente (2022).

Aunque hace años que tenia ganas de visitar la zona, quizá no lo hubiera hecho de no encontrarme casi de casualidad con la página de AL-BALLUT (https://alballut.com/) a los que les deseo todo el éxito que se merecen.

Waypoints

PictographWaypoint Altitude 1,802 ft
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Ayuntamiento Hinojosa del Duque

Hinojosa del Duque

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Casa Rural de la Jara

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Photo ofConvento de las Madres Concepcionistas

Convento de las Madres Concepcionistas

Convento de las Madres Concepcionistas, un hermoso edificio construido ya en el siglo XVII.

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El Guijo

Pueblo del Córdoba en el Valle de los Pedroches

PictographWaypoint Altitude 2,030 ft
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Ermitas de Piedras Santas

Ermita de Piedras Santas, agradable lugar junto a un riachuelo. Siete bancos en su interior para acoger a los representantes de las Siete Villas de los Pedroches que se reunían aquí para tratar los asuntos comunes.

PictographWaypoint Altitude 1,619 ft
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Iglesia de San Francisco (Ruinas)

Convento gótico de San Francisco, construido hacia finales del siglo XV con Bula Papal de Inocencio VIII. Sobrecogen sus arcos de ladrillo volando sobre columnas de piedra, o la propia ruina de un edificio tan magnifico.

PictographWaypoint Altitude 1,799 ft
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Iglesia de San juan Bautista

Es un edificio majestuoso, gótico, de mediados del siglo XV y dicen las habladurías que en su torre se inspiró Hernán Ruiz III para construir su homónima de la mezquita-catedral de Córdoba. Está en una amplia plaza, enfrentada al ayuntamiento.

PictographWaypoint Altitude 1,596 ft
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Iglesia parroquial de Santiago el Mayor

PictographWaypoint Altitude 2,064 ft
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Pedroche

Pueblo de la provincia de Córdoba en el Valle de los Pedroches

PictographWaypoint Altitude 1,692 ft
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Santa Eufemia

Pueblo de la provincia de Córdoba en el Valle de los Pedroches

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