Arzúa - O Pedrouzo (Arca)- Camino De Santiago con perro
near Arzúa, Galicia (España)
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Trail photos
Itinerary description
Etapa deliciosa, con más eucaliptos que carballos, fácil de andar y con la compañía de la N-547 (ya estamos acostumbrados).
Mulán disfruta suelta casi todo el camino, salvando las zonas urbanas o próximas a la N-547 de Arzúa, A Calle, Salceda, Santa Irene y O Pedrouzo, así como los cruces con la N-547.
El primer descanso lo hacemos a casi 8 km, en unos bancos de piedra de A Calle y tomamos un café en Casa do Horreo (excelente café y trato).
El segundo descanso lo hacemos en un techado con bancos y abundante sombra en Santa Irene. Coincidimos con Walter, que vino de Argentina a nuestra tierra y lleva más de una década. Me regaló parte de su experiencia de escritor (vende “La soledad compartida” en un puesto que monta allí mismo).
De aquí a O Pedrouzo es un paseo, cuesta abajo (excepto al llegar, ojo). Mulán se da un buen remojón en un pilón de A Rua, donde conocemos a un australiano que peregrinaba solo pero también tenía un Border Collie (¡de 14 años!). Ojo al comenzar la zona urbana, sobre el kilómetro 20: nosotros hemos cruzado la N-547 y hemos seguido el Camino, en lugar de “atajar” por la carretera, para evitar más de un kilómetro de aceras. Hay que tener cuidado en dejar a tiempo el Camino y bajar al pueblo (lo mejor es poner en el teléfono que te lleve al hospedaje). Llegamos muy fácil a la pensión O Muiño, dónde repetimos porque nos trataron muy bien la vez anterior.
En fin, Mulán ha disfrutado un montón y ha llegado muy bien. Ahora toca descansar.
¡Buen Camino! ¡Ultreia!
Mulán disfruta suelta casi todo el camino, salvando las zonas urbanas o próximas a la N-547 de Arzúa, A Calle, Salceda, Santa Irene y O Pedrouzo, así como los cruces con la N-547.
El primer descanso lo hacemos a casi 8 km, en unos bancos de piedra de A Calle y tomamos un café en Casa do Horreo (excelente café y trato).
El segundo descanso lo hacemos en un techado con bancos y abundante sombra en Santa Irene. Coincidimos con Walter, que vino de Argentina a nuestra tierra y lleva más de una década. Me regaló parte de su experiencia de escritor (vende “La soledad compartida” en un puesto que monta allí mismo).
De aquí a O Pedrouzo es un paseo, cuesta abajo (excepto al llegar, ojo). Mulán se da un buen remojón en un pilón de A Rua, donde conocemos a un australiano que peregrinaba solo pero también tenía un Border Collie (¡de 14 años!). Ojo al comenzar la zona urbana, sobre el kilómetro 20: nosotros hemos cruzado la N-547 y hemos seguido el Camino, en lugar de “atajar” por la carretera, para evitar más de un kilómetro de aceras. Hay que tener cuidado en dejar a tiempo el Camino y bajar al pueblo (lo mejor es poner en el teléfono que te lleve al hospedaje). Llegamos muy fácil a la pensión O Muiño, dónde repetimos porque nos trataron muy bien la vez anterior.
En fin, Mulán ha disfrutado un montón y ha llegado muy bien. Ahora toca descansar.
¡Buen Camino! ¡Ultreia!
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