179. SIERRA FILABRES. DE LAS MINAS AL OBSERVATORIO.

Atravesamos la Sierra de los Filabres. Y lo hacemos desde el pasado al futuro, desde el suelo al cielo. Apenas son 66 Kms. los que separan la cuenca del Almanzora de las estribaciones de Sierra Nevada y el Marquesado. Una distancia con pasado y futuro. Recorremos desde la historia del suelo a las nubes, desde un pasado minero ya extinguido a un observatorio astronómico que mira muy arriba. Y todo ello con el marco de una Sierra que, en la línea de contrastes de esta ruta va desde los pinares a la va desde los pinares a la vegetación desértica.
Iniciamos la ruta en las cercanías de Serón, en la carretera de Baza a Huercal, en plena cuenca del Rio Almanzora. Allí en las cercanías de este blanco pueblo encaramado en un risco, descubrimos la Via Verde del Hierro, un trayecto acondicionado para uso recreativo. Y empezamos a ascender en dirección a LAS MENAS. Este antiguo poblado minero nos permite pasar de la imaginación al desconcierto. Imaginar lo que fue la vida minera durante los siglos XIX y XX, hasta 1968, cuando se produjo su cierre definitivo. Con escuelas, pabellones para solteros, un teatro, etc. Todo ello hoy en ruinas. Todo salvo una faraónica obra acometida en los tiempos en que estas cuestiones eran posibles. Edificios recién construidos sin utilidad ninguna. Incluso uno de ellos con un magnífico ascensor exterior, completamente vacio. El único personal que atiende todas instalaciones es un desmotivado contratado para realizar una actividad de la que desconoce todo, y que ni siquiera cuenta con folletos informativos que ofrecer.
De allí nos dirigimos al Observatorio de Calar Alto, explotado por un conglomerado Hispano Alemán, con la Universidad de Granada entre ellos. Varios radiotelescopios, y una vista de todas las serranías.
El último tramo de carretera, es la más agreste. Grandes barranqueras, con vegetación rastrera. Y ningún coche que atraviese las mil curvas de la ruta. Pequeñas cortijadas aisladas, y al final Aulago, perteneciente a Gergal, blanca y embutida en un barranco, nos indica que estamos saliendo a la otra ladera, y al fin de nuestra ruta.
Apenas han sido unas horas que nos habrán hecho avanzar y retroceder en el tiempo, en un paisaje que invita a perdernos física y mentalmente.