389. LA PALMA EN TIEMPOS DE VOLCAN.

En septiembre de 2021, comenzó la erupción del volcán Cumbre Vieja en la isla de La Palma. Durante muchas semanas arrasó viviendas, plantaciones y todo tipo de propiedades. La población fue evacuada y no se produjeron victimas personales. Para comprobar lo que cada día contaban los informativos, fuimos a la isla. Vimos el volcán, en la lejanía, y hablamos con unas personas cansadas y deprimidas. También comprobamos como la mayoría de la isla seguía su vida normal, y el turismo llegaba por los cortes alternos del aeropuerto debido a la ceniza.
Hicimos dos excursiones en coche. Esta refleja la parte norte de la isla, donde podía apreciarse más los efectos del volcán. Vamos a ella.
Iniciamos la ruta en la rotonda de acceso a Santa Cruz de la Palma. En nuestra primera parada, fue el Mirador del Barranco del Carmen. Este forma parte de una red de miradores astronómicos que se extienden por . la isla, considerada uno de los mejores cielos del mundo para observar las estrellas. Este trata sobre la antigua visión mitológica de los mares y sobre la estrella Canopus, .en honor del que fue el timonel del barco del rey Menelao durante la guerra de Troya.
Unas líneas sobre Santa Cruz de la Palma antes de continuar. Capital de la isla y su motor económico, fue fundada en 1493 por Alonso Fernández de Lugo, tuvo su mayor esplendor en el siglo XVI, al convertirse en tercer puerto de Europa después de Amberes y Sevilla, pasando por aquí muchas de las riquezas que los españoles trajeron de América. Conjunto histórico-artístico, con calles adoquinadas, balcones de madera labrada mirando al mar y casas solariegas de estilo colonial.
En la parte este de la isla, nos vamos a fijar en dos de los encantos isleños, las piscinas artificiales y las plataneras. Alto en el parque arqueológico de El Tendal, situado en barrancos donde habitaron aborígenes desde tiempos inmemoriales. Nos adentramos en un estrecho camino para sumergirnos en las plantaciones de plátanos, el principal cultivo de la isla. El fin lo marca un acantilado donde las últimas plantas se asoman al precipicio.
Las piscinas naturales son otro importante atractivo de la ruta. Dejadas después de que la lava se enfriara tras la erupción, vamos a detenernos en la de Charco Azul y La Fajana, distantes unos diez kilómetros. La primera tiene un entorno excepcional, divisándose un gran trozo de la costa, y acondicionándose para el baño a varios niveles. Mientras que con el mar en calma, permiten un plácido baño, con fuerte oleaje, como en nuestra visita, es un espectáculo de furia desatada de la naturaleza. Cerca de la Fajana encontramos el Faro de Punta Cumplida, uno de los primeros de España en que explota sus instalaciones como hotel de lujo en un entorno único.
Pasado Barlovento tenemos dos carreteras para cruzar la isla. Optamos por la menos transitada, y entramos en otro mundo. La vegetación se interna en el camino, sin tráfico alguno. Atravesamos una intensa vegetación envuelta en nubes. Estamos en territorio de los vientos alisios, que empujan las nubes contra las cumbres, por lo que la humedad se condensa en las zonas de medianías del norte y noreste situadas entre los 600 y los 1.800 metros de altitud. Por debajo, los vientos son más secos y cálidos, impidiendo el ascenso de las nubes. También podremos observar en la vertiente occidental como las nubes, al descender por dichas laderas, se van disgregando como si se tratasen de cascadas.
Ha llegado el momento de encontrarnos con el volcán. Todos los accesos están cortados, por lo que nos dirigimos a dos miradores. El mirador de Mite nos permite una vista lateral, donde se aprecian las coladas, de un rojo intenso en la noche. Desde el mirador de Tajuya, frente al volcán, vemos como la lava sale por el cráter. Medios de comunicación y curiosos, asisten impactados a este espectáculo de la naturaleza. La ceniza no cesa de caer y es necesario proteger los ojos. Asistimos a un espectáculo que posiblemente no se volverá a repetir en nuestra vida.
Para el palmero la situación es distinta. La desesperanza se ha adueñado de los habitantes del cercano Tazacorte. Y es que al final del puerto un fuerte resplandor rojizo, recuerda que la lava está ahí mismo. Ascendemos la montaña, y cruzamos el túnel que conecta los dos lados de la isla. Aquí se vive otra realidad, y sólo cundo cambia la dirección del viento llegan noticias del volcán en forma de cenizas.
Cuando parece que el volcán ha vuelto a dormirse, es el momento de evaluar daños, y de comenzar la nueva vida. Los palmeros, volverán a las viviendas y negocios que no hayan sido sepultados. Algunos los construirán sobre la lava caída o sus cercanías. Cada generación ha tenido su “volcán”, que recordará durante un tiempo, y olvidará después para que la vida continúe.