485. DE BARBASTRO A ALQUEZAR, AINSA, BOLTAÑA. LA CARRASCA MILENARIA DE LENCINA Y LOS ESCONJURADEROS.

Esta ruta tiene el propósito de conocer algunas de las localidades principales de la comarca del Somontano y las estribaciones de la Sierra de Guara ya en el prepirineo oscense. Partiremos de Barbastro, para llegar a Alquezar, una de las más bellas localidades de España.
En el primer tramo hasta Barbastro la carretera es una vía principal de comunicación con la comarca del Sobrarbe, los pirineos y sus estaciones de esquí y sus parques naturales.
El regreso lo realizamos por una carretera, con muy bellas vistas, pueblos en proceso de despoblación, si no lo están ya, y con una rica historia y tradiciones. Estas soledades, con los fríos meses de invierno aislados dieron lugar a figuras tan curiosas como los esconjuraderos, pequeñas construcciones religiosas, ubicadas sobre promontorios cerca de construcciones religiosas. De tradición pagana, eran usadas como lugar para esconjurar o conjurar las tormentas u otros desastres naturales. A su cobijo se realizaba un ritual para conseguir el cese de las lluvias u otras calamidades.

Detallemos ahora los lugares de nuestra ruta:

BARBASTRO. La capital del Somontano, muy ligada al vino de esta denominación de origen. En su cercanía podemos ver la Bodega de Sommos, de espectacular estructura metálica. Destacar el popular barrio Entremuro, donde los musulmanes fundaron la ciudad en el siglo IX, con un trazado medieval de sus calles, allí se encuentra la catedral de la Asunción, del siglo XVI,. Debemos visitar también la porticada Plaza del Mercado.

AINSA. Si nos abstraemos de los turistas que la visitan, es una villa al igual que Alquezar, para regresar al medievo. El centro de todas las visitas a Ainsa es su Plaza Mayor porticada. Amplia y con múltiples restaurantes con terrazas, el lugar ideal para tomar algo en medio de la visita. Cerca se encuentra la iglesia románica de Santa María, considerada como uno de los mejores ejemplos del románico del Alto Aragón. En las cercanías también están los restos de su castillo. Es posible pasear por sus murallas, con el marco ideal de los Pirineos al fondo.

BOLTAÑA. La antigua Boletania del Imperio Romano, ha conocido varias civilizaciones. Los árabes dejaron su castillo en el monte de San Martín, conquistado ya en el siglo X por los cristianos. A lo largo de los siglos, perdió importancia en favor de la cercana Aisa. Podemos visitar su castillo, la Colegiata de San Pedro y su casco antiguo.
Las chimeneas también son curiosas, con sus “espantabrujas” protectores del hogar.

GUASO. Pequeña localidad, que ha perdido con el tiempo población y ayuntamiento propio. El gentilicio de la localidad es guasón. Podemos visitar el esconjuradero, una construcción donde el sacerdote y la población se reunían a invocar para desviar o deshacer las tormentas o tronadas que pudiesen malograr los campos y cosechas.

LA TORRECILLA. Aparece a lo lejos, con sus calles en fuerte pendiente. Despoblada como todas las de esta parte del Sobrarbe.

ALMAZORRE. Cuenta con dos barrios a unos 300 metros. En el barrio alto se encuentra la iglesia parroquial, la antigua Abadía y el esconjuradero que ocupa el punto más elevado. En el barrio bajo, a los pies del monte, es donde se encuentran la mayor parte de las viviendas y los edificios de uso público y social como las antiguas escuelas, hoy local social; la herrería, o la ermita de la Esperanza, actual iglesia parroquial.

LA CARRASCA MILENARIA DE LECINA: Está considerado como uno de los árboles más longevos de España, con una edad estimada de 1.100 años. Tiene 6,1 metros de perímetro y una altura total de 16,5 metros. Fue elegida «Árbol del Año en España» en 2020 y posteriormente galardonada como «Árbol europeo del Año» en 2021. Las encinas fueron consideradas como árbol sagrado. Los celtas creían que de ella llegaban a los hombres los dones y bondades de los dioses y por eso le rindieron culto. Las más antiguas familias griegas celebraban sus reuniones bajo una encina sagrada donde tomaban sus decisiones más importantes. En Aragón se continuó con esta costumbre para celebrar todo tipo de acuerdos: tratos, bodas, asuntos de tierras o lindes. Si lo que se debía acordar implicaba dos localidades, se elegía la carrasca más grande situada a la mitad del camino que las separaba. Si el asunto era de mayor relevancia se elegía la más famosa del lugar o del reino. Por ejemplo, en 1873 se proclamó en el Somontano la 1ª República en la que en ese momento era la más famosa carrasca de Aragón, “La Carrasca de las Coronas”. Este árbol está incluido en el escudo de Aragón. En el cuartel superior izquierdo está representada una encina sobre la que aparece una cruz latina de color rojo. Según la leyenda los jacetanos habían venido desde San Juan de la Peña hasta Aínsa para reconquistar este territorio a los sarracenos. Cuando los cristianos iban perdiendo la batalla apareció una cruz roja sobre una encina y entonces cambió la suerte de la batalla, conquistando los cristianos Aínsa. Desde entonces la encina y la cruz roja es el símbolo de Sobrarbe (“sobre árbol”).

ALQUEZAR. A Alquezar hay que ir, está a trasmano de todo. Esta apartada situación lo ha hecho conservarse prácticamente intacto, sacado de la edad media. Pero en el pasado fue un lugar de frontera, encrucijada de caminos. Y de ello da fa su castillo del siglo XI, y su Colegiata. En las noches, con la tenue luz que alumbra sus calles, sus pasadizos y su plaza porticada, podemos sentir que varios siglos atrás nos contemplan.

COLEGIATA DE SANTA MARÍA. ALQUEZAR. Presidiendo todo Alquezar se halla el conjunto de la Colegiata de Santa María. Se trata de los restos de un castillo de fundación musulmana que dio nombre a la villa de "Al-Qasr” con su majestuosa Colegiata de Santa María la Mayor. La actual colegiata tiene dos espacios claramente diferenciados: por un lado, la iglesia que vendría a sustituir a la primitiva construcción románica; y por otro un precioso claustro que se amplió con la construcción de un segundo piso, donde hoy se sitúa el Museo de Arte Sacro en el cual el visitante podrá contemplar algunas de las piezas más importantes de pintura y orfebrería del arte sagrado de Guara Somontano. También merece la pena alzar la mirada para contemplar la torre central de la parte más alta de la muralla de Alquézar, conocida como el esconjuradero. Y es que antiguamente se creía que las tormentas eran provocadas por las brujas y por tanto había que deshacer su hechizo. Tal era el miedo, que a principios del siglo XVIII la Colegiata de Alquézar contaba con esconjuradores que diariamente bendecían los términos y conjuraban lo nublados y tormentas, tocando las campanas e invocando a Santa Bárbara.

Y con un esconjuradero, acaba nuestro viaje por esta tierra llena de tradiciones y bravos paisajes.