Salinas del Sureste de Gran Canaria
near Triana, Canarias (España)
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Itinerary description
Ruta mixta entre coche y caminando, para llegar a todas las salinas en explotación del sureste de Gran Canaria.
Partiendo de Las Palmas llegamos en primer lugar a las Salinas del Matorral, muy poco antes de llegar a la central eléctrica. De esta antigua salina, que data de principios del siglo XIX, apenas quedan vestigios en un solar perimetrado. En este punto dejamos el coche y seguimos la línea costera hacia el norte, atravesando la toma de agua de la central y el barranco de Tirajana, con las hileras de aerogeneradores perpendiculares a la costa.
Al otro lado del barranco nos encontramos con dos antiguos nidos de ametralladoras antes de pasar por delante de la planta desaladora del Sureste para alcanzar, una vez recorridos unos 3 km a pie, las preciosas salinas de Tenefé, que están en explotación desde el siglo XVIII. Todavía se puede contemplar la estructura de un antiguo molino existente en la salina, que contrasta con la figura de los aerogeneradores que prácticamente la envuelven.
El coche nos esperaba puntual en la esquina de la parcela del ITC y seguimos camino hasta las salinas de Arinaga, de las que se tienen noticias desde 1804. Visitamos el almacén de sal y el pequeño local donde se vende el producto envasado.
A continuación intentamos alcanzar las salinas de La Florida con el coche desde la zona de la playa de Vargas, pero no fuimos capaces, por lo que fuimos hacia El Burrero, donde dejamos el coche y continuamos a pie para visitar, primero las salinas de Bocacangrejo (que también mantienen la estructura de un viejo molino) y un poco más adelante, las de La Florida. Las de Bocacangrejo datan de 1750, mientras que las de La Florida son fueron construidas hacia 1820.
Es un trayecto de 3 km por la costa, entre ida y vuelta, que pasa junto a un pequeño parque eólico de cuatro aerogeneradores. El trayecto en sí no tiene demasiado atractivo, salvo atravesar una zona de saladar, pero la principal recompensa está al final, donde se pueden contemplar sucesivamente las dos explotaciones salineras, prácticamente colindantes.
A la vuelta nos desviamos para hacer una parada en la que reponer fuerzas antes de continuar camino hasta el origen de la ruta.
Partiendo de Las Palmas llegamos en primer lugar a las Salinas del Matorral, muy poco antes de llegar a la central eléctrica. De esta antigua salina, que data de principios del siglo XIX, apenas quedan vestigios en un solar perimetrado. En este punto dejamos el coche y seguimos la línea costera hacia el norte, atravesando la toma de agua de la central y el barranco de Tirajana, con las hileras de aerogeneradores perpendiculares a la costa.
Al otro lado del barranco nos encontramos con dos antiguos nidos de ametralladoras antes de pasar por delante de la planta desaladora del Sureste para alcanzar, una vez recorridos unos 3 km a pie, las preciosas salinas de Tenefé, que están en explotación desde el siglo XVIII. Todavía se puede contemplar la estructura de un antiguo molino existente en la salina, que contrasta con la figura de los aerogeneradores que prácticamente la envuelven.
El coche nos esperaba puntual en la esquina de la parcela del ITC y seguimos camino hasta las salinas de Arinaga, de las que se tienen noticias desde 1804. Visitamos el almacén de sal y el pequeño local donde se vende el producto envasado.
A continuación intentamos alcanzar las salinas de La Florida con el coche desde la zona de la playa de Vargas, pero no fuimos capaces, por lo que fuimos hacia El Burrero, donde dejamos el coche y continuamos a pie para visitar, primero las salinas de Bocacangrejo (que también mantienen la estructura de un viejo molino) y un poco más adelante, las de La Florida. Las de Bocacangrejo datan de 1750, mientras que las de La Florida son fueron construidas hacia 1820.
Es un trayecto de 3 km por la costa, entre ida y vuelta, que pasa junto a un pequeño parque eólico de cuatro aerogeneradores. El trayecto en sí no tiene demasiado atractivo, salvo atravesar una zona de saladar, pero la principal recompensa está al final, donde se pueden contemplar sucesivamente las dos explotaciones salineras, prácticamente colindantes.
A la vuelta nos desviamos para hacer una parada en la que reponer fuerzas antes de continuar camino hasta el origen de la ruta.
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