Viaje a la Patagonia. De Punta Arenas a Puerto Natales

La Patagonia es uno de los destinos mundiales más apetecibles para hacer senderismo, pero también un lugar muy extenso de gran atractivo viajero. Hace algún tiempo que tenía decidido aprovechar cualquier oportunidad para visitarla, pero pasaba el tiempo y la oportunidad no aparecía, así que preparé un listado de las rutas que quería hacer y me dirigí a MundoExplora, donde diseñaron el excelente programa que he seguido durante un par de semanas. Desde Madrid volé a Santiago de Chile y luego a Punta Arenas. Aquí, en un aeropuerto situado al borde de un mar batido por fuertes vientos de modo habitual, frente a la Tierra del Fuego, de la que está separada únicamente por el estrecho de Magallanes, me encontré con una ciudad de apariencia especial, adaptada seguro a su ubicación, pero también a las características de su población y la estrategia geopolítica de la zona.
Punta Arenas, capital de la provincia chilena de Magallanes y de la Antártica Chilena, y situada en una zona entre las dos mayores reservas mundiales de agua dulce del mundo, se fundó en 1848 como una ciudad penal, pero su importancia estratégica se reafirma por el hecho de ser la sede de los mandos centrales de la V División del Ejército, la III Zona Naval de la Armada y la IV Brigada Aérea de Chile, además de contar con el astillero más austral del mundo, siendo la puerta de entrada a la Antártica, con bases estables de un buen número de países. Es la ciudad más poblada de la Patagonia chilena (más de 130.000 habitantes, buena parte de los cuales son militares, con una parte importante de origen europeo, destacando particularmente los croatas), y su calidad de vida ha sido considerada la mejor de todo Chile, con la segunda renta per cápita más alta del país.
Para mi era más importante su lugar en el confín del mundo, en un lugar donde pensé que haría mucho frío y al parecer nieva poco. Aquí arranca un viaje en autobús a través de la estepa patagónica, pasando por construcciones de la Universidad de Magallanes, a las afueras, camino del Aeropuerto, siguiendo la costa del Estrecho, para después desviarnos hacia el norte, alejándonos de la costa definitivamente. Se ven bastantes pájaros, pero durante bastante tiempo poca ganadería, ningún pueblo de importancia, algunas instalaciones militares y de control policial y, de vez en cuando, algún lago de mayor o menor tamaño en la llanura casi sin fin. A partir de Laguna Blanca parece que la vegetación aumenta algo y las estancias, frecuentemente en no muy buen estado aunque algunas parecen relativamente ricas, muestran su extensión por los cercados pero suelen estar vacías de ganado. Los kilómetros pasan y me alegro de no tener que conducir (ni pensar en hacerlo en bicicleta), mientras el autobús se detiene ocasionalmente para recoger algún pasajero o pasar algún control policial.
A medida que nos acercamos a Puerto Natales comenzamos a ver en la lejanía las montañas, con algunas zonas nevadas. Las superficiales colinas del inicio son ahora más notables, y de vez en cuando un pequeño río pasea un aceptable nivel de agua entre una tierra casi desértica. Al cabo empezamos a ver una notable montaña, no demasiado alta, pero en el medio del páramo, aislada de otros relieves; por alguna razón no analizada, inmediatamente empecé a pensar que estaba ante el Uluru patagónico, y recordé que en las cercanías de Puerto Natales hay un cerro, el Cerro Dorotea, de considerables proporciones y desde el que se tienen interesantes vistas del entorno montañoso y ciudadano. Poco después comenzamos a ver un gran lago, al que nos fuimos aproximando tras dar un rodeo, y en cuya ribera se asienta la población de Puerto Natales, sobre la boca oriental del Canal Señoret, que comunica el Golfo Almirante Montt con el Fiordo de Última Esperanza. En el norte de la ciudad se encuentra el Río Natales, que nace en la Sierra Dorotea, y la ciudad (pequeña, con una población de poco más de 20.000 habitantes) muestra restos de su pasado industrial (sobre todo frigoríficos para conservación del ganado exportado) junto a considerables instalaciones turísticas, como base de las excursiones al Parque Nacional de las Torres del Paine. Aunque en los mapas poco detallados de la zona no se apreciará salida alguna por mar, realmente esta salida existe y hay un trayecto regular a Puerto Montt; en cuanto al aeropuerto puedo decir que existe, y no parece tener problemas de seguridad, aunque seguro es poco utilizado; es posible llegar en avión desde Santiago a Puerto Natales, pero me alegro de haber hecho la ruta por Punta Arenas, que me ha llevado a través de más de 250 km por la ruta 9 (parte o continuación de la mundialmente conocida ruta 40).
Wikipedia cita el hecho de que Puerto Natales es uno de los ocho pares de ciudades en el mundo que tiene una ciudad antípoda casi exacta (en este caso Ulán-Udé, Rusia).
En conjunto un viaje informativo, aunque tal vez sin un interés desmesurado, pero una forma de conocer la Patagonia superior a la que brinda el avión, y ciertamente más descansada que conducir un coche, aunque más lenta y con menos independencia. Debo excusarme por la escasa calidad de muchas fotos, pero desde dentro de un autobús que viaja a 90 km/h, y con los cristales de las ventanas bastante sucios, no me ha sido posible hacer nada mejor.