Entraña de la Tierra, Cuevas de Culebrilla, Puente Nacional; Julio de 2014

Lo mejor es lo que no se planea, salimos de Puente Nacional en una camioneta, hasta un camino que lleva a las cuevas de Culebrilla, adentrándonos a lo pronfundo de la tierra, llegando a grandes salones de formas caprichosas, hechas por el agua mineral en milenios y arrastrándonos por los más estrechos pasajes, avistando todo tipo de fauna, como peces translúcidos, cangrejos de agua dulce, escarabajos, arañas y murciélagos frugívoros, inofensivos para el ser humano, llamados también, los sembradores de la selva.

En un momento hubo la necesidad de bajar desde una sección a otra con más o menos, unos dos pisos de altura y haciendo pirámides humanas entre nosotros, hemos sabido pasar, ya que la otra opción usada por la mayoría, era pasar por un pequeño hueco a ras de piso en arrastre bajo entre la roca arriba y el barro inferior. Yo no cabía, por alguna razón desconocida, entonces había que saltar los posibles 3 metros y medio o ser bajado, con mucha dificultad, usando la pierna de un amigo como lazo para bajar. Increíble susto en la misma maniobra, una de nuestras amigas que no quería pasar por debajo, trató de bajar como yo, pero resbala y cae de espalda. Por fortuna aunque con dolor lumbar no sufrió lesión alguna, porque el barro amortigua la caída y minimiza los riesgos. Salimos agotados, impregnados de lodo y guano, pero con la adrenalina por los cielos, mientras veíamos nuestro propio vapor y aliento, abandonándonos. La salida no fue fácil, pero valió la pena. Nos esperaba el cristalino río Cuchinero para limpiar todo cansancio, que también olía a miedo y regresamos caminando los casi 10 kilómetros a casa, pero felices por haber conocido, las entrañas de nuestra tierra.