2022-05-31 Pueblos Rojos Sierra de Ayllón
near Galve de Sorbe, Castilla-La Mancha (España)
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Itinerary description
Pueblos Rojos
Hoy, es un nuevo día, pero también un nuevo escenario para nuestras andanzas, aunque no tan diferente, el paisaje sigue siendo solitario, pero no tan abrumador en su soledad como el de ayer, el horizonte menos abrupto, más abierto, sigue siendo montañoso, escarpado y áspero hacia el sur, se expande por las vegas de los ríos Aguisejo y Pedro hasta llegar al mismo Duero y sigue por la ocre llanada segoviana que cierran brumosos los Picos de Urbión. La pizarra negra, abundante en el parque Natural de la Sierra Norte de Guadalajara sigue haciéndonos sentir su presencia, pero poco a poco la arenisca ferruginosa “buntsandstein” del norte de la Sierra de Ayllón nos van a trasladar a un mundo; negro y rojo o rojo solo, incluso amarillo, paleta de colores digna del mejor pintor. Pueblos de recios muros, de macizas espadañas, de olor a lumbre, de recias chimeneas, de hayas y robles centenarios, de orondas montañas y cascadas y arroyos.
El primero que nos encontraremos es Villacadina, rodeado de prados, cubierto el horizonte de gigantes aspados. Rodeamos la sierra de grado para entrar en Tierras de Ayllón, que, aunque venida a menos, fue una importante institución política y administrativa medieval. Repartía justicia y autoridad entre los vecinos y ordenaba el aprovechamiento de tierras, aguas y pinares, formaba parte importante de la llamada Extremadura Castellana que comprendía las tierras al sur del Duero, desde Soria hasta Trujillo y Medellín.
Santibañez de Ayllón sorprende entre los álamos, recia iglesia y casas semiderruidas con estructura de roble y enlucido de adobe. De aquí sale la carretera que nos lleva al Negredo, ya pueblo rojo, rojo, aunque el mejor representante de estos pueblos sea Madriguera, quizá el primer pueblo serrano en padecer la fiebre de la rehabilitación. La mayoría de sus casas en pie, en perfecto orden de revista, sus contraventanas cerradas, bien barnizadas puertas y ventanas, limpias las fachadas en espera de los pobladores de fin de semana. Se ven vecinos ajetreados aquí y allá, entretenidos en el arreglo de los jardines o pequeñas reparaciones necesarias de cara al verano. Salen del pueblo dos ramales que llevan a otros dos pueblos, El Muyo y Serracín a los que no vamos. El Muyo es uno de los de mayor altitud de la provincia, creo recordar que 1.285, y no es rojo sino negro. La mayoría de estos pueblos sufrieron una severa despoblación a mediados del siglo pasado buscando sus vecinos una vida más confortable, comprensible si tenemos en cuenta que carecían de lo que hoy consideramos de lo más elemental y necesario, como el agua corriente, el alcantarillado o la electricidad.
Villacorta es el siguiente pueblo rojo, paseo por sus calles semidesiertas presididas por la espadaña de la iglesia de Santa Catalina. A Becerril no subimos, pero si entramos en Martín Muñoz de Ayllón por una carreterilla escoltada por álamos y trigales. El pueblo, ni negro, ni rojo, ni amarillo, con casas “corrientes” como otras muchas de cualquier otro lugar, una fuente sin encanto y poco más. En Alquité las piedras tiran al amarillo, más cuarcitas que pizarras con su maciza iglesia dando la espalda al pueblo. Cerveza en el centro social y la decisión de subir las bicicletas al coche e iniciar la vuelta a Murcia. Nos hemos quedado con las ganas de más, pero como dice mi amigo Matías, siempre hay que dejarse algo para poder volver, me quedo con unas ganas infinitas de visitar Cantalojas y atravesar la sierra hasta Majaelrayo por una inmensa pista blanca.
Mariano Vicente, junio de 2022
Hoy, es un nuevo día, pero también un nuevo escenario para nuestras andanzas, aunque no tan diferente, el paisaje sigue siendo solitario, pero no tan abrumador en su soledad como el de ayer, el horizonte menos abrupto, más abierto, sigue siendo montañoso, escarpado y áspero hacia el sur, se expande por las vegas de los ríos Aguisejo y Pedro hasta llegar al mismo Duero y sigue por la ocre llanada segoviana que cierran brumosos los Picos de Urbión. La pizarra negra, abundante en el parque Natural de la Sierra Norte de Guadalajara sigue haciéndonos sentir su presencia, pero poco a poco la arenisca ferruginosa “buntsandstein” del norte de la Sierra de Ayllón nos van a trasladar a un mundo; negro y rojo o rojo solo, incluso amarillo, paleta de colores digna del mejor pintor. Pueblos de recios muros, de macizas espadañas, de olor a lumbre, de recias chimeneas, de hayas y robles centenarios, de orondas montañas y cascadas y arroyos.
El primero que nos encontraremos es Villacadina, rodeado de prados, cubierto el horizonte de gigantes aspados. Rodeamos la sierra de grado para entrar en Tierras de Ayllón, que, aunque venida a menos, fue una importante institución política y administrativa medieval. Repartía justicia y autoridad entre los vecinos y ordenaba el aprovechamiento de tierras, aguas y pinares, formaba parte importante de la llamada Extremadura Castellana que comprendía las tierras al sur del Duero, desde Soria hasta Trujillo y Medellín.
Santibañez de Ayllón sorprende entre los álamos, recia iglesia y casas semiderruidas con estructura de roble y enlucido de adobe. De aquí sale la carretera que nos lleva al Negredo, ya pueblo rojo, rojo, aunque el mejor representante de estos pueblos sea Madriguera, quizá el primer pueblo serrano en padecer la fiebre de la rehabilitación. La mayoría de sus casas en pie, en perfecto orden de revista, sus contraventanas cerradas, bien barnizadas puertas y ventanas, limpias las fachadas en espera de los pobladores de fin de semana. Se ven vecinos ajetreados aquí y allá, entretenidos en el arreglo de los jardines o pequeñas reparaciones necesarias de cara al verano. Salen del pueblo dos ramales que llevan a otros dos pueblos, El Muyo y Serracín a los que no vamos. El Muyo es uno de los de mayor altitud de la provincia, creo recordar que 1.285, y no es rojo sino negro. La mayoría de estos pueblos sufrieron una severa despoblación a mediados del siglo pasado buscando sus vecinos una vida más confortable, comprensible si tenemos en cuenta que carecían de lo que hoy consideramos de lo más elemental y necesario, como el agua corriente, el alcantarillado o la electricidad.
Villacorta es el siguiente pueblo rojo, paseo por sus calles semidesiertas presididas por la espadaña de la iglesia de Santa Catalina. A Becerril no subimos, pero si entramos en Martín Muñoz de Ayllón por una carreterilla escoltada por álamos y trigales. El pueblo, ni negro, ni rojo, ni amarillo, con casas “corrientes” como otras muchas de cualquier otro lugar, una fuente sin encanto y poco más. En Alquité las piedras tiran al amarillo, más cuarcitas que pizarras con su maciza iglesia dando la espalda al pueblo. Cerveza en el centro social y la decisión de subir las bicicletas al coche e iniciar la vuelta a Murcia. Nos hemos quedado con las ganas de más, pero como dice mi amigo Matías, siempre hay que dejarse algo para poder volver, me quedo con unas ganas infinitas de visitar Cantalojas y atravesar la sierra hasta Majaelrayo por una inmensa pista blanca.
Mariano Vicente, junio de 2022
Hora Inicio: 9:04 31 may. 2022
Hora Fin: 18:04 31 may. 2022
Distancia recorrida: 380 km (08:59)
Tiempo en movimiento: 05:47
Velocidad media: 42,26 km/h
Vel. en Mov.: 65,57 km/h
Velocidad Máxima: 139,46 km/h
Altura Mínima: 142 m
Altura Máxima: 1392 m
Velocidad Ascenso: 3458,3 m/h
Velocidad Descenso: 3887,2 m/h
Ganancia Altitud: 5261 m
Pérdida Altitud: 5895 m
Tiempo Ascenso: 01:31
Tiempo Descenso: 01:31
Waypoints
Waypoint
4,075 ft
Martín Muñoz de Ayllón
Pueblo Rojo Sierra de Ayllón
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