Carretera: Carbajales de Alba, Marquiz de Alba, Olmillos de Castro, San Martín de Tábara, Escober de Tábara, Tábara, Sesnández

Recibir un mensaje "mañana te paso a buscar a las 8,30" un viernes por la noche en el sofá es muy duro. Pero qué le vamos a hacer, había que apechugar con lo prometido (la otra opción era llorar como mujer al estilo Boabdil) y pegarse el madrugón. Venciendo la pereza nos juntamos tres seres: Javier, Sergio y yo con intención de hacer algo diferente. Y qué bien hemos hecho. Ha estado fenomenal. Y eso que nos hemos empapado, porque la lluvia nos ha caído encima durante unos cuantos kilómetros. Salimos de Carbajales con viento favorable y una bajadita suave hasta el km 3. Después subidita hasta el alto de la estación y vuelta a bajar hasta San Martín de Tábara, pasando por Marquiz de Alba y Olmillos de Castro. En San Martín hay una rampa y en el siguiente pueblo (Escober de Tábara) otra más. O sea que como veis, el inicio es claramente como los dientes de una sierra. Dientes de leche, eso sí, porque no son grandes subidas. En todas me encontré bien y subí sin demasiado esfuerzo (Sergio hoy no competía porque estaba pendiente de que Javier no se descolgara). Sin despeinarnos llegamos a Tábara, porque el pelo lo teníamos mojado con la lluvia que ya nos había empezado a sacudir. Venía ahora el premio de la montaña: la subida al Alto de Carmona (Sigpac dixit) en la Sierra de la Culebra. Son algo más de cinco kilómetros que subí sin prisa pero sin pausa, y sobre todo con la sensación de tener fuerza para ir un poco más rápido (sigo muy contento, parece que estoy curado). Sergio se quedó a esperar a Javier, y nos reunimos en la parte alta. Empapados, pero bien. Ahora tocaba bajar, lo peor ya estaba hecho y solamente teníamos que disfrutar de la bajada. La lluvia a 50 km/h hacía daño en la cara, pero era tan emocionante bajar por una buena carretera con curvas suaves con el suelo mojado, que cuando acabamos la parte más pronunciada (cerca de Sesnández de Tábara) ya me había compensado el madrugón y el chapuzón. Lo que quedaba era fácil: terreno mayormente favorable con algún pequeño repecho y por buena carretera (hoy solamente hemos tenido un tramo indecente, pero no recuerdo entre qué pueblos). Pasamos Losacio y llegamos a Muga de Alba por una carretera más directa que la que habíamos previsto. Fue sin querer, y nos ahorramos cinco kilómetros y medio, así que la próxima vez tendremos que hacerlo bien. Toootal, que nos presentamos enseguida en Carbajales y nos fuimos a tomar un tentenpié en una terraza. Ya no llovía. Muy rico todo; el colacao y los calamares. Y para casa tan contenticos. Así da gusto.