La Transcantábrica 2022

Todavía recuerdo allá por el año 2016, cuando, desde el pueblo de Mataporquera, sacaron adelante una nueva marcha cicloturista y al finalizar, en pleno julio, nos brindaban con una rica olla ferroviaria, unas patatas con carne que supieron a gloria pese hacer 35 grados.
El año pasado hubo grandes cambios en lo relacionado con la marcha; se cambió de localidad de salida y llegada, siendo esta nueva el pueblo cántabro de Reinosa y, además, hubo un gran cambio de recorrido pero sin quitar el gran puerto que define a esta marcha, el Puerto de Palombera. Pero vayamos por partes, como dijo Jack el Destripador.

Este año repetimos ruta saliendo, como ya he dicho, desde Reinosa. El año pasado la salida y llegada era desde el polideportivo Tito Carrera, pero este año ha habido otra pequeña modificación al respecto. La entrega de la bolsa del corredor se hace desde el "Impluvium", un centro cultural que está cerca de la salida.
La salida y llegada se hace desde la plaza España, donde se encuentra el ayuntamiento de la localidad. Creo que es un acierto el hacer toda la ceremonia de salida y llegada desde este punto, pese a las molestias que pueden acarrear a los vecinos del lugar.

La salida es las 8:30 de la mañana y para ello hemos tenido que darnos un buen madrugón para hacer una hora por carretera, que es lo que se tarda desde Burgos. La salida es neutralizada por la organización durante 52 kilómetros. A excasos 5 kilómetros de empezar ya tenemos el primer escollo de la jornada, el Alto del Bardal, una subida tendida de 4 kilómetros y donde salvaremos un desnivel de 225 metros. Esta subida es perfecta para ir entrando en calor ya que la niebla ha hecho acto de presencia desde que hemos llegado a la zona de Reinosa.

Hay que tener cuidado con los descensos que, aunque no son técnicos, conllevan un peligro por el grupo tan compacto que somos.
Pronto llegaremos a Mata de Hoz, donde volveremos a comenzar a subir para alcanzar la cima de el Alto de Valberzoso con casi 6 kilómetros de longitud y 225 metros de desnivel positivo.
El descenso nos lleva hasta Barruelo de Santullán, localidad perteneciente a la comarca de la Montaña Palentina. Desde este mismo punto, hacemos un giro de 90 grados y comenzamos a subir por una carretera de buen asfalto pero bastante estrecha. Delante de nosotros sucede un pequeño percance debido a un afilador que se ha producido en el grupo. Seguimos neutralizados y es por eso que ocurren este tipo de cosas. El ritmo es muy tranquilo, personalmente, en este tipo de subidas tan estrechas, sería partidario de incrementar la velocidad del coche que va marcando el ritmo. Pero claro, el hándicap está en que si se incrementa el ritmo del coche el pelotón se estirará bastante y luego, para volver hacer el grupo compacto, habría que bajar la velocidad de la cabeza o incluso llegar a parar.
Cuándo llegamos a Valle de Santullán comenzamos a rodar rápidamente y poco después salimos a la carretera CL-626, que une Aguilar con Cervera, la velocidad se ve incrementada considerablemente

Después de 52 kilómetros neutralizados, llegamos a Cervera del Pisuerga, donde comienza el tramo libre y en donde el pelotón se estira. Por delante tenemos una pequeña subida y en donde se puede ver que, efectivamente, la gente ya pone el ritmo que más conviene a cada uno. Poco después de pasar el Mirador de las Matas, termina la subida y comienza una zona rápida con sucesión de curvas y un breve descenso que nos lleva a pasar el embalse de Requejada por un puente bastante largo y que se encuentra regulado por semáforos pero que, con la organización muy pendiente de ello, pasamos sin mayor problema y sin detenernos.
Desde este punto tenemos una zona de rodar pero siempre en sentido ascendente sin tener demasiada pendiente y en donde nos encontramos el primer avituallamiento de la marcha. Cuándo llegamos a la localidad de Camasobres, nos vamos adentrando en lo que sería el comienzo de nuestro siguiente puerto o más bien tachuela, ya que son unos 3 kilómetros los que nos separan de hacer cima en el archiconocido puerto de Piedrasluengas. De las 3 vertientes que tiene, por la que hemos subido es, con muchísima diferencia, la más fácil.

Nos encontramos a 1355 metros de altitud en el puerto de Piedrasluengas y comenzamos la bajada. Tenemos por delante un descenso de unos 40 kilómetros hasta llegar a Puentenansa. A los 2 kilómetros de comenzar el descenso, nos desviamos a la derecha en un cruce que hay muy bien señalizado por la organización. Pronto hacemos grupeta con más ciclistas y comenzamos a descender con velocidad. Es una bajada engañosa, ya que no paras de dar pedales. La zona más técnica de la bajada la encontraremos al llegar al embalse de la Cohilla, donde tenemos una sucesión de curvas en herradura y posteriormente una zona de rocas que se entrelazan curvas cerradas. Tengo que hacer especial mención a la organización de la marcha ya que, desde que comenzamos a bajar y hasta llegar a Puentenansa, en todo momento fuimos acompañados por una moto que iba indicando a los coches que nos encontrábamos en sentido contrario que aminorasen la velocidad y hubo varios coches por las curvas del embalse que incluso llegaron a parar al vernos bajar. La verdad que creo que es un gran detalle que hace esta marcha especial. Cuando llegamos a La Lastra, la carretera vuelve a bajar el porcentaje y toca volver a dar pedales hasta llegar al próximo avituallamiento.

Después de dar cuenta con todo en el avituallamiento, pasamos por Puentenansa y posteriormente giramos a la derecha. A estas alturas de la marcha llevamos 120 km y tan sólo 1300 metros de desnivel acumulado. Eso quiere decir que si o si, hay que subir y mucho. Comenzamos a rodar en sentido ascendente durante 4 kilómetros hasta llegar al pueblo de Carmona donde ahora si, toca subir. Tenemos por delante 6 kilómetros de ascensión con un porcentaje medio por encima del 6% y que nos llevará hasta coronar la Collada de Carmona. Esta subida la conozco bastante y puedo asegurar que se hace especialmente dura cuando te da el aire de cara.
El descenso es corto, tan sólo son 4 kilómetros y no conlleva demasiada complicación. Cuándo llegamos a Valle, de nuevo, la organización muy bien parando el tráfico para que los ciclistas pasemos sin peligro. Todavía nos queda por delante unos 5 kilómetros hasta llegar a Fresnedo, donde tenemos el último avituallamiento de la ruta, en el cual, paramos para reponer agua.

Desde este mismo punto, Fresnedo, comienza la gran ascensión de la jornada. Nos encontramos a pie de el puerto de Palombera, una auténtica maravilla de puerto con sus nada despreciables casi 22 kilómetros. En esta ascensión debemos de salvar 935 metros de desnivel con un porcentaje medio algo superior al 4%.
En sus primeros kilómetros comenzamos a ascender poco a poco y pasamos por el cruce del pueblo de Bárcena Mayor, que al que no haya estado nunca, recomiendo su visita. En el kilómetro 4, al llegar a El Tojo,tenemos una pequeña bajada que nos lleva hasta la última localidad que tendremos por este lado, Saja. Desde aqui, ahora sí , vamos ascendiendo progresivamente con porcentajes que rondan el 6%. Vamos subiendo bajo un verde manto de hayas y donde podemos ver en cada curva de vaguada, arroyos y pequeñas cascadas. Bajo mi punto de vista, es uno de los puertos más bonitos que he subido ya que, durante 16 kilómetros se va protegido del sol por un bosque de hayas verdes que, en otoño, te brindan una tabla de colores tan inmensa que ni la de Pablo Picasso.
Una vez que desaparece el bosque, tenemos por delante todavía 5 kilómetros y lo primero que vemos a nuestro paso es el Balcón de la Cardosa. Un mirador con unas vistas indescriptibles y con una estatua en forma de corzo que se te quedará en el recuerdo. Desde este mismo punto la pendiente baja un poco no sobrepasando el 5%. A falta de poco más de un kilómetro para coronar, tenemos una fuente de agua fresca que seguro que a maś de uno le salvará la vida.

El descenso es rápido , tan sólo son 6 kilómetros hasta llegar a una rotonda situada en Espinilla, donde debemos de girar a la izquierda en dirección Reinosa. Antes de llegar, pasamos por la localidad de Fontibre, lugar donde nace el río Ebro y que es un reclamo turístico.
Poco después nos adentramos por las calles de Reinosa hasta llegar a la plaza del ayuntamiento donde damos por concluída esta nueva aventura.