Santander (Nueva Montaña) - Puerto de la Braguía

Hartos de no salir por culpa del mal tiempo, Jose y un servidor, decidimos salir contra viento y marea, es decir, lloviera o no.
Nos equipamos con chubasqueros y contra el frío, y madrugamos como siempre, con intención de volver pronto a casa y cumplir con nuestros compromisos familiares…y como casi siempre llegamos tarde.
Jose, en el último momento decidió cambiar la ruta prevista y se le antojó con el día que hacía probar a subir el Puerto de La Braguía, saliendo desde Nueva Montaña, y claro, cuando te aventuras y te pones a experimentar, crees que vas a hacer 50 km y haces 70, o piensas hacer 70 Km y acabas haciendo 107 Km como fue nuestro caso!
La verdad sea dicha, el tiempo nos respetó bastante hasta llegar a Selaya, con algunas gotas en algún tramo, pero perfectamente llevadero durante los primeros kilómetros, lo que nos animó a seguir hacia delante.
En Selaya paramos en la “Casa El Macho”, y bien podríamos habernos comido un par de ricos sobaos, y no esas barritas de cereales que todos llevamos…si llegamos a saber lo que nos faltaba todavía, vaya que si nos los comemos!
El ascenso al puerto fue bien, hubo un rato que llevábamos en frente unos cuantos caballos, que los pobres se subieron trotando la mitad del puerto delante nuestro, jajajaja, pero la lluvia nos siguió respetando y la subida se hizo llevadera.
En los más alto nos esperaba la niebla, pero tampoco duró demasiado, y en la bajada, fuimos con cuidado que el suelo estaba mojado, y hacía como es lógico más frío.
Por cierto, ya que alguno nos lo han preguntado, lo que llevábamos encima de la cabeza, más bien encima del casco, eran unos gorros de ducha, de esos que se utilizan para no mojarte el pelo, que cuestan dos duros en los chinos, y aunque parezcan ridículos, para la lluvia no veas lo bien que van jajajaja.
El tiempo nos respetó hasta que llegamos a Puente Viesgo y nos cayó un chaparrón que nos tuvimos que poner a refugio durante unos minutos, con lo cual todavía nos retasamos más y al final ese día tampoco íbamos a llegar a pronto a comer…
Los últimos kilómetros, para ser sinceros, se nos hicieron un poco pesados, y si bien hubo quién repuso fuerzas con uno de esos gel maravillosos, hubo quién no iba preparado para una ruta tan larga y quemó todas las reservas…cómo eché de menos al final los sobaos jajajaja, que manera de sufrir!
Finalmente recorrimos algo más de 100km en unas 6 horas, llegamos tarde, mojados y cansados, pero nos quitamos el mono de salir y como siempre valió la pena!