Sierra de Cameros

La ruta que presento hoy, discurre por una de las zonas de la España vaciada situada más concretamente en la provincia de La Rioja y que sería merecedora de una etapa de la Vuelta a España.
Con esta ocasión, es la tercera vez que vengo por aquí y siempre tengo un gran recuerdo de esta zona. Para ello hemos tenido que desplazarnos hasta el bello pueblo de Anguiano donde, además, de poder hacer bicicleta de carretera como es nuestro caso, también una buena zona para el uso de la btt y para los amantes de la escalada. Para llegar hasta Anguiano debemos pasar por Nájera, donde se pueden ver los viñedos y sus grandes bodegas.

Después de cambiarnos de ropa y poner la bici a punto, damos comienzo a nuestra andadura. La temperatura es calurosa siendo las 9 de la mañana así que tendremos un gran día de sol y calor, me gusta. Comenzamos nuestros primeros pasos por la carretera LR-113 en dirección, curiosamente, hacia Salas de los Infantes. Y esto no lo digo yo, que también, pero es que hay señalizaciones verticales que así lo demuestran. La carretera tiene un asfalto impecable, con una buena anchura y siempre en sentido ligeramente ascendente. Vamos paralelos al río Najerilla y según vamos rodando pasamos por el desvío que nos llevaría a visitar el monasterio de Valvanera. Una vez más, hago uso de estas líneas para recomendar su visita.
Pasados exactamente 11 kilómetros abandonamos la carretera por la que venimos para girar a la izquierda y pasar pon un puente estrecho sobre el río.

Nada más cruzar el puente apretamos los dientes por lo que tenemos delante de nosotros, la subida al temido puerto de Peña Hincada o como lo llaman otros, Cantohincado. Por delante tenemos un señor puerto de 15,5 kilómetros; catalogado de primera categoría, con algo más del 5% de porcentaje medio y donde hay que acumular subiendo 685 kilómetros.
Los dos primeros kilómetros de subida hacen que las piernas se vayan acostumbrando a lo que se nos viene encima. Tenemos 3 curvas cerradas en herradura donde alcanzan el 10% de pendiente. Luego, a continuación, tenemos un ligero descenso que nos lleva a un tramo de poco más de 5 kilómetros donde iremos ascendiendo poco a poco y sin demasiada dificultad con rampas que rondan el 5% de pendiente.
Pero la cosa cambia al llegar a Brieva de Cameros. Nos hemos comido poco más de la mitad de la subida en un abrir y cerrar de ojos pero lo que tenemos por delante es otra historia. Al salir de Brieva y dejar atrás su última casa, levantamos la cabeza y tenemos un tramo rectilíneo que es una auténtica salvajada. Un tramo de casi 2 kilómetros con un porcentaje medio superior al 12% y donde las rampas alcanzan hasta el 17%. A todo esto hay que sumar el estado lamentable del asfalto y donde debemos ir sorteando agujeros y la gravilla suelta, la que nos impide dar pedales con seguridad. Una vez que pasamos dos curvas en herradura, la primera a la izquierda y la segunda hacia el lado contrario, daremos por finalizado este tramo durísimo. El calor está haciendo mella y nos golpea con fuerza alcanzando más de 30 grados centígrados y es que estamos muy expuestos al sol. Pero no hay que cantar victoria porque todavía queda tela que cortar. Aunque hayamos pasado el tramo más duro de la subida, todavía quedan casi 3 kilómetros con ramas que llegan a alcanzar el 12% de dureza pero eso si, alternando zonas de menos dureza lo que hsce que se lleve mucho mejor este tramo. Llegados al punto más alto debemos rodar un poco y el ligero descenso hasta llegar a el cartel indicativo de el puerto de Peña Hincada situado a 1412 metros de altitud. Así dejamos atrás un puerto realmente duro y que, pese a su dureza, merece mucho la pena.

El descenso lo hacemos por una carretera de similares características en lo que refiere al ancho de la carretera. Carretera estrecha con firme bastante botoso y durante sus dos primeros kilómetros nos encontramos 5 curvas de herradura donde hay una gran acumulación de piedras y arena. El descenso no entrama demasiada complicación y la circulación es casi nula. Así llegamos a Ortigosa de Cameros donde, entre sus lugares más emblemáticos, podemos ver un puente de hormigón armado que data de hace casi 100 años de su construcción allá por el año 1924 y que está declarado como Bien de Interés Cultural con categoría de monumento, con 97 metros de longitud y que une los barrios de, San Martín y San Miguel.
Pasado Ortigosa, a los pocos kilómetros, en el cruce, debemos de girar a la izquierda en dirección El Rasillo, donde vamos viendo las aguas del Embalse de González Lacasa. Una vez llegamos a la localidad citada anteriormente, comenzamos un tramo rápido y fácil que nos hace pasar por las proximidades de Nieva de Cameros.
Poco después llegamos a la N-111, la que une Soria con Logroño. Es por esta última la dirección que debemos tomar.

Tras rodar excasos kilómetros por la nacional, giramos a la derecha y pasamos por un puente sobre el río Iregua y donde comenzamos nuestro segunda subida de la jornada, el puerto de La Rasa. Tenemos ante nosotros un puerto de 10 kilómetros de longitud, un porcentaje medio del 6% y donde hay que salvar 600 metros de desnivel.
El comienzo no tiene tregua, en cuanto pasamos el puente que da comienzo a esta subida, catalogada como un puerto de segunda categoría, tenemos los dos primeros kilómetros una sucesión de curvas en herradura y en donde la pendiente media oscila en torno al 7 %. Los siguientes 4 kilómetros, hasta llegar al pueblo de Almarza de Cameros. Desde este punto, todavía quedan 4 kilómetros de subida y en donde hay un kilómetro especialmente duro. En cuanto llegamos a la primera curva de herradura, nos damos de bruces con el kilómetro ya citado. Una pendiente media del 10% y con rampas que alcanzan hasta el 14%. Posteriormente, y ya con un porcentaje normalizado, tenemos 2 curvas más en herradura y tras un kilómetro más, llegamos a 1420 metros de altitud, donde tenemos el cartel del puerto.

El descenso el puerto es bastante fácil pese a que tiene alguna curva en herradura a la altura de Muro de Cameros, localidad que tenemos en mitad de descenso, y al llegar a Jalón de Cameros. Dicho descenso consta de 10 kilómetros y donde hay algún tramo que se pone al 12%.
Antes de continuar con mi relato, quiero hacer especial mención al ganado que nos podemos encontrar en el descenso y sobre todo llegando a Muro de Cameros, donde hay bastantes edificaciones para el resguardo del ganado. Se baja deprisa y, pese a que el asfalto está bastante botoso, se coge velocidad y hay que tener cuidado porque al trazar una curva nos podemos encontrar con alguna oveja que esté en mitad de la carretera y podemos tener un accidente.

Dicho este, llegamos a Jalón de Cameros donde hacemos un giro a la derecha y de nuevo el terreno va ascendiendo. desde el mismo cruce comienza la altimetría del siguiente puerto de la jornada, el puerto de Sancho Leza. Como digo, desde Jalón, tenemos 15 kilómetros de ascensión con un porcentaje medio del 4% y una desnivel acumulado de 550 metros. La subida no es dura pese a la longitud que tiene.
A los 3 kilómetros de comenzar a ir ascendiendo levemente, paramos en Cabezón de Cameros a reponer agua en una fuente que está pasando un puente empedrado a nuestra izquierda. Una vez que retomamos nuestro camino seguimos ascendiendo con cierta facilidad hasta que llegamos a Laguna de Cameros, donde nos encontramos un ligero descenso.
Al llegar a este punto donde nos encontramos ya tenemos los primeros 8 kilómetros de subida, nos quedan aún 7 y es donde realmente se convierte en un puerto, ya que la pendiente media sube considerablemente. Si en los primeros 8 kilómetros de subida la pendiente media alcanzaba como máximo el 4%, los kilómetros finales ese porcentaje medio ronda el 6%. Además, viene acompañado de varias curvas en herradura y en donde, ahora si, tenemos la protección de los árboles contra los rayos de sol. El puerto de Sancho Leza corona a 1390 metros de altitud.
El descenso es bastante engañoso, ya que tiene un tramo bastante largo donde hay que dar muchos pedales y donde nos llevaría hasta los últimos 5 kilómetros, ahora si, de descenso y que nos lleva nuevamente hasta la N-111.
Cuando llegamos a dicha nacional, seguimos descendiendo lo que sería el puerto de Piqueras y que nos llevaría, en sentido contrario, hasta la ciudad de Soria. Como digo, continuamos descendiendo por un tramo de asfalto nuevo y donde la bici rueda de maravilla hasta que de repente este asfalto impecable se convierte en un aslfato con piedras y agujeros. Es un tramo que están arreglado y antes de echar su correspondiente capa de buen aslfato deben raspar el malo y por ello que nos encotramos con las obras en la carretera. Pero eso será esporadico porque ya han pasado varios días desde que estuvimos y lo habrán dejado como dios manda.

Nos salimos de la N-111 por la LR-333 y la carretera nuevamente se va poniendo cuesta arriba. Así llegamos a Villoslada de Cameros, donde nos encontramos cun una feria de ganado y donde el pasar por la travesía se convierte en una gyncana sorteando coches mal aparcados y Gene andando por todos los lados.
Al salir de este pueblo seguimos ascendiendo y entramos en la comunidad de Castilla y León. Antes de encarar nuestro último puerto, nos desviamos a Montenegro de Cameros a reponer agua. Como dato curioso, Montenegro, es el único pueblo que no es de La Rioja que tiene el apellido de Cameros ya que pertenece a la provincia de Soria.

Una vez comentado este dato, volvemos por nuestros pasos para girar a la izquierda y dar comienzo, a cara perro, de la última subida de la jornada, el puerto de Montenegro. Pero por ser el último no hay que subestimarlo porque aún nos queda por ascender 7 kilómetros que se pueden hacer especialmente duros con un desnivel medio nada despreciable al 6% y donde hay que ascender 450 metros de desnivel. Es un puerto que golpea el sol con todas sus fuerzas porque no nos encontraremos con ninguna sombra en toda la subida. Además, al ser el último puerto es sinónimo de que estamos en las horas centrales del día y hoy es un día de mucho calor. También hay que hacer mención al aire porque puede ser un enemigo terrible o un gran aliado, todo dependiendo de donde nos de. Habitualmente subiendo como los estamos haciendo suele ser viento en contra, pero en el día de hoy tenemos excasos viento y eso facilita la subida. Una subida que nos encontramos hasta 6 curvas en vaguada y donde es un punto donde las piernas pueden coger oxígeno y nosotros también hasta llegar a la cima a 1591 metros de atitud.

Después de contemplar las vistas desde arriba, donde podemos ver el pico Urbión, nos decidimos a bajar sin más contemplaciones. Tenemos por delante un descenso de 19 kilómetros en donde sus primeros 6 kilómetros encontramos la mayor dificultad enlazando varias curvas de herradura y donde también encontramos la mayor pendiente.
Terminado esta zona, llegamos a Viniegra de Arriba, catalogado como uno de los pueblos más bonitos de España y donde podemos disfrutar de su entorno y de su rica y fresca agua de la fuente. Desde aquí todavía quedan 13 kilómetros de descenso disfrutando del bello paraje en donde nos encontraremos y del sonido envolvente del Arroyo que tenemos a nuestro lado izquierdo y que nos axompaño cambiando varias veces de lado hasta casi la finalización del puerto.

Una vez abajo, llegamos a la LR-113, a la altura de la Venta de Goyo, un hotel enclavado en este singular lugar.
Desde aqui y por carretera ancha aún nos queda unos 18 kilómetros de rodar ligeros y donde volvemos a pasar por el cruce de el Monasterio de Valvanera antes de llegar nuevamente a Anguiano y así finalizar la ruta de hoy.