Un café en Sepúlveda

En la cena Sexmera del pasado día 3, hablando con Josito, acerca de realizar un rulo con la flaca, le dije: podemos ir a tomar un café a Sepúlveda y volver. El resto es historia.

Quedamos en el Sotillo. Unos se acercaron en coche, otros en bici desde el mismo Sotillo o la Lastrilla, así como Isma y Jarri desde Palazuelos y Tabanera…y el animalito de Fonsi, que se vino en bici desde Cantimpalos. Claro, para justificar luego los chuletones que se aprieta.
Salimos pasadas las 8:30 con ese frío bueno para secar jamones, típico castellano. Yendo a bloque a buen ritmo hasta Torrecaballeros, para ir entrando en calor. Éramos una buena grupeta: Armando, Fonsi, Iñaki, Isma, Javis, Josito, Juan Carlos “Chef”, Raúl y Jarri. Desde Boceguillas, a esa misma hora partía Andrés y su amigo Mikel, para encontrarnos por el camino.
En el repecho del repetidor de Torrecaballeros entramos en calor de todas todas, solo que en la bajada posterior y el sombrío volvimos a sentir algo de frío…que duró toda la ida.
Pasamos Collado, tomamos el cruce hacia Pedraza, pasamos torre Val de San Pedro y llegamos a La Velilla. Donde nos despedimos de Juan Carlos, que optó por darse la vuelta, pasando por Pedraza. Nosotros seguimos, entre subidas y bajadas, viendo parajes tan bonitos como Tejadilla, Valleruela de Pedraza y La Matilla; donde nos encontramos con Andrés y compañía nada más pasarlo, saliendo prácticamente de la niebla.
Cuando íbamos la mar de a gustito volvimos a sentir el frío en los huesos. Inmersos en la niebla, pedaleábamos con más intensidad, para paliar el frío y poder llegar cuanto antes a por ese café calentito. Había tramos que no se veía más allá de 50 metros. Así durante unos 12 km. Una pena llegar a Sepúlveda y no poder verla desde el mirador de en frente. En la bajada hasta el río nos la tomamos con precaución, ya que la niebla mojaba todo como la lluvia. Hicimos un reagrupamiento justo antes de cruzar el río Castilla, para subir por las recurvas de Sepúlveda, hasta la Plaza Mayor, donde nos tomamos ese café calentito, que nos supo cojonudo…o más.
Tras ello, las fotos de rigor y a seguir, que aún quedaba camino. Al subir la cuesta del mirador salimos de la niebla, para no volver a verla en todo el día. Bueno, verla la vimos, pero conseguimos esquivarla. En vez de volver por donde habíamos ido, tomamos camino de Consuegra de Murera. Camino todo favorable ahora, donde se cogía buena velocidad, pero con el solete ya no había frío apenas. Al llegar a la carretera SG-205 nos despedimos de Andrés y Mikel que se volvían para Boceguillas. Nosotros para Valdesimonte y en la siguiente rotonda dirección Muñoveros. Donde hicimos otra parada técnica para comer, desbeber y quitarnos algo de ropa. Ahora tocaba camino ascendente en su mayor parte. Los km se dejaban ver ya en las piernas, pero como íbamos bien de tiempo, tomamos un ritmillo más llevadero. Pasamos Caballar y bajamos un poco más el ritmo aún, para subir tranquilos el portachuelo que hay después, donde casi coronando nos pasó uno con mucha más prisa que nosotros. Tras cruzar La Cuesta (pueblo) y llegar al cruce, paramos a esperar al resto. Viendo Fonsi que llegaba justo de tiempo decidió seguir y Jarri le acompañó. Hacia Berrocal, Santo Domingo de Pirón y Basardilla. En el cruce giramos hacia Brieva y desde aquí hacia La Higuera, donde nos despedimos: Fonsi hacia Cantimpalos, pasando por Cabañas y Pinillos de Polendos y Jarri hacia Espirdo.
El resto, decidió seguir desde Brieva hacia Torrecaballeros (desde aquí, Isma se fue directamente para Palazuelos), pero nos volvimos a encontrar en el mismo punto de inicio en el Sotillo, donde nos despedimos finalmente y me tocó subir la cuesta del Tío Pintao, que se me hizo más dura que otras veces. Normal, fueron 130 kilometrillos a base de piques, subidas a fuego y apretones que no hacen más que darle emoción al tema bicicletil.