XI Salida Ciclista Ferroviaria 2019
near Ermita de Patiño, Murcia (España)
Viewed 408 times, downloaded 10 times
Trail photos
Itinerary description
Mientras saboreábamos una cerveza, esperamos impacientes a los compañeros de montaña que tardaban en llegar. Estábamos empezando a preocuparnos cuando por fin aparecieron encaramados en la senda del Gato. Le pregunto a Juan Bautista, viejo amigo, compañero de viajes y aventuras, y hoy “guía” de los ferroviarios montañeros, por la tardanza. Se encogió de hombros: luego te lo explico que ahora tengo la garganta seca. Guardamos las bicicletas bajo llave en un anexo del restaurante y pasamos sin más dilación al comedor. En total éramos 24 comensales.
La comida comenzó en un ambiente alegre. Quiero creer que por estar todos juntos de nuevo, y no por la cerveza que desaparecía de las jarras a una velocidad vertiginosa. Comenzaron a traer los entrantes y la comida continuo entre conversaciones, relatos y anécdotas, amenizada por chascarrillos y hasta se coló algún chiste. El plato fuerte era codillo de cordero y la verdad es que estaba muy bueno. Pero; siempre hay algún pero, hubo unos pocos “flojeras” que se pidieron merluza o como el amigo Máximo, que se pidió dos huevos con patatas y solo se pudo comer uno. Juan Bautista, que estaba sentado a mi lado, por fin me contó el motivo de tanto retraso; no era otro que la falta de pericia de los mal llamados “montañeros”, más acostumbrados a pedalear por el carril-bici que en el monte. Cualquier desperfecto en el camino, por mínimo que fuera, les parecía una trialera insuperable, y ni te cuento si la cosa se estrechaba un poco. Habrá que sacarlos más al campo.
Terminada la comida, café y sobremesa incluidas, llego el momento de irnos a Murcia. Nos hicimos el propósito de bajar con cuidado; que iríamos despacio; que no queríamos caídas; pero cuando el asfalto se puso en negativo, vino el desmadre. Bajada a full gas. Tumbadas con la oreja despellejándose en el asfalto, la bici literalmente volando de bache en bache y la adrenalina erizándote la nuca. No tenemos remedio. Y el peor; yo. Hice todo el recorrido con mi vieja Vitus, midiéndose de tu a tu con las “jovencitas” de rígido carbono y brillantes frenos de disco, que no lograron amedrentarla en ningún momento. Incluso en las bajadas más excitantes; no solo se defendió, sino que atacó superándolas a todas, a pesar de sus muchos años y sus pastillas de freno cristalizadas. Toda una campeona. A las afueras de la ciudad nos fuimos reagrupando hasta llegar todos juntos a la estación del Carmen. No quedaba ya más que despedir a nuestros amigos alicantinos. Un tren los llevara a casa.
Murcia, 19 de octubre de 2019.
La comida comenzó en un ambiente alegre. Quiero creer que por estar todos juntos de nuevo, y no por la cerveza que desaparecía de las jarras a una velocidad vertiginosa. Comenzaron a traer los entrantes y la comida continuo entre conversaciones, relatos y anécdotas, amenizada por chascarrillos y hasta se coló algún chiste. El plato fuerte era codillo de cordero y la verdad es que estaba muy bueno. Pero; siempre hay algún pero, hubo unos pocos “flojeras” que se pidieron merluza o como el amigo Máximo, que se pidió dos huevos con patatas y solo se pudo comer uno. Juan Bautista, que estaba sentado a mi lado, por fin me contó el motivo de tanto retraso; no era otro que la falta de pericia de los mal llamados “montañeros”, más acostumbrados a pedalear por el carril-bici que en el monte. Cualquier desperfecto en el camino, por mínimo que fuera, les parecía una trialera insuperable, y ni te cuento si la cosa se estrechaba un poco. Habrá que sacarlos más al campo.
Terminada la comida, café y sobremesa incluidas, llego el momento de irnos a Murcia. Nos hicimos el propósito de bajar con cuidado; que iríamos despacio; que no queríamos caídas; pero cuando el asfalto se puso en negativo, vino el desmadre. Bajada a full gas. Tumbadas con la oreja despellejándose en el asfalto, la bici literalmente volando de bache en bache y la adrenalina erizándote la nuca. No tenemos remedio. Y el peor; yo. Hice todo el recorrido con mi vieja Vitus, midiéndose de tu a tu con las “jovencitas” de rígido carbono y brillantes frenos de disco, que no lograron amedrentarla en ningún momento. Incluso en las bajadas más excitantes; no solo se defendió, sino que atacó superándolas a todas, a pesar de sus muchos años y sus pastillas de freno cristalizadas. Toda una campeona. A las afueras de la ciudad nos fuimos reagrupando hasta llegar todos juntos a la estación del Carmen. No quedaba ya más que despedir a nuestros amigos alicantinos. Un tren los llevara a casa.
Murcia, 19 de octubre de 2019.
Waypoints
Comments (1)
You can add a comment or review this trail
Más fotos: https://www.facebook.com/mariano.vicentedeharo/media_set?set=a.2894653510564588&type=3