Descenso desde el Pico de las Nieves hasta Telde

Toda una experiencia la ruta de hoy, algo totalmente nuevo a lo que había hecho hasta ahora. Nunca había hecho un remonte expresamente para bajar por senderos (a excepción de la bajada de Fuente De de hace unos años). Nunca había montado en una bici de enduro de 170/150mm de recorrido. Y evidentemente, nunca lo había hecho en un entorno de terreno volcánico como la isla de Gran Canaria. Y todo esto, gracias a Himar, de www.downhilldays.com, que me hizo de guía, se encargó de formar un grupo de 5 bikers (4 canarios y un vasco), del remonte en furgoneta con remolque hasta el punto más alto al que se podía subir, de proporcionarme guantes y casco y, por supuesto, una bici de garantías con la que hacer las bajadas sin morir en el intento. Y todo encajándolo en el slot de 4-5 horas que tenía antes de coger el avión de vuelta. Evidentemente, todo esto no es barato, pero esa es otra historia.

Así, tras reunirnos todos en una gasolinera del pueblo de Telde, iniciamos el ascenso en furgoneta hasta el final de la carretera que sube hasta casi la misma cima del Pico de las Nieves (1956m), donde un ventarrón impresionante hace que nos demos vida en prepararnos e iniciar la bajada, no sin antes sacar la foto de grupo de rigor. La bajada en si combina tramos de sendero (mayoría) con algunas inevitables conexiones por carretera. El terreno de los primeros sectores es bastante suelto, con pendiente asequible y mucha tierra en la que la bici tiende a hundirse, lo que me hace ir con cierta inseguridad a pesar de los neumáticos de 2,40 que calzo.

La parte más técnica de la ruta es sin duda las curvas de los Alfaques, una sucesión interminable de curvas de herradura con grandes piedras en las que todavía no tengo muy claro cómo no me he ido al pasto (a los cardos, en este caso). Antes de entrar en las curvas, hay unos 30m de grandes escalones justo a la salida de la GC-130 que ni siquiera mis compañeros descendedores/endureros se atreven a bajar montados. Así, hacemos un pequeño descanso en Tenteniguada que los brazos agradecen.

El resto de los sectores endureros son algo más sencillos técnicamente, aunque en absoluto fáciles. Grandes piedras, escalones, raíces,.... pero la bici que tengo debajo ciertamente ayuda a pasar por encima de todos ellos aparentemente de forma sencilla. Desgraciadamente, el GPS murió en un paraje que Topohispania denomina Lomo la Montañeta. Una lástima, sobre todo porque soy absolutamente incapaz de reconstruir la ruta que hemos seguido hasta llegar a la gasolinera de Telde de nuevo. Intuyo que hemos bajado por el barranco de San Roque, pero no estoy seguro. Lo que si es cierto es que hemos recorrido un bikepark con saltos, peraltes y un flow impresionante donde he disfrutado como un enano... menos pedrolos que en el sector de los Alfaques, más velocidad, menos riesgo...

En definitiva, una experiencia buenísima, pero que poco tiene que ver con lo que yo estoy acostumbrado. He disfrutado un montón con los senderos, pero he llegado abajo con la sensación de que me faltaba algo: la sudada, las piernas cansadas por el esfuerzo de subida, la deshidratación... no sé, algo. En fin, que el descenso es definitivamente, otro deporte!