Badajoz a San Rafael (Abdelkrim me baja la media)

Estaba yo echado en la cama esperando la alarma sonar: las cuatro estaciones de Vivaldi; eso es otro despertar así que, después de la cúrcuma mañanera, cogí por "Malos caminos", cuando sale de un lateral un ciclisto al que le di alcance unos minutos después: era Abdelkrim que cicliteaba esta mañana, día de san Mauricio. Como os podéis imaginar Abdelkrim habla, quiero decir que habla, así que es mejor que no sea una ruta con desniveles, y hablaba del Regio, del Monte Porrino, de San Roque, de Wikiloc, de Strava, de estudio ergonómico y hasta de la virgen santa. Buena compañía, no te aburres, no.
Llegamos hasta Cerro Picón y quisimos ver que había más allá: una pendiente que te lleva al mirador y al río, pero decidimos quedarnos más arriba y echar unas fotos a las tierras lusitanas. Continuamos nuestro camino pero él decidió acortar:
—Me voy por aquí, es que tu haces rutas muy largas.
—Vamos a San Rafael a tomar un café—insisto.
—No, yo tiro por aquí, además así no te bajo la media.
Yo seguí con mi mula mecánica y me imaginé que para bajar la media primero tienes que meter mano y alcanzar zona delicada, después averiguártelas con la liga, ensancharla y tirar hacia abajo (todo esto con cierta oposición de la contraparte o no). Una vez que te has deshecho de la liga, metes mano entre carne y media, esta maniobra es delicadísima, pues no debes pinchar muslo ni desgarrar media y siempre contando con cierta colaboración de la propietaria porque si no...buena gana. Luego deslizas la liga con suavidad y liberas una pierna de la liga y la media. La misma operación debes realizar con la otra pierna. Pero esta segunda se presenta algo más fácil pues ya lo has conseguido en una. Ahora bien, esa experiencia no te asegura que esta segunda liga sea la antesala que te lleve a la liga superior, porque eso es otra dimensión y si te confías o te precipitas puedes acabar el último de la liga y bajar de categoría o incluso, desaparecer y convertirte en anónimo.
En esas cosas pensaba yo cuando seguí el camino por la ribera del río Olivenza, lleno de zarzales, con púas, que no te rompen los delantales pero que te surcan los brazos y piernas, y por allí que andaban Isabel y Laso .
—¿Has visto como esta esto de zarzales? El otro día se lo dije al alcalde
— !Hombre! y de árboles y ramas caídas, que antes, si no me avisa el que venía conmigo (Abdelkrim), me caigo.
Laso iba "descamisao", con arroba y media de vitamina D.
—Anda, todo el sol para ti.
Y yo que seguí, que dejé las riberas del rio Olivenza y cicliteé hasta san Rafael en donde no había ni un alma ni fantasma. Breve descanso con alivio prostático y ruta de vuelta por "Las Merinillas" y sin un perrito ladrador. Umm, ¿ande andarán?
Haya salud para diez mil rutas más