Brinkola-Oñati-Arantzazu-Gomiztegi-Eskista-Urbia-Zalduondo-Altsasu.
near Brinkola, País Vasco (España)
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Trail photos
Itinerary description
En el track a pie del viernes pasado de Arantzazu a Urbia, comentaba que iba a proponer a mis colegas subir a Urbia en bici.
Pues dicho y hecho. Me “recogió el guante” -ipso facto- Josean, y a los cuatro días, iniciamos esta nueva aventura eléctrica por la naturaleza.
Tras llegar en tren a Brinkola, pedaleamos a Oñati para tomar luego la carretera que señala 9 km a Arantzazu. En el comienzo de la subida, a la derecha, hay una escultura en hierro de grandes proporciones, como homenaje al Pastor Vasco, titulada “Euskal Herria Euskal Artzaiari”, obra de Nestor Basterretxea.
Un kilómetro antes del santuario, nada mas pasar la cantera, tomamos a la izda la pista que indica Gomiztegi, que en 3 km te lleva al caserío del mismo nombre, dentro del ámbito del Parque Natural de Aizkorri.
Caserío que a mediados del siglo pasado lo compraron los franciscanos de Arantzazu, con pocas cabezas de ganado, pero que con el tiempo y más terrenos, en la década de los 90, conformaron un buen rebaño ovino y quesería artesanal, habiendo recibido en varias ocasiones el premio al mejor rebaño de ovejas latxas de la CAPV.
Surge entonces Artzain Eskola (Escuela de Pastores) organizando cada año el curso Artzain Eskola, destinado a la formación y capacitación de nuevos pastores así como cursos para pastores profesionales dentro de la oferta formativa de Itsasmendikoi: Centro Integral para la Formación, Promoción y el Desarrollo Rural y Litoral de la Comunidad Autónoma del País Vasco.
Por pista, con vistas extraordinarias, aunque con bastantes nubes al principio, que se fueron disipando según subiamos, llegamos a la explanada herbosa de Duru, con cantidad de ganado pastando, y finalmente a Eskista, punto en el que acaba la pista.
Es a partir de aquí cuando empiezan las dificultades, que creo “honestamente” debo contarlas, para que luego cada uno de mis colegas decida, si en la próxima (que la habrá) me acompaña o no.
Nos encontramos de repente en la ladera de un prado, con una gran pendiente (>30%). Hay que tirar hacia arriba (consultado luego el mapa, dirección a la cima de Artzanburu), tirando de tu fiel e inseparable compañera, solo que en estas circunstancias es cuando te das cuenta de sus pesados veintipico kilos.
Así iniciamos un ascenso, más que campo a través, diría “prado a través” sin referencias de caminos, sendas…de nada; eliges tú mismo la ruta, lo cual si lo miras por el lado positivo, debes considerarlo como una ventaja: como dice el poema, caminante, no hay camino, se hace camino al andar…
Después de más de un centenar de metros de desnivel, por cierto bastante cansinos, llegas a un punto desde el que ves la extraordinaria panorámica de la sierra del Aizkorri, con el Aitxuri, Aketegi, Aizkorri, Aitxabal...al fondo. IMPRESIONANTE!!!
Entonces te empiezas a dar cuenta, aún todo sudoroso, que ha merecido la pena semejante esfuerzo, y más cuando hacia la dcha, por una pista al principio y luego estrecho sendero, te vas acercando hacia la campa, viendo a lo lejos centenares de cabezas de ganado caballar, ovino, pastando junto a la Urbia erreka.
Pedaleando por estrechos senderos, a veces prado, con muchísimo cuidado, parándote a veces más que por seguridad, que también, para fotografiar esas bellísimas vistas del fondo de la depresión.
El último tramo, viendo abajo las instalaciones de la ermita, fonda…es un descenso feliz y cómodo -por fin- por un agradecido prado que te lleva directamente a la fonda, a echar nada mas llegar, unos “culines” de sidra, como dirían mis amigos astures, mientras te preparan y sacan (en menos de 5’) los platos combinados de huevos fritos con panceta, chorizo y patatas fritas. TODO EXCELENTE!!!
Y qué decir de la pequeña siesta reparadora a la sombra, sobre la esterilla extendida en el prado.
Ya con nuevas energías, pedaleamos por la pista existente en el poljé de Urbia:
depresión kárstica a modo de valle alargado y cerrado, de unos 4 km de largo y 1 km de ancho, cubierto por aluviones y sedimentos provenientes de la erosión de las laderas.
En ascenso continuado te encuentras con el monolito Zorrotzarri, bloque de arenisca tendido y empotrado en tierra, y las Ollantzuk txabolak, con abundantes afloraciones calizas y siempre rodeado de montañas. Y con sumideros, que no llegas a ver, pero que se llevan las aguas, que posteriormente resurgen en el nacedero del río Irauntza, en Araia.
La pista que te lleva de Urbia a Araia/Zalduondo tiene una longitud de unos 17 km. Seguimos ascendiendo un buen rato hasta que se inicia el descenso continuado hasta Zalduondo, a veces con fuertes rampas, y al frente con las espectaculares vistas del gran Aratz y a la dcha la Llanada Alavesa.
QUÉ CONTRASTE DE PAISAJES!!!
Paramos en Zumarraundi, antigua plataforma de fallida extracción de petróleo, allá por las décadas de los 60-70, y que hoy sirve de aparcamiento de coches, y apilamiento de troncos.
Por pista con firme en muy mal estado, llegamos finalmente a Zalduondo con temperatura continental, que aprovechamos la sombra de una fuente para hidratarnos.
Al lado había una joven muy letrada y simpática que nos contó la historia de su bonito pueblo, que describo a continuación.
Esta bonita población alavesa cuenta con un interesante patrimonio, formado por varios palacios y casas señoriales de los siglos XV a XVII y por varias ermitas que se deben a la antigua presencia del Camino de Santiago, y que hoy lo cruzan cada vez más peregrinos provenientes de Irún por el Camino del Norte (interior).
La principal fiesta de Zalduondo es su Carnaval, considerado el carnaval de tipo rural más interesante desde el punto de vista etnográfico de Álava. La fiesta gira en torno a la figura de "Marquitos", un muñeco que tras ser paseado por toda la villa, empalado y luego juzgado, al final es quemado según un antiguo ritual.
El pueblo honra a Celedón, su vecino más ilustre, antes del inicio de La Blanca, con la conversión del agua en vino en la fuente junto al Polideportivo.
Según aseguran en Zalduondo “con mucho orgullo, el aldeano de la blusa y el paraguas”, no sería otro que Celedonio Anzola García de Andoin, natural de este pueblo de la Llanada, donde cuenta con un monumento en su memoria.
Celedonio Alzola es la persona real que se esconde detrás del "Celedón", el popular personaje que abre y cierra las fiestas de Vitoria, descendiendo con un paraguas del cielo a lo Mary Poppins. Este personaje popular creado hace ya algunas décadas por las cuadrillas de blusas de Vitoria se basó en un aldeano de Zalduondo de nombre Celedonio, que ciertamente se hizo muy famoso en ciertos ambientes de Vitoria por su carácter juerguista. Se conserva su casa natal y hay un monumento en el pueblo que recuerda su memoria.
El escritor Bernardo Atxaga, guipuzcoano de Asteasu, tiene aquí su casa.
Como se ve, pueblo este pequeño pero con mucha historia y monumentos.
Como anécdota curiosa decir que en unos minutos a nuestra joven guía se le fueron agregando unas cuantas amigas. Al despedirnos, a la pregunta de si en el pueblo no hay chicos, nos contestan al unísono, si pero que están viendo el fútbol (el mundial).
Por carreteras secundarias llegamos a Altsasu pasando antes por las poblaciones de Egino, Ziordia y Olazagutia, en donde tras tomarnos unas cervezas, cogemos el tren de media distancia hasta Donosti.
Ha sido una etapa de algo más de 60 km y 1300 m de ascenso acumulado, que la consideramos como de DIFÍCIL, por ese durillo tramo de ascenso por prado desde Eskista, pero que bien merece la pena repetir, investigando nuevos recovecos tanto en el ascenso como después por la campa de Urbia y sus alrededores.
Pues dicho y hecho. Me “recogió el guante” -ipso facto- Josean, y a los cuatro días, iniciamos esta nueva aventura eléctrica por la naturaleza.
Tras llegar en tren a Brinkola, pedaleamos a Oñati para tomar luego la carretera que señala 9 km a Arantzazu. En el comienzo de la subida, a la derecha, hay una escultura en hierro de grandes proporciones, como homenaje al Pastor Vasco, titulada “Euskal Herria Euskal Artzaiari”, obra de Nestor Basterretxea.
Un kilómetro antes del santuario, nada mas pasar la cantera, tomamos a la izda la pista que indica Gomiztegi, que en 3 km te lleva al caserío del mismo nombre, dentro del ámbito del Parque Natural de Aizkorri.
Caserío que a mediados del siglo pasado lo compraron los franciscanos de Arantzazu, con pocas cabezas de ganado, pero que con el tiempo y más terrenos, en la década de los 90, conformaron un buen rebaño ovino y quesería artesanal, habiendo recibido en varias ocasiones el premio al mejor rebaño de ovejas latxas de la CAPV.
Surge entonces Artzain Eskola (Escuela de Pastores) organizando cada año el curso Artzain Eskola, destinado a la formación y capacitación de nuevos pastores así como cursos para pastores profesionales dentro de la oferta formativa de Itsasmendikoi: Centro Integral para la Formación, Promoción y el Desarrollo Rural y Litoral de la Comunidad Autónoma del País Vasco.
Por pista, con vistas extraordinarias, aunque con bastantes nubes al principio, que se fueron disipando según subiamos, llegamos a la explanada herbosa de Duru, con cantidad de ganado pastando, y finalmente a Eskista, punto en el que acaba la pista.
Es a partir de aquí cuando empiezan las dificultades, que creo “honestamente” debo contarlas, para que luego cada uno de mis colegas decida, si en la próxima (que la habrá) me acompaña o no.
Nos encontramos de repente en la ladera de un prado, con una gran pendiente (>30%). Hay que tirar hacia arriba (consultado luego el mapa, dirección a la cima de Artzanburu), tirando de tu fiel e inseparable compañera, solo que en estas circunstancias es cuando te das cuenta de sus pesados veintipico kilos.
Así iniciamos un ascenso, más que campo a través, diría “prado a través” sin referencias de caminos, sendas…de nada; eliges tú mismo la ruta, lo cual si lo miras por el lado positivo, debes considerarlo como una ventaja: como dice el poema, caminante, no hay camino, se hace camino al andar…
Después de más de un centenar de metros de desnivel, por cierto bastante cansinos, llegas a un punto desde el que ves la extraordinaria panorámica de la sierra del Aizkorri, con el Aitxuri, Aketegi, Aizkorri, Aitxabal...al fondo. IMPRESIONANTE!!!
Entonces te empiezas a dar cuenta, aún todo sudoroso, que ha merecido la pena semejante esfuerzo, y más cuando hacia la dcha, por una pista al principio y luego estrecho sendero, te vas acercando hacia la campa, viendo a lo lejos centenares de cabezas de ganado caballar, ovino, pastando junto a la Urbia erreka.
Pedaleando por estrechos senderos, a veces prado, con muchísimo cuidado, parándote a veces más que por seguridad, que también, para fotografiar esas bellísimas vistas del fondo de la depresión.
El último tramo, viendo abajo las instalaciones de la ermita, fonda…es un descenso feliz y cómodo -por fin- por un agradecido prado que te lleva directamente a la fonda, a echar nada mas llegar, unos “culines” de sidra, como dirían mis amigos astures, mientras te preparan y sacan (en menos de 5’) los platos combinados de huevos fritos con panceta, chorizo y patatas fritas. TODO EXCELENTE!!!
Y qué decir de la pequeña siesta reparadora a la sombra, sobre la esterilla extendida en el prado.
Ya con nuevas energías, pedaleamos por la pista existente en el poljé de Urbia:
depresión kárstica a modo de valle alargado y cerrado, de unos 4 km de largo y 1 km de ancho, cubierto por aluviones y sedimentos provenientes de la erosión de las laderas.
En ascenso continuado te encuentras con el monolito Zorrotzarri, bloque de arenisca tendido y empotrado en tierra, y las Ollantzuk txabolak, con abundantes afloraciones calizas y siempre rodeado de montañas. Y con sumideros, que no llegas a ver, pero que se llevan las aguas, que posteriormente resurgen en el nacedero del río Irauntza, en Araia.
La pista que te lleva de Urbia a Araia/Zalduondo tiene una longitud de unos 17 km. Seguimos ascendiendo un buen rato hasta que se inicia el descenso continuado hasta Zalduondo, a veces con fuertes rampas, y al frente con las espectaculares vistas del gran Aratz y a la dcha la Llanada Alavesa.
QUÉ CONTRASTE DE PAISAJES!!!
Paramos en Zumarraundi, antigua plataforma de fallida extracción de petróleo, allá por las décadas de los 60-70, y que hoy sirve de aparcamiento de coches, y apilamiento de troncos.
Por pista con firme en muy mal estado, llegamos finalmente a Zalduondo con temperatura continental, que aprovechamos la sombra de una fuente para hidratarnos.
Al lado había una joven muy letrada y simpática que nos contó la historia de su bonito pueblo, que describo a continuación.
Esta bonita población alavesa cuenta con un interesante patrimonio, formado por varios palacios y casas señoriales de los siglos XV a XVII y por varias ermitas que se deben a la antigua presencia del Camino de Santiago, y que hoy lo cruzan cada vez más peregrinos provenientes de Irún por el Camino del Norte (interior).
La principal fiesta de Zalduondo es su Carnaval, considerado el carnaval de tipo rural más interesante desde el punto de vista etnográfico de Álava. La fiesta gira en torno a la figura de "Marquitos", un muñeco que tras ser paseado por toda la villa, empalado y luego juzgado, al final es quemado según un antiguo ritual.
El pueblo honra a Celedón, su vecino más ilustre, antes del inicio de La Blanca, con la conversión del agua en vino en la fuente junto al Polideportivo.
Según aseguran en Zalduondo “con mucho orgullo, el aldeano de la blusa y el paraguas”, no sería otro que Celedonio Anzola García de Andoin, natural de este pueblo de la Llanada, donde cuenta con un monumento en su memoria.
Celedonio Alzola es la persona real que se esconde detrás del "Celedón", el popular personaje que abre y cierra las fiestas de Vitoria, descendiendo con un paraguas del cielo a lo Mary Poppins. Este personaje popular creado hace ya algunas décadas por las cuadrillas de blusas de Vitoria se basó en un aldeano de Zalduondo de nombre Celedonio, que ciertamente se hizo muy famoso en ciertos ambientes de Vitoria por su carácter juerguista. Se conserva su casa natal y hay un monumento en el pueblo que recuerda su memoria.
El escritor Bernardo Atxaga, guipuzcoano de Asteasu, tiene aquí su casa.
Como se ve, pueblo este pequeño pero con mucha historia y monumentos.
Como anécdota curiosa decir que en unos minutos a nuestra joven guía se le fueron agregando unas cuantas amigas. Al despedirnos, a la pregunta de si en el pueblo no hay chicos, nos contestan al unísono, si pero que están viendo el fútbol (el mundial).
Por carreteras secundarias llegamos a Altsasu pasando antes por las poblaciones de Egino, Ziordia y Olazagutia, en donde tras tomarnos unas cervezas, cogemos el tren de media distancia hasta Donosti.
Ha sido una etapa de algo más de 60 km y 1300 m de ascenso acumulado, que la consideramos como de DIFÍCIL, por ese durillo tramo de ascenso por prado desde Eskista, pero que bien merece la pena repetir, investigando nuevos recovecos tanto en el ascenso como después por la campa de Urbia y sus alrededores.
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Comments (2)
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Bonita excursion comentada por un buen narrador y unas fotos muy reales de esa zona que algunos las conocemos. Zorionak
He hecho la ruta (parcialmente), aunque saliendo desde Eibar (por bidegorri hasta Oñati) y la bajada a Altsasu por el paso de san Adrián. Gracias por ser honesto y comentar las dificultades, y por los acertados comentarios como "en pleno ascenso prado a través"