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Casas de Belvís (Circular)

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Trail stats

Distance
11.15 mi
Elevation gain
932 ft
Technical difficulty
Moderate
Elevation loss
932 ft
Max elevation
1,454 ft
TrailRank 
59 5
Min elevation
1,044 ft
Trail type
Loop
Time
2 hours 57 minutes
Coordinates
5996
Uploaded
October 10, 2022
Recorded
October 2022
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  •   5 1 review
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near Casas de Belvis, Extremadura (España)

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Itinerary description

CONSEJOS: Una ruta tranquila sin mucho desnivel y cortita. Ideal para hacerse una pequeña idea del entorno y combinarla con otras actividades por la zona. Hay que pasar dos alambradas, no tienen mucho problema, pero si eres de los que no les gustan estas cosas, te informo. Es zona le linces, por lo que recomiendo no ir haciendo el salvaje con las bicis… no se asusten. Sólo encontré agua potable en Belvis y en el merendero que hay unos kilómetros antes de llegar de nuevo, por lo que aunque la ruta es corta, recomiendo llevar algo. El recorrido está marcado en otoño, en verano es excesivamente caluroso.


DESCRIPCIÓN: Dejamos el coche en Belvis y rápidamente comenzamos a rodas por pista de tierra. Primero pasamos al lado de una pequeña cantera, un estanque y rodeados de encinas llegamos a la primera alambrada. Es un poco rollo porque tenemos que pasar las bicis por encima y las eBike pesan… pero bueno, como dice el dicho: “con la ayuda de un vecino, mi padre mató un gorrino”. Un pequeño tramo de campo a través (fácil), de nuevo en pistas y llegamos a un fantástico mirador del Embalse de Valdecañas. La vista desde arriba de la confluencia de los ríos Tajo e Ibor es fantástica. Bajamos hasta el mismo embalse y continuamos la ruta por pista hasta la segunda alambrada. En este caso, se pasa más fácilmente porque está en una vaguada y por debajo hay mucho espacio (el track marca el sitio exacto). Después viene un tramo de campo a través sin demasiadas complicaciones y de nuevo pistas. Decidimos acortar la ruta y pasar por el Convento Franciscano semiabandonado y por la Ermita del Berrocal, fantásticos miradores de la comarca. Un poco después llegamos a una zona de merenderos y de nuevo a Casas de Velvis.

En cualquier caso, como digo en otras rutas, teniendo el track en el teléfono o GPS, las descripciones están un poco de más.

La ruta aquí descrita, así como los tracks para GPS son orientativos. Queda bajo la responsabilidad de quien la realice, tomar las medidas de seguridad apropiadas para el itinerario, que dependerán tanto de las condiciones climatológicas, como de la preparación técnica y física de la persona que la lleve a cabo. Quede bien claro que todo lo indicado (track y comentarios) es a nivel informativo y sin ningún otro tipo de ánimo, eximiéndose el autor de responsabilidad alguna ante cualquier percance que pudiera sufrir quien por voluntad propia o inducida realice la actividad.



CASAS DE BERVIS-CONVENTO de SAN FRANCISCO del BERROCAL: es un edificio histórico del siglo XVI ubicado en el municipio español de Belvís de Monroy, en la provincia de Cáceres. Fue fundado en 1505 como convento para franciscanos descalzos, quienes lo ocuparon hasta la primera mitad del siglo XIX. El edificio es internacionalmente conocido por ser el lugar del que partió en 1523 la expedición de los doce apóstoles de México, los primeros misioneros que evangelizaron lo que unos años más tarde sería conocido como el virreinato de Nueva España. En 1989 fue adquirido por la Junta de Extremadura, que en la última década del siglo XX promovió la rehabilitación de parte del edificio para usarlo con fines culturales.
Se ubica en un paraje rústico, 1 km al sureste de la villa de Belvís y 2 km al sur de Casas de Belvís, junto a la ermita del Berrocal. El edificio es candidato a Bien de Interés Cultural desde 1994. El convento tiene su origen en las controversias internas de la Orden Franciscana que dieron origen a la formación de los franciscanos descalzos como una reforma más austera de los principios franciscanos. En 1500, se refugiaron en la ermita del Berrocal tres frailes que habían decidido salir de su convento por defender la descalcez. Aunque en sus orígenes se asentaron en unos chozos de escoba, los señores de la villa decidieron proteger a los monjes donando un terreno junto a la ermita para construir el actual edificio. En 1505, la diócesis de Plasencia autorizó la fundación del convento, que fue inaugurado en 1509.
El edificio tiene un valor histórico singular, ya que de él partieron los doce apóstoles de México, los doce primeros varones apostólicos que acudieron a las Indias en 1524. Se suele denominar «la época de los doce» al período comprendido entre 1524 y 1569, distinguiéndose como misioneros y también como antropólogos, exploradores y fundadores de pueblos. Así se inició la vinculación de Extremadura con el Nuevo Mundo en el aspecto de la evangelización de las tierras recién descubiertas.
Según el Interrogatorio de la Real Audiencia de Extremadura de 1791, en aquella época el convento seguía habitado por quince franciscanos descalzos, estando financiado por las limosnas de los vecinos de la zona y especialmente las de los señores de la villa, quienes seguían siendo patronos del edificio. El convento carecía de enfermería propia, ya que los frailes enfermos iban a la enfermería que había en la cercana villa de Casatejada. El edificio fue quemado por la Grande Armée el 4 de agosto de 1809, pasando a estar habitado por un grupo reducido de frailes hasta su definitiva exclaustración en 1848. Aunque su escasa población lo debería haber incluido en la desamortización de Mendizábal en 1835, se evitó en aquel momento abrir un expediente debido al mal estado del edificio, subastándose tras abrirse un nuevo expediente en 1847, tras lo cual pasó a ser una finca privada. Exteriormente, el templo conventual es una construcción de mampostería reforzada con una serie de contrafuertes de sección rectangular. La cabecera es más estrecha que la nave, con cubierta a dos aguas esta y a cuatro aguas la cabecera. El vano de acceso, en el lado del evangelio, tiene arco de medio punto de sillares bien escuadrados. Flanquean el vano dos trozos de fustes y capiteles de columnas de granito, respondiendo su tipología al siglo XVI. Otro vano de idénticas características se abre en el lado de la epístola, comunicando el templo con el resto de las dependencias monacales.
Interiormente, la nave se cubre con bóveda de cañón con lunetos y la cabecera con cúpula de media naranja rematada en el exterior con una linterna. A los pies, se ubica el coro sobre arco rebajado que parte de dos pilastras adosadas de granito.
Es muy probable que el templo fuese remodelado en la etapa barroca, sustituyéndose el artesonado o las bóvedas de crucería por el cañón con luneto. Por el interior se distribuyen trozos de fustes de columnas, basas, capiteles y algunas cerámicas recogidas en distintas dependencias durante el proceso de restauración y expuestas a la contemplación de los visitantes.
El complejo arquitectónico de las dependencias conventuales (claustro, celdas, refectorio, etc.) continúa en su mayor parte en ruinas, siendo lo mejor conservado una crujía en cuya planta baja persisten cuatro tramos con bóveda de arista, comunicadas con un pasillo común cubierto con una curiosa bóveda de cañón.
En muchos lienzos de muro, se pueden contemplar aún armoniosos esgrafiados y restos de pinturas que decoraban el interior de las estancias. Las mechinas de varias paredes demuestran la antigua existencia de tres pisos en algunas dependencias, lo que presupone un número de frailes elevado ocupando el convento. Existen un aljibe y un estanque que recibían el agua de un manantío situado fuera del convento, a través de una curiosa red de tuberías de mampuesto. El convento fue rescatado del abandono y el olvido por la ciudad mexicana de Huejotzingo, localidad del estado de Puebla que se desarrolló en el siglo XVI gracias a un convento fundado por la expedición que partió de Belvís de Monroy. En 1966 se firmó un hermanamiento entre Huejotzingo y Belvís, que incluyó la entrega de una estatua de bronce, obra de Jesús Corro Ferrer, que quedó albergada en la vecina ermita del Berrocal. Esto sorprendió a los vecinos de Belvís, quienes hasta entonces desconocían por lo general la importancia que la expedición había tenido para la historia del catolicismo mexicano.
En 1989, siendo cercanas las celebraciones por los 500 años del descubrimiento de América, la recién creada Junta de Extremadura decidió adquirir las ruinas del edificio, recuperando en una primera intervención el templo conventual con una restauración respetuosa con lo que fue en origen, y añadiéndose en una segunda fase la restauración de otras dependencias como el claustro; sin embargo, otras amplias zonas del convento permanecen todavía en ruinas. La restauración se llevó a cabo entre 1991 y 1997, bajo la dirección de empresas contratadas por la Junta, aunque también participaron en diversos trabajos auxiliares dos escuelas taller promovidas por el Ayuntamiento de Belvís de Monroy. La primera escuela taller ubicó en 1994 en el atrio un crucero, diseñado por Francisco Javier Timón según la forma tradicional de los cruceros extremeños. La segunda escuela taller, que comenzó sus trabajos en 1995, se encargó de la recuperación del claustro.
Luego de esta restauración parcial, el edificio ha sido usado en el siglo XXI con fines culturales, albergando actividades como exposiciones,11 actuaciones de coros y entregas de premios. En 2009 se llevaron a cabo varios actos con motivo del quinto centenario de la inauguración del convento, que incluyeron la inauguración de un monumento conmemorativo, conferencias y rutas de senderismo, entre otras actividades. En 2013, el Museo de Cáceres dio a conocer como objeto destacado un reloj de sol de los siglos XVII-XVIII procedente de este convento.


BELVIS DE MONROY: Los orígenes del municipio están ligados a la antigua tierra de Plasencia que fue creada en la Edad Media como consecuencia de la Reconquista cristiana del noreste de Extremadura. Belvís ("bella vista") era originalmente una dehesa situada en la parte más oriental de la comunidad placentina, que destacaba por poseer un importante otero. Como consecuencia de las dificultades para mantener la seguridad en un territorio recientemente reconquistado y poco poblado, los reyes castellanos del siglo XIII se vieron obligados a entregar tierras placentinas a nobles de su confianza, y en ese contexto Sancho IV de Castilla otorgó en 1290 a Hernán Pérez de Plasencia el territorio de Belvís con la condición de poblarlo con treinta vasallos y fortificar el lugar.
Hernán Pérez tomó el apellido "del Bote" de una dehesa belvisa y la familia placentina Bote gobernó Belvís a lo largo del siglo XIV. En 1323, Alfonso XI de Castilla concedió a los Bote privilegio para que Belvís fuese villa, créandose en 1329 un mayorazgo que abarcaba Belvís, Fresnedoso, Mesas de Ibor y La Peraleda. Enrique II de Castilla confirmó los mayorazgos en 1369. El fallecimiento sin descendencia legítima del nieto de Hernán Pérez del Bote hizo que en 1394 pasase Belvís por testamento al señor de Almaraz y Deleitosa, Diego Gómez de Almaraz, terminando así el siglo de dominio de los Bote sobre la villa que fundaron
Los de Almaraz eran, junto con los del Bote y los de Monroy, una de las tres familias placentinas más influyentes de su época. Los Almaraz y Monroy mantenían una fuerte enemistad que se agravó cuando ambos militaron en bandos opuestos de la Primera Guerra Civil Castellana, llegando a producirse homicidios en la disputa. Para poner paz entre las dos familias, se pactó el matrimonio entre Isabel de Almaraz, hija de Diego Gómez de Almaraz, y Hernán de Monroy y Rodríguez de las Varillas, de manera que en el siglo XV Belvís se convirtió en cabeza de un mayorazgo donde se incluían tanto Belvís y su campana (cuatro lugares que se desarrollaron en el siglo XV: Casas de Belvís, Los Campillos, Valdehúncar, Valdecañas) como Peraleda, Fresnedoso, Almaraz, Deleitosa, Monroy y diversas tierras del Campo Arañuelo y valle del Árrago. El estatus de Belvís como una de las localidades más destacadas de Extremadura a principios del siglo XV duró poco como consecuencia de una cadena de infortunios. El primogénito del matrimonio Monroy-Almaraz, Diego, murió en 1435 en Cádiz en combate contra los moros, y hubo de pasar el señorío a su hermano Álvaro, quien al formar parte del clero no tenía descendencia. Aunque Álvaro pretendió repartir las tierras pacíficamente entre sus hermanos Alonso y Rodrigo, los beneficiarios y sus descendientes acabaron manteniendo disputas a lo largo del siglo XV que afectaron gravemente a buena parte de Extremadura.
La consolidación en el poder de los Reyes Católicos puso fin a buena parte de las disputas nobiliarias extremeñas del siglo XV, pero no pudo desarrollarse una correcta repoblación en este tiempo de paz debido al descubrimiento de América. Miles de extremeños emigraron hacia tierras americanas, entre ellos varios belvisos. En la conquista americana destacó el convento de San Francisco del Berrocal, un convento que en 1509 había fundado en esta villa Francisco de Monroy y que estaba habitado por franciscanos descalzos: en 1523 partieron de aquí los doce apóstoles de México, la primera expedición evangelizadora del nuevo continente.
En 1535, la heredera del señorío belviso Beatriz de Monroy contrajo matrimonio con Fernando Álvarez de Toledo y Figueroa, de la Casa de Oropesa, por influencia de fray Pedro de Alcántara, quien estaba vinculado a ambas casas señoriales. Esto supuso el declive de la villa de Belvís, que pasó a ser gobernada desde Oropesa; no obstante, Beatriz de Monroy construyó en el siglo XVI el palacete junto al castillo belviso para usarlo como segunda residencia y dejó en Belvís varias obras piadosas, un hospital, un convento y un hospicio. Tras el fallecimiento de Juan Álvarez de Toledo y Monroy en Jarandilla en 1619, los siguientes nobles locales se fueron a vivir a Madrid y pasaron a administrar estas tierras como si se tratase de una mera finca de campo. A partir del siglo XVIII comenzó a deteriorarse el castillo, que había quedado en manos de un alcaide, y el lugar de Los Campillos quedó despoblado. Entre 1707 y 1725 no hubo señor jurisdiccional reconocido en estas tierras por haber apoyado los Oropesa al bando perdedor de la Guerra de Sucesión Española.
El Castillo se remonta al siglo XIII cuando en tiempos de Sancho IV, este dona el "cortijo de Belvís" a Hernán Pérez del Bote con el mandato de repoblar estas tierras que habían quedado huérfanas tras la Reconquista y de crear en ellas "Casa Fuerte".
A partir de este mandato, en la primera mitad del siglo XIV Alonso Fernández del Bote, nieto de Hernán, procede a la construcción de la casa fuerte sobre la que sus descendientes irán edificando el castillo posteriormente.
En 1768 pasó el señorío al ducado de Alba. Su territorio, que incluía Mesas de Ibor, Valdehúncar y Valdecañas, seguía gobernado por administradores ante la lejanía de los nobles. La presencia de varios conventos hacía que en 1790 el 8% de la población local perteneciese al clero. La fortaleza, mezcla de los diversos estilos que se sucedieron durante los siglos que estuvo en construcción tales como el renacentista o el barroco, se levantó alrededor de la primitiva torre del homenaje, distinguiéndose claramente tres partes: la muralla con torreones defensivos de forma semicircular, el castillo propiamente dicho, con torres delimitando su perímetro y una serie de dependencias residenciales construidas durante el siglo XVI que facilitaron la vida en el interior del conjunto. El castillo se vio seriamente dañado tras el abandono en que quedó después de las guerras de Sucesión y de Independencia. No obstante el conjunto todavía recuerda la majestuosidad que tuvo en tiempos de su máximo esplendor. La fortaleza se encuentra protegida bajo la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949 y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español. Actualmente se encuentra en estado de consolidación y restauración.

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Alambrada

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Vista Panorámica

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Convento Franciscano

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Fuente

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Pantano

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Alambrada en Arroyo de Chorrejón

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Ermita del Berrocal

Comments  (1)

  • Photo of Prodissopsalis jimenezi
    Prodissopsalis jimenezi Dec 2, 2022

    I have followed this trail  View more

    Siempre apoyando los proyectos de mis hijos. Gracias por llevarme a tu lado.

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