Far West Race 2023 día 1 de 2

Empezamos bajo un sol de justicia, dejando atrás el Hotel por pista junto a la carretera, hasta el Terrer, donde empezamos una primera rampa por hormigón con una inclinación considerable para llegar a una planicie con las primeras montañas al fondo, típicas de la zona.

Le ganamos la partida al primer sendero de subida, que nos sorprende con un terreno abrupto, seco y pedregoso para hacernos incómoda el inicio de la ruta.

Sobre el kilómetro 13, nos impactan las primeras vistas, en plan ‘lejano Oeste’, típicas de este lugar y dignas de película.

Ahora el sendero apunta hacia abajo y entre curvas, piedras y piedrecitas, rocas y regateras, lo vamos pasándolo pipa. Se hace divertido de hacer teniendo en cuenta que fácilmente puedes patinar, sobre todo con la rueda delantera, y en consecuencia, seguramente acercar la cara al suelo más de la cuenta.

Irremediablemente, sin darnos cuenta, llegamos a una zona devastada por las llamas, dejando un paisaje insólito y realmente triste.

Llegados a este punto y sobre el kilómetro 18, subimos para de nuevo recuperar altura, siguiendo el cauce de un río seco.

Este cauce nos lleva a un sendero que sigue subiendo, y que a su vez nos deja en un camino con tendencia a subir y subir, aunque con poca inclinación.

Estamos sobre el kilómetro 22, y seguimos viendo hectáreas y hectáreas de bosque quemado, imagen como he dicho antes, desoladora.

Llevamos ya un rato bajando, y sobre el kilómetro 29, nos encontramos con el nombrado sendero de la cresta. Sendero sin complicación, pero que a primera vista da un poco de sensación, a su vez es corto y se hace rápido

Sobre el kilómetro 28 enlazamos un par o tres de pistas que nos desplazan rápidamente hacia el final de la ruta, cosa que es de agradecer porque el termómetro está marcando 38° y no hay ni una nube, ni una triste sombra que nos ampare.

Allá por el kilómetro 35, pasamos de nuevo por Terrer, y un refrigerio parece que nos devuelve a la vida.

Arrancamos de nuevo y afrontamos el último ascenso también sin sombras, ahora el termómetro está marcando 40,6°
Primero subimos el pueblo por sus calles de hormigo y con unas pendientes de órdago, y a continuación entramos en un sendero que no deja de subir y que nos devuelve a la realidad de la dureza de la zona en verano.

Nos acercamos al último sendero bajo el sol, muy largo, a la par que divertido, que empieza con un poco de inclinación y va cediendo conforme avanza por el medio de la nada, más adelante te dejará de nuevo Calatayud.

Un baño en la piscina nos sienta de lujo.

En resumen, una ruta con una exigencia física moderada, y una dificultad técnica también moderada, pero hay que tener en cuenta que no es una ruta para hacerla en época de calor.