Ólvega Tudela por la senda del agua

Segundo día de alforjeo camino hacia Tudela.
Salimos de Ólvega y preferimos no pasar por Ágreda para retomar el camino natural, sino que vamos a por él buscando Aldehuela de Ágreda, en las mismas faldas del Moncayo. Komoot nos juega una mala pasada y nos mete por unas pistas que no parecen ciclables... decidimos seguir por pura orientación una pista recién hecha, que nos acerca a Fuentes de Ágreda, y de ahí seguir subiendo hasta el acceso a Aldehuela.
Aldehuela es un pequeño pueblo de calles muy estrechas donde empieza un descenso, en gran parte por sendero estrecho, hasta el nacimiento del Queiles, que le da sus aguas al Ebro en Tudela. Justo debajo está Vozmediano, un excelente sitio para descansar un poco, ya que ahora toca un tramo que pica para abajo, pero de continuas curvas que no deja reposar la mente. La pista es de arena, y al llegar a unos acantilados se hace de asfalto; estamos llegando a Los Fayos, un pueblo a los pies de una presa y de esas paredes de acantilado que le dan nombre.
Todo genial, y si vas con bici eléctrica cuesta menos callejear cuesta arriba, pero hay que seguir camino. Sigue la bajada, ahora entre árboles de ribera, hasta la carretera nacional. Se puede cruzar por debajo, pero no seguimos los postes granates del camino natural y usamos 100 metros de arcén estrecho de la carretera.
Para entrar a Tarazona primero hay que subir por un pinar donde hay buenas vistas de la comarca y un extraño circuito de bicicletas, y luego bajar callejeando hasta un pairón y un manantial de agua. Callejeamos por el parque fluvial, visitamos la catedral, la antigua plaza de toros y llegamos a la estación del ferrocarril. La vía verde nos podría acercar a Tudela en poco tiempo, pero vamos a dar un pequeño rodeo por la laguna de Lor y por el Bocal, el espectacular sitio donde nace el canal imperial de Aragón. Una presa y un edificio donde se hallan las compuertas, junto con el inicio del canal y unas barcas antiguas de mantenimiento y otras cuantas cosas mas forman un conjunto que merece la visita.
Y como final, al llegar a Tudela subimos (ascensor mediante) al Torreón Monreal, desde donde hay una fabulosa vista de la ciudad y del valle del Ebro