Pedaleando por la Huerta Murciana primaveral. Anthercas

Partimos desde el Auditorio Victor Villegas de Murcia por el carril bici río arriba hacia la Pasarela Manterola(1997), puente de tirantes sobre el azud del Río Segura; lo cruzamos bordeando el antiguo Cuartel de Artillería; al inicio de la mota del río Segura, giramos a la izquierda por paseo peatonal y ciclista a la rotonda de la Carretera de Alcantarilla; cruzamos las antiguas vías en Barriomar para tomar a la izquierda por pista de tierra el Carril de los Carrileros al Carril de La Herrera.

Tras 270 m, torcemos a la izquierda cruzando La Herrera entre huertos de limoneros y naranjos bordes al Carril de Los Pajeros y Torre Salinas para cruzar Aljucer, tierra de importantes núcleos molineros; enfrente de la Iglesia de Nuestra Señora de los Dolores, se encontraba el Molino de Oliver (S. XVIII), es probable que estuviese edificado sobre los restos de un molino islámico (fue demolido en 2008).

Desde la Calle Fuensanta a la salida de Aljucer, giramos a la derecha por sendero para cruzar la Acequia de Barreras por el Partior Nuevo; cruzamos por el Rincón del Merino al Camino Albadel; lo seguimos por la derecha hasta la gasolinera y desvío a Los Pedriñanes; la Ermita de Pedriñanes del siglo XVIII, se encuentra bajo la advocación de San Bartolomé, su sencilla fachada se articula verticalmente con la puerta, un óculo circular y la gran torre (obra de cronología reciente).

Continuamos por el Camino Hondo hacia Era Alta y en 700 m, torcemos a la derecha por el de Los Bastidas, las obras del AVE nos obligan a rodear en Nonduermas por el Carril Párragas al Camino Barreras recuperando el track, cruzamos las desmanteladas vias en la Pollera, girando por la izquierda hacia la antigua Estación Intermodal de Mercancías en Alcantarilla.

Por el Carril Cascales entramos en Puebla de Soto por vereda huertana, salimos a la carretera hacia la Ñora, cruzando el puente cambiamos de dirección por la izquierda, atravesando por el Patronato de Funes para rodear la Fábrica de la Pólvora ahora en manos de la empresa alemana Rheinmetall, su negocio de armas, municiones y propelentes se halla en expansión como socio importante de las Fuerzas Armadas españolas.

Parte enfrente de su entrada, el carril Travesía de Rueda a la Noria de la Ñora; la Noria de La Ñora con 13,20 m de diámetro, por el tipo de radios y ejes se puede entroncar con la tipología de rueda romana; movida por el agua de la acequia Mayor de la Aljufía, recoge ésta en los cangilones laterales, que a su vez depositan el agua en un canal (Brazal de las Rejicas). De aquí parten las Acequias de Churra la Vieja y Alfatego.

Cruzamos el puente para rodear el Molino de Los Casianos (fue un molino harinero que tuvo tres piedras para moler cereales, con los años se empleó para moler pimentón), paralelos a la Acequia Aljufía, observamos la parte sur del Monasterio de Los Jerónimos, conjunto monástico llamado popularmente el Escorial Murciano. Actualmente acoge las dependencias de la Universidad Católica San Antonio de Murcia (UCAM).

Pasamos junto al restaurado Molino de Los Canalaos del siglo XVIII, sus instalaciones se transformaron en batán de picar esparto y borra, entre 1802 y 1870; junto al Molino Alto en Javalí Viejo, conformaban sobre la Acequía Aljufía, el origen de la Fábrica de la Pólvora de Santa Bárbara. Estos molinos estuvieron en manos privadas hasta el 1º de julio de 1747, cuando fueron incautados junto a otras instalaciones por la Real Hacienda.

Giramos a la izquierda en el cruce para continuar por la entubada Acequia Vieja de Churra, dejamos atrás la zona Sur de Guadalupe, cruzando bajo la Autovía A-30 por la Senda de Granada, para ascender junto a ella pasando bajo la sombra del grandioso pino piñonero centenario y la Torre Falcón del siglo XVIII, vendida a la promotora Joven Futura que la cedió al Ayuntamiento de Murcia.
Dejamos la urbanización Joven Futura en la Avenida del Vizconde, pedaleando por la Calle Antonio Peña salimos a la Calle Mayor de Espinardo, atajamos por el pueblo al Carril Molino Alfatego en busca de la Parroquia de Nuestra Señora de la Encarnación del siglo XVIII compuesta de planta superior, semisótano, azotea con barandilla de forja y rejería en la fachada con puerta en arco de medio punto y la Casa de Torre Arcayna, posee un jardín interior con vegetación autóctona y una ermita.

Las casas-torre son edificios señoriales cuyo origen está relacionado con la antigua villa romana y la alquería árabe. Suelen presentar fachada en tres alturas orientada al sur, un escudo nobiliario bien visible desde el carril de acceso, símbolo del poder de sus propietarios, piso superior con huecos de arquería en la fachada donde se criaba el gusano de la seda y se almacenaba la cosecha. Su ubicación en una amplia heredad con zona de regadío sin aldeas o pueblos, daba nombre a sus veredas, parajes y carriles. La ermita adosada o próxima a la torre comunicada por un pasillo exterior la utilizaban como oratorio familiar. Una parte del espacio se dedicaba al trabajo rural, en el patio se construían la pila, el pozo y el horno, en la puerta principal no podía faltar la parra, ya en el siglo XIX se transformaron en casas de veraneo al desaparecer el cultivo industrial de la seda. En la Costa del Mediterráneo o lugares fronterizos actuaban como fortalezas, pero en el entorno de la capital funcionaban como eje central de una explotación agrícola.


Proseguimos por el carril junto a la autovía hacia Murcia, bordeamos la Rotonda de Los Cubos hasta girar por la Avenida Patrulla Águila, torcer a la derecha en busca de una pista asfaltada que nos deja, desde la curva por sendero con vistas de la Torre del Palmeral en estado de abandono, a la entrada del histórico huerto de palmeras datileras (incluido en el Catálogo de Árboles Históricos y Monumentales de Murcia), red de andenes con zahorras naturales y capa final de alberos almagra, así como plantaciones de arbolado mediante ejemplares seleccionados de membrilleros y granados.

Seguimos hacia el carril bici de la Avenida Reino de Murcia y Miguel Indurain de vuelta al inicio.
La ruina avanza más rápida que nuestras bicis por los monumentos que atesora, lo que va quedando de huerta murciana, aunque el presupuesto para los festejos que la conmemoran vaya en aumento.