Vuelta a las Sierras del Buitre y de la Muela desde Caravaca de la Cruz
near Caravaca, Murcia (España)
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Trail photos
Itinerary description
Amanece en Caravaca y ya dando pedales en busca del valle del Río Taibilla. Hace frío y se agradece. Siempre tensando arriba por campos de frutales, casas de campo, pequeñas cortijadas. El frio sol a la espalda y al ganar altura aparece el viento, al costado y de cara. Cuando llego a Archivel casi freno para echarme al cuerpo algo caliente. Sin embargo mis piernas no hacen caso a la cabeza y sigo mi destino. Rodar y rodar. Siempre sobre asfalto ahora hay cambio de rumbo y subo un puerto. Los ciervos corren a mi lado. En mi misma dirección. ¡Cómo anima!! Del otro lado del puerto entro el la cortijada Campo de San Juan, con su bar. Yo a lo mío y enfilo el pueblo de El Sabinar, punto más oriental de mi ruta. Varios bares, y tiendas, y un pequeño mercadillo, mucha gente en las calles, y una estatua increíble con la figura de un toro. ¡Un toraco!!!
Las fotos y salgo del pueblo a levante, ahora con el viento a la espalda. Toda la llanada entre montañas a más de 1200m+, impresiona.
Un rosario de cortijos con sus campos de frutales y otros cultivos. Y sigo ganando altura hasta el techo de mi ruta. Se cierran los bosques de pinos y las profundas gargantas. Es la Sierra de la Muela. La carreterilla serpentea ahora en bajada. Una bajada tremenda que se cierra al fondo donde aparece una roca enorme y altísima coronada por un castillo, el castillo de Benizar. ¡Sorprendente! Más abajo el río se precipita por cascadas y aparece el pueblo como de postal. Aquí se puede atacar un puerto y del otro lado, ya en tierras manchegas, se llega a Socovos. También a poniente en pocos kms se entra en Nerpio. Yo, a levante, le tiro un rato para al poco entrar en el pueblo de Tazona, Albacete jeje Sigo a Los Olmos y más adelante dejo el asfalto por primera vez en la ruta. Desde el puerto de La Muela voy siempre en bajada, y ahora no es diferente. La pista rápida y más adelante un cruce de caminos: a izquierdas se da más vuelta y el terreno semeja más abrupto; a derechas de va directo a un desfiladero. Elijo este camino.
Al principio enamora jeje, y más adelante nuevos cruces que me.hacen dudar. Entro de lleno en el barranco y al poco el camino desaparece. Sólo el fondo seco y pedregoso del rio. Un pateo de libro, y el calor que aprieta. Algún tramo andando y otros caminando. Cuando monto lo hago para descabalgar al momento. Con menos calor y con agua incluso estaría bonito jeje. ¿Será así el fin del mundo?
La senda que aparece y desaparece acaba convirtiéndose en pista. ¡Estoy salvado! Al principio en buen estado gano distancias fácil. Luego, ya cerca de la muy lejana y olvidada y más que enigmática cortijada de El Algaidón la pista, un rosario de piedras. En la pequeña aldea no se mueve un alma, ni pájaros, nada. Enlazo con una pista en buen estado que me acaba sacando a asfalto. La solitaria carreterilla se enfila cuesta abajo hasta salir a otra más ancha e incluso con algún coche que me acaba metiendo en la bulliciosa y rebonita Calasparra. En una de sus múltiples terrazas asiento mis posaderas para dar cuenta de un delicioso bocata de salchichas y chorizo. ¿Cabe mayor placer??
Al levantar mesa busco el valle del río Argos, siempre en subida y con muchos toboganes. Muchas pedanías jalonan cada rincón del fértil valle. Y yo, con las fuerzas justas, me dejo llevar en la primera tarde, que por suerte se ha nublado, siendo el castigo el justo. Por fin aparece la figura inconfundible de Cehegín, un pueblo con mucho encanto. A sus puertas decido coronar lo más alto. Las pocas fuerzas que me quedan las exprimo en tan osada locura. Cuando creo haber llegado a lo más alto sigo subiendo... Luego me dejo caer del otro lado y ya abajo enlazo con la Vía Verde del Noroeste, que en pocos kms en ligero ascenso me devuelve a Caravaca para cerrar el track tras callejear su casco histórico.
Las fotos y salgo del pueblo a levante, ahora con el viento a la espalda. Toda la llanada entre montañas a más de 1200m+, impresiona.
Un rosario de cortijos con sus campos de frutales y otros cultivos. Y sigo ganando altura hasta el techo de mi ruta. Se cierran los bosques de pinos y las profundas gargantas. Es la Sierra de la Muela. La carreterilla serpentea ahora en bajada. Una bajada tremenda que se cierra al fondo donde aparece una roca enorme y altísima coronada por un castillo, el castillo de Benizar. ¡Sorprendente! Más abajo el río se precipita por cascadas y aparece el pueblo como de postal. Aquí se puede atacar un puerto y del otro lado, ya en tierras manchegas, se llega a Socovos. También a poniente en pocos kms se entra en Nerpio. Yo, a levante, le tiro un rato para al poco entrar en el pueblo de Tazona, Albacete jeje Sigo a Los Olmos y más adelante dejo el asfalto por primera vez en la ruta. Desde el puerto de La Muela voy siempre en bajada, y ahora no es diferente. La pista rápida y más adelante un cruce de caminos: a izquierdas se da más vuelta y el terreno semeja más abrupto; a derechas de va directo a un desfiladero. Elijo este camino.
Al principio enamora jeje, y más adelante nuevos cruces que me.hacen dudar. Entro de lleno en el barranco y al poco el camino desaparece. Sólo el fondo seco y pedregoso del rio. Un pateo de libro, y el calor que aprieta. Algún tramo andando y otros caminando. Cuando monto lo hago para descabalgar al momento. Con menos calor y con agua incluso estaría bonito jeje. ¿Será así el fin del mundo?
La senda que aparece y desaparece acaba convirtiéndose en pista. ¡Estoy salvado! Al principio en buen estado gano distancias fácil. Luego, ya cerca de la muy lejana y olvidada y más que enigmática cortijada de El Algaidón la pista, un rosario de piedras. En la pequeña aldea no se mueve un alma, ni pájaros, nada. Enlazo con una pista en buen estado que me acaba sacando a asfalto. La solitaria carreterilla se enfila cuesta abajo hasta salir a otra más ancha e incluso con algún coche que me acaba metiendo en la bulliciosa y rebonita Calasparra. En una de sus múltiples terrazas asiento mis posaderas para dar cuenta de un delicioso bocata de salchichas y chorizo. ¿Cabe mayor placer??
Al levantar mesa busco el valle del río Argos, siempre en subida y con muchos toboganes. Muchas pedanías jalonan cada rincón del fértil valle. Y yo, con las fuerzas justas, me dejo llevar en la primera tarde, que por suerte se ha nublado, siendo el castigo el justo. Por fin aparece la figura inconfundible de Cehegín, un pueblo con mucho encanto. A sus puertas decido coronar lo más alto. Las pocas fuerzas que me quedan las exprimo en tan osada locura. Cuando creo haber llegado a lo más alto sigo subiendo... Luego me dejo caer del otro lado y ya abajo enlazo con la Vía Verde del Noroeste, que en pocos kms en ligero ascenso me devuelve a Caravaca para cerrar el track tras callejear su casco histórico.
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