Vuelta al MONCAYO desde Cueva de Ágreda

En Cueva de Ágreda a las 9 de la mañana hace frio. Y más con el viento que sopla. Aún así salgo del coche y, armada la bici y yo de valor, el track activado, allá que voy. Salgo del pueblo y no sé si había entrado y ya el cuestón. Algún cartel indica el Collado de Canto Hincado. Un nombre no muy alagüeño... Con el viento en la cara y el suelo de pizarra muy pedregoso, cuesta mantenerse y más con la pendiente que se viene arriba. Cuando gano el Collado sigo con frío. Achavo calentamiento...! La bajada el firme cambia: uniforme y fácil de rodar, tomo buena velocidad. Menos mal, pues en pocos kms bajo +-700mts!! De locos!!
Entro en la.Provincis de Zaragoza y aparecen los carteles del Parque Natural. Todo muy cuidado y los bosques y los hilos de agua. Llevo un rato por asfalto y nada de tráfico. Sólo algún ciclista. Voy rápido sin saber muy bien ni dónde estoy no adónde voy. Así y así hasta entrar en un pueblo: Añón de Moncayo. Tiene en las afueras un hotel con bar y allá que voy. El café y las tostadas me asientan. Y al levantar cruzó el pueblo y cerca entró en Alcalá de Moncayo. No paro y ya enfilo dirección Talantes. La carretera a ratos alquitranada. Nada de tráfico y los paisajes, que ya hacía rato estaban carentes de vegetación, ahora ya puro desierto... El viento no amaina y la sensación de estar más allá de este mundo. Algunas cuestas infames y luego un bajado tremendo que me mete en el pueblo. Hablo con algún lugareño. Tomo agua de la fuente. Algunas fotos, y ya on fire para atacar un tramo de +-20 kms de pistas marcadas como camino de la Vera Cruz. Con un puertaco de por medio, el Collado de Valdetiñoso. Con mucho sufrimiento ganó el alto, y del otro lado más de lo mismo: la más absoluta desolación. Ya abajo aparece un cartel de antiguas minas de plata. Salgo a asfalto: una carretera absolutamente vacía. Siempre en subida hasta ganar Calcena, pueblo famoso por la carrera a pie, a caballo o a bici que justo se celebró ayer.... En el bar repongo líquidos y sigo camino. Tengo dos tramos para adornar me por pistas pero el destroce que llevo me hace ser precavido y decido hacer el resto de aventura por asfalto. Siempre en subida con un último tramo, un puertaco en toda regla. En lo alto visito el pueblo de Beratón, donde hacen gala de su más insigne visitante: Bécker. Luego un continuo sube y baja con el viento tan molesto siempre en la cara hasta llegar al punto de salida.