Zaragoza-Pasarela del Bicentenario-Pastriz-La Alfranca-La Puebla de Alfinden-Villamayor- Riberas del Gallego y del Ebro
near Casco, Aragón (España)
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Itinerary description
La Alfranca da nombre a una de las fincas agroambientales más destacadas de la provincia de Zaragoza. Este espacio, de gran relevancia a nivel histórico, cultural y natural, ha jugado un importante papel durante siglos en esta zona del valle del Ebro.
Propiedad del Gobierno de Aragón, La Alfranca tiene sus orígenes en la época musulmana. Su nombre, de procedencia árabe, alude a la exención de pago en concepto de arriendo de tierras estableciendo ya esta demarcación como una zona de huerta.
Entre los siglos XVIII y XIX la finca vivió momentos de gran esplendor. Muestra de ello son sus edificaciones singulares, como la casa-palacio de los Marqueses de Ayerbe -también conocida como Casa Palafox-, la iglesia-convento de San Vicente de Paul, el edificio de caballerizas, los jardines históricos y otros elementos destacables como la fuente del ‘Jardín íntimo’ y la noria del ‘Jardín de rocas’.
Siglo XIX
La guerra de la Independencia y el asedio a Zaragoza de 1808 fueron determinantes en el devenir de la propiedad. El general Palafox, cuya intervención fue de vital importancia en la defensa de la ciudad, fue conducido en mayo de ese año desde la misma finca hasta la ciudad de Zaragoza para su proclamación como Capitán General de Aragón. Fruto de ello, el palacio de los Marqueses de Ayerbe adquirió el sobrenombre de Casa Palafox.
A lo largo de este periodo, La Alfranca logra consolidar su papel como finca dedicada a la actividad agropecuaria. No obstante, en el siglo XIX se produce un cambio de paradigma y la finca pierde la función agroganadera. Ahí comienza un periodo de declive productivo y económico que conlleva el abandono de muchos edificios. En los años posteriores, diversos propietarios harían un uso muy diferente y particular de las instalaciones. Así, la Azucarera de Aragón, propietaria del complejo durante la Revolución Industrial, convertiría a La Alfranca en un punto de producción de azúcar y alcohol a partir del lucrativo cultivo de la remolacha.
Siglo XX
Ya en el siglo XX, la puesta en marcha de un proyecto experimental de colonización situó a La Alfranca como ejemplo de transformación de la producción agroganadera de la zona. Un proceso cuyas huellas se conservan hoy en una serie de antiguas viviendas cuya arquitectura sigue el modelo tradicional de la época. En 1991 el traspaso de la finca al Gobierno de Aragón trajo consigo la rehabilitación y reconversión de los edificios históricos en espacios abiertos al público destinados a la investigación y la divulgación.
En la actualidad, La Alfranca es un punto de encuentro, un centro de referencia al servicio de la sociedad que brinda experiencias relativas al conocimiento, conservación, formación, divulgación, estudio y disfrute de los valores agroambientales e históricos que alberga. Un espacio en el que fomentar y crear redes de trabajo estableciendo sinergias en beneficio del desarrollo sostenible.
Propiedad del Gobierno de Aragón, La Alfranca tiene sus orígenes en la época musulmana. Su nombre, de procedencia árabe, alude a la exención de pago en concepto de arriendo de tierras estableciendo ya esta demarcación como una zona de huerta.
Entre los siglos XVIII y XIX la finca vivió momentos de gran esplendor. Muestra de ello son sus edificaciones singulares, como la casa-palacio de los Marqueses de Ayerbe -también conocida como Casa Palafox-, la iglesia-convento de San Vicente de Paul, el edificio de caballerizas, los jardines históricos y otros elementos destacables como la fuente del ‘Jardín íntimo’ y la noria del ‘Jardín de rocas’.
Siglo XIX
La guerra de la Independencia y el asedio a Zaragoza de 1808 fueron determinantes en el devenir de la propiedad. El general Palafox, cuya intervención fue de vital importancia en la defensa de la ciudad, fue conducido en mayo de ese año desde la misma finca hasta la ciudad de Zaragoza para su proclamación como Capitán General de Aragón. Fruto de ello, el palacio de los Marqueses de Ayerbe adquirió el sobrenombre de Casa Palafox.
A lo largo de este periodo, La Alfranca logra consolidar su papel como finca dedicada a la actividad agropecuaria. No obstante, en el siglo XIX se produce un cambio de paradigma y la finca pierde la función agroganadera. Ahí comienza un periodo de declive productivo y económico que conlleva el abandono de muchos edificios. En los años posteriores, diversos propietarios harían un uso muy diferente y particular de las instalaciones. Así, la Azucarera de Aragón, propietaria del complejo durante la Revolución Industrial, convertiría a La Alfranca en un punto de producción de azúcar y alcohol a partir del lucrativo cultivo de la remolacha.
Siglo XX
Ya en el siglo XX, la puesta en marcha de un proyecto experimental de colonización situó a La Alfranca como ejemplo de transformación de la producción agroganadera de la zona. Un proceso cuyas huellas se conservan hoy en una serie de antiguas viviendas cuya arquitectura sigue el modelo tradicional de la época. En 1991 el traspaso de la finca al Gobierno de Aragón trajo consigo la rehabilitación y reconversión de los edificios históricos en espacios abiertos al público destinados a la investigación y la divulgación.
En la actualidad, La Alfranca es un punto de encuentro, un centro de referencia al servicio de la sociedad que brinda experiencias relativas al conocimiento, conservación, formación, divulgación, estudio y disfrute de los valores agroambientales e históricos que alberga. Un espacio en el que fomentar y crear redes de trabajo estableciendo sinergias en beneficio del desarrollo sostenible.
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