088/20 MORRO DEL FRAILE (428), MORRO DE LOS TORDOS (428), RAMBLA DEL ESPARRILLAR, COLLADO HONDO (348), MORRO EL CARREÓN (451)

088/20 – 2020-10-07 – COLLADO DE MAJASARTE (415), MORRO DEL FRAILE (428), MORRO DE LOS TORDOS (428), RAMBLA DEL ESPARRILLAR, COLLADO HONDO (348), MORRO EL CARREÓN (451), COLLADO DE MAJASARTE (415), 8,9 Km, 4 horas, 2 minutos, +416 m -415 m.

Lo que vimos:
https://photos.app.goo.gl/pNkRKiRjLZMc5fK9A

Superhéroes hay muchos, Superman, Batman, Spiderman, Hulk..., son ficticios, claro, pero, este amigo nuestro, de carne y hueso, doctor él, senderista y gran interlocutor, con 81 años, no sé de dónde saca los bemoles, por no hablar mal y decir “los cojones”, para seguir el ritmo que impusimos desde lo más bajo de la rambla del Esparrillar, pasando por el collado Hondo, hasta coronar el Morro del Carreón ¡Envidiable su forma física! Ya ves, sólo 9 kilómetros y algo más de 400 metros de acumulado, pero, ¡Hay que echarle!”.

Una mañana deliciosa, al alba, Eolo no asistía y nuestra estrella se desperezaba por detrás de las Peñas Blancas, cuando iniciamos el ascenso de ese monte tan coqueto que llaman el Morro de los Tordos. Unas vistas de ensueño por el oeste, que no te cuento para que lo subas. Pronto caímos a la Rambla del Esparrillar, en la que nos acercamos a varias fuentes de agua, y seguirla hasta que, pasada la Casa de Pancho, abandonarla y girar al este para recorrer un precioso, empinado y agreste sendero, en el que el romero y la aliaga sobrepasaba nuestra altura, que nos elevó hasta el Collado Hondo; paradoja de los nombres, podrían haberlo llamado collado alto.
“Escalamos” hasta los 451 metros del Morro del Carreón, desde donde la vista hacia el oeste es extraordinaria, desde el Cabo de Gata hasta Sierra Espuña veíamos hoy. Proseguimos al norte para alcanzar los 415 metros del Cabezo de Majasarte. Ahora nuestras retinas se dirigían al norte para visualizar todo el Campo de Cartagena y la cadena montañosa de Carrascoy. Avanzamos casi hasta el Morro del Fraile y bajar hasta el collado de Majasarte, donde habíamos aparcado el vehículo.

Bonita senda con pasajes vestidos de otoño que nos hicieron gozar de la amistad, la conversación ágil cuando bajábamos, que ejercitaron nuestro cuerpo, fortalecieron nuestros pulmones y, sobre todo, hicieron gozar a nuestras retinas. Morir nos moriremos, pero ya sabes; “mientras que rula no es chamba”.

Unas espumosas rubias nos esperaron en Cuesta Blanca, compramos pan en el Periquín y yo fiché en la Taberna del Martillo. Salud.