1-BUSCANDO GR 92 LEVANTE ALMERIA. LIMITE PROVINCIAL - VILLARICOS

Al alba, sobre las 8 horas, iniciamos la ruta desde el gran aparcamiento de las playas de La Carolina (Región de Murcia) y de los Cocedores (Almería), conocida en el mapa del IGN como cala Cerrada, frente a la formación volcánica de Punta Parda. El nombre dado a la playa hace alusión a la presencia de unas pequeñas balsas construidas con piedras en ambos extremos de la cala, utilizados para “cocer” el esparto cuando esta era una de las principales industrias de la zona. Las construcciones trogloditas excavadas en las calcarenitas amarillas no eran sino construcciones auxiliares de esta explotación y a la vivienda principal (convertida en chiringuito): almacén, cuadra, gallinero, conejera… La indudable calidad paisajística de esta cala hace que sea escenario frecuente de reportajes fotográficos para eventos sociales y hasta películas como “Camino”.
Rodeamos el cabezo que separa esta última playa con la del Taray por su cara norte, junto a unas ruinas de las antiguas explotaciones mineras conocidas popularmente como “casas de los Ingleses” y que fueron utilizadas en su momento como alojamientos para los trabajadores de las minas. Seguimos el recorrido para acercarnos a la desembocadura de la rambla de los Arejos. Hasta aquí vamos acompañando el GR 253 “Camino de la Cruz del Alto Guadalentín” . El sendero sigue una huella rodeada de matorral propio de este lugar alternado con vegetación adaptada a ambientes salinos.
Ya cerca de la desembocadura del cauce de la rambla, por donde transitamos entre los grandes tarays y las curiosas palmeras que tienen sus raíces ancladas en el agua del mar, encontramos una construcción de piedra que parece una pequeña fortaleza y que posiblemente, nos da la clave para explicar la cercanía de estas palmeras al mar. Son los restos de una noria de tiro, un artilugio ancestral para elevar el agua del subsuelo aprovechando la fuerza de las bestias que, dando vueltas sobre la plataforma circular, hacían girar unos engranajes para que la noria elevara el agua. Todavía siguen en pie, a modo de columnas, los pilares que sujetaban el acueducto que conducía el agua extraída hacia una pequeña balsa circular.