10 Priego (Paredejas, Tejuela, Almedinilla, Cerro la Cruz)

Lo más interesante del sendero es el paisaje que se nos ofrece hacia el norte con la Sierra de los Judíos y hacia el sur con la de Albayate. Adentrándonos en Almedinilla llama la atención su urbanismo de típico pueblo blanco andaluz, los espectaculares tajos del paseo de la Fuente de la Ribera con el complejo museístico que la circunda entorno al río Caicena y finalmente el yacimiento íbero del Cerro de la Cruz, con las impresionantes vistas de toda la comarca que se contemplan desde su cumbre.
Iniciamos el itinerario en el km. 31,500 de la A-339, a la altura del cruce de Las Paredejas que está perfectamente señalizado. La pista que hemos de seguir, en dirección este, está asfaltada y discurre suavemente entre las omnipresentes plantaciones de olivos, encontrando casas rurales diseminadas a ambos lados de la carretera.
Hemos de pasar un desvío que conduce hacia Las Paredejas Altas, si bien, no lo tomamos y continuamos hacia el este buscando los cortijos de La Tejuela, última morada que fue de Alfredo Witschi di Cestari, diplomático jubilado de las Naciones Unidas fallecido en 2012 y persona de la que la sociedad prieguense guarda un entrañable recuerdo; sirvan estas breves palabras como pequeño homenaje a su memoria.
El camino deja a la izquierda (norte) los citados cortijos y se estrecha notablemente, pasando sobre el arroyo del Conejo para entrar poco después en el término municipal de Almedinilla, ahora va a llamarse la vía el “carril de la Rubia”, por la vivienda del mismo nombre que hay en las inmediaciones. Así llegamos a la carretera A-339 que habrá que cruzar con suma precaución, para acceder al pueblo por el campo de fútbol “Antonio Pulido”.
Atravesamos el casco urbano por la antigua travesía, parte de cuyos laterales están bellamente ajardinados, para llegar al puente sobre el río Caicena, e, inmediatamente después, el farallón rocoso que protege el paseo de la Fuente de la Ribera, por el que se accede al complejo de idéntico nombre entre cuyas instalaciones destaca el Museo Histórico de Almedinilla. Dejando el mismo a un lado llegamos por el paseo, coquetamente empedrado y cuyas márgenes están plantadas de cipreses a imagen de las antiguas villas romanas, hasta la carretera de Brácana.
Basta cruzar la misma para percibir la entrada de un estrecho sendero, que al principio tiene una baranda de madera para ayudarnos en la fuerte subida con la que comienza. En un momento determinado, próximos a la cumbre, encontramos un recinto cercado que hemos de rodear siguiendo por el olivar hasta hallar un acceso con piso de cemento, por el que se sube hasta llegar a la cruz, de ahí el nombre del cerro que hay en su cima.
El espacio cercado al que me he referido es un antiguo poblado ibérico, en buena parte excavado y reconstruido siguiendo los criterios del arqueólogo local, Ignacio Muñiz Jaén, sobre el que hay numerosa bibliografía y que ha sido dotado de una estructura metálica techada que lo protege de la intemperie. Su visita es posible, contactando previamente con la oficina de turismo de Almedinilla, situada en la villa romana de El Ruedo, junto a la A-339, espacio que ha sido restaurado y está abierto al público.