113 🏔 Fago - Dozola - Argaraieta - Kukula - Argaraieta - Fago
near Fago, Aragón (España)
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Trail photos
Itinerary description
Hay rutas en las que pierdes el sentido del yo y te fundes con el entorno… esta es una de ellas.
20 kilómetros sin cruzarte con nadie, es más, sabiendo que nadie ha pasado por aquí en mucho tiempo y tardará mucho tiempo en que vuelva a pasar alguien. Me encantan estas rutas en solitario, donde tienes que estar presente en cada paso, porque sabes que los únicos que te encontrarán si algo va mal son los buitres, y entonces cada paso es importante, y la cabeza para de imaginar y se centra en el presente, solo hay presente, y te das cuenta de que cada parte de ti sabe lo que tiene que hacer… los pies saben cómo colocarse para dar el siguiente paso, sin pensarlo, ellos saben… saben cuál es la piedra que pueden pisar y cual no, saben cual está fija y cual está suelta, lo saben, sin que lo necesites pensar… esa sensación es una gozada.
Me encantan las rutas donde los árboles caídos no son retirados, ni siquiera tienen signos de intervención humana con motosierras, donde el camino lo tienes que intuir, donde la vegetación invade el camino, porque al fin y al cabo es su espacio, donde te guías por la intuición, donde dialogas con el bosque y él te muestra el camino, donde a veces te pierdes y está bien así, y aun así continúas sabiendo que tu camino, ahora, es atravesar zarzas, subir pendientes imposibles y el bosque te muestra su belleza, su musgo, su vida, su silencio, su respeto, su magia… y entonces te rindes, y admiras, y agradeces, y te fundes, desapareces y sabes que ahí, justo ahí, en medio de la nada… estás a salvo, en tu centro, lejos de todo, cerca de ti.
Y entonces se te ocurre seguir, otra cima más, sabiendo que se te echará la noche encima, pero no importa, estás flotando, sientes que estás protegido, y llueven los regalos, la hora dorada, la vida con una luz que solo puedes agradecer y admirar, pura magia. Y luego te enfrentas a un caminar en la oscuridad, con frontal, y descubres que tu cuerpo sabe, sigue sabiendo, cada parte de tí sabe lo que tiene que hacer, los pies saben dónde pisar exáctamente, tus brazos saben dónde apoyar los bastones, y todo va bien en una bajada a oscuras… aprendes a confiar, a dejar de imaginar, aprendes que la cabeza es tan importante como un brazo, ni más ni menos, y te invade una sensación de felicidad, que sientes desde dentro… y flotas, y te sientes vivo.
Caminar evitando pisar flores, saltamontes, escarabajos, hormigas… ya sabes lo que es eso… disfrutar de cada pequeño detalle, cada vista, cada paso, cada respiración. WOW!!!
Si alguien llega hasta aquí, que no se le ocurra hacer esta ruta a no ser que tenga en su ADN un poco de jabalí, un poco de cabra, un poco de búho y un punto de locura.
20 kilómetros sin cruzarte con nadie, es más, sabiendo que nadie ha pasado por aquí en mucho tiempo y tardará mucho tiempo en que vuelva a pasar alguien. Me encantan estas rutas en solitario, donde tienes que estar presente en cada paso, porque sabes que los únicos que te encontrarán si algo va mal son los buitres, y entonces cada paso es importante, y la cabeza para de imaginar y se centra en el presente, solo hay presente, y te das cuenta de que cada parte de ti sabe lo que tiene que hacer… los pies saben cómo colocarse para dar el siguiente paso, sin pensarlo, ellos saben… saben cuál es la piedra que pueden pisar y cual no, saben cual está fija y cual está suelta, lo saben, sin que lo necesites pensar… esa sensación es una gozada.
Me encantan las rutas donde los árboles caídos no son retirados, ni siquiera tienen signos de intervención humana con motosierras, donde el camino lo tienes que intuir, donde la vegetación invade el camino, porque al fin y al cabo es su espacio, donde te guías por la intuición, donde dialogas con el bosque y él te muestra el camino, donde a veces te pierdes y está bien así, y aun así continúas sabiendo que tu camino, ahora, es atravesar zarzas, subir pendientes imposibles y el bosque te muestra su belleza, su musgo, su vida, su silencio, su respeto, su magia… y entonces te rindes, y admiras, y agradeces, y te fundes, desapareces y sabes que ahí, justo ahí, en medio de la nada… estás a salvo, en tu centro, lejos de todo, cerca de ti.
Y entonces se te ocurre seguir, otra cima más, sabiendo que se te echará la noche encima, pero no importa, estás flotando, sientes que estás protegido, y llueven los regalos, la hora dorada, la vida con una luz que solo puedes agradecer y admirar, pura magia. Y luego te enfrentas a un caminar en la oscuridad, con frontal, y descubres que tu cuerpo sabe, sigue sabiendo, cada parte de tí sabe lo que tiene que hacer, los pies saben dónde pisar exáctamente, tus brazos saben dónde apoyar los bastones, y todo va bien en una bajada a oscuras… aprendes a confiar, a dejar de imaginar, aprendes que la cabeza es tan importante como un brazo, ni más ni menos, y te invade una sensación de felicidad, que sientes desde dentro… y flotas, y te sientes vivo.
Caminar evitando pisar flores, saltamontes, escarabajos, hormigas… ya sabes lo que es eso… disfrutar de cada pequeño detalle, cada vista, cada paso, cada respiración. WOW!!!
Si alguien llega hasta aquí, que no se le ocurra hacer esta ruta a no ser que tenga en su ADN un poco de jabalí, un poco de cabra, un poco de búho y un punto de locura.
Waypoints
Comments (2)
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Pues ya somos 2…y más que habrá.
Yo siempre acabo entre zarzas enebros bojes y arrastrándome cual jabalí 😂😂😂
No hay buena ruta sin hacer un poco el jabalí 😉✨ … abrazo grande y a seguir disfrutando 👍🏻✨🏔