15-03-2017 Albayate total (23 km) Castellar-Castellar

Esta travesía longitudinal de este a oeste permite al viajero apreciar en toda su dimensión los enormes valores de todo orden que posee la Sierra de Albayate. Un paraíso natural situado a escasos kilómetros de Priego, recorrido por multitud de sendas – alguna de origen medieval – y lugar de paso histórico desde la comarca de Priego hacia las provincias de Granada y Málaga.
La ruta comienza en la explanada de la antigua escuela de El Castellar, hoy transformada en el centro cívico de este diseminado. Salimos a la carretera CO-8207 y unos metros después, frente al km. 3, viramos a la izquierda (noreste) para tomar un camino que al principio está asfaltado y tiene varias viviendas en su primeros metros. Próximo a nosotros, a la izquierda, observamos una construcción aislada entre los olivos conocida como El Cortijillo, junto al que existe un yacimiento calificado en la Carta Arqueológica Municipal como asentamiento rural de segundo orden de época altoimperial romana, en el que han aparecido numerosos fragmentos de cerámica común y también algunas estructuras de mampostería puestas al descubierto por la plantación de olivar .
Terminadas estas, hay que seguir la pista durante unos 900 metros, atravesando una finca de olivos centenarios, hasta llegar a un gran cortijo, hoy abandonado, conocido como Reyes o Urreli.
Frente al mismo, sale otro camino, a la derecha (sureste) del que traíamos, con un desnivel muy pronunciado inicialmente, y que nos acerca a las primeras estribaciones del monte. Aquí, la vía describe una amplia curva a la izquierda (norte), que pasa junto a las ruinas de la que fue antigua casa del guarda del cortijo Reyes. Seguidamente, hay un pequeño tramo orientado al este y después un camino, que se desvía a la derecha (sur) del que recorríamos anteriormente, el cual acabará llevándonos hasta la cresta oriental de la Sierra de Albayate, concretamente a la cabreriza de Alejo (cuidado porque en el mapa del Instituto Geográfico Nacional figura erróneamente como cortijo Campillo, el cual, realmente está al pie de la carretera A-339).
Desde este punto, comenzamos a recorrer por un carril el viso de la sierra, siempre en dirección suroeste, durante kilómetro y medio; a la izquierda, hacia el sur, se observan las llanuras de Las Navas y Fuente Grande con el fondo de las sierras de Montefrío y Algarinejo, en la provincia de Granada. Así se llega a la puerta de una verja, circunstancia que merece una pequeña explicación. Esta parte de Albayate es de propiedad particular y está cercada; a día de hoy, uno de los propietarios es el señor Pedro Leiva, con el que se puede contactar a través de la web de la empresa Palemad, el cual tiene la mejor disposición para la práctica en sus terrenos del senderismo y la bicicleta de montaña. El otro dueño del terreno, en realidad son dos fincas es el señor José Luís Gómez, empresa Aceites Gomeoliva.
Tras atravesar la portada, hemos de marchar por el camino que discurre en paralelo a la cresta, sentido suroeste, el cual llega a un cruce de tres pistas; la opción más corta es tomar la que sale a la izquierda (sur), cuyo ascenso es bastante fuerte pues se dirige directamente al viso. Otra posibilidad, aunque más larga, sería la de enfrente (oeste), que de modo más suave nos va a conducir hasta el Collado de Dios, bellísimo lugar desde el que se contempla Priego e incluso el macizo rocoso de la ermita de la Virgen de la Sierra de Cabra (lugar en el que los vecinos de ambas vertientes de Albayate, e incluso del término de Montefrío, encendían velas a la citada imagen). En todo caso, hay que confluir en una explanada que contiene un bonito pilar de piedra, de reciente construcción, para que abreve el ganado.
A continuación, tras pasar una sorprendente portada de madera, marchamos hacia el sur por un camino hormigonado que se bifurca en dos; hemos de seguir el de la derecha (suroeste), pasar otra cancela, y comenzar un duro ascenso durante algo más de un kilómetro que nos va a llevar al paraje conocido como “La Llaná”, plantado actualmente de encinas para la producción de trufas, y desde el que se contempla ya el pico de Albayate (aunque en el mapa este se sitúa antes y al que nos dirijimos lo llama “Cerro del Muchacho” y “La Pelona”). La forma más cómoda de atacar la cumbre es seguir el carril que, dando un pequeño rodeo por la zona sur, conduce a la misma; allí podemos apreciar un vértice geodésico del Instituto Geográfico Nacional, una torre de vigilancia de incendios, y, nuevamente, unas vistas espectaculares, pudiéndose observar en un día claro hasta Sierra Nevada en la provincia de Granada.
Resulta increíble la capacidad de adaptación de ciertas especies vegetales a las condiciones cambiantes de los canchales y gleras de la sierra de Albayate, al igual que las de la Tiñosa y el Bermejo. Los pastizales xerófilos y los graminales en la mayoría de los casos son comunidades seminaturales, es decir que están formadas por especies nativas que son mantenidas en este estado de pastizal, principalmente como consecuencia del intenso pastoreo de las cabras. Una comunidad vegetal interesante que se desarrolla por encima de los 1.200 metros en las citadas formaciones es el piornal, propia del piso supramediterráneo. También aparece en la sierra que atravesamos el coscojar de mayores dimensiones del municipio. El cernícalo, el ratonero y el águila culebrera utilizan como cazaderos este medio, donde pequeños mamíferos y reptiles son abundantes .
Corresponde ahora, tras pasar una nueva puerta y salir de la finca, descender para lo cual habrá que tomar ciertas precauciones. La bajada, al principio más suave, se hace ciertamente abrupta, pues la única senda es la que han marcado los practicantes de motocrós, pero tiene muchísimas piedras sueltas y es fácil tropezar. También hay que tener en cuenta que es muy larga, casi 1.800 metros, lo que exigirá un notable esfuerzo a nuestras piernas y grandes dosis de atención hasta llegar al puerto natural conocido como Cruz de los Panaderos, aunque no hay ninguna cruz en el mismo, pero sí varias vías que confluyen en él.
Hemos de tomar la que sigue de frente, dirección oeste, que no es más que una estrecha senda para llegar a las proximidades del cortijo de la Era (Eras Altas), a partir del cual hay un camino transitable para vehículos que baja suavemente hasta el enclave de Peñas Doblas. Este punto constituye el mejor ejemplo de hábitat en altura (entorno a los 1.000 m) de la comarca durante la dominación islámica, época emiral y califal, donde aún son visibles escasos restos de edificaciones con fábrica de mampuestos colocados a tizón. Muy probablemente nos encontramos en un recinto fortificado empleado por los rebeldes muladíes de Ibn Mastana, revuelta que no fue extinguida hasta los tiempos de Abderramán III (891-961), pues la montaña aseguraba una protección adecuada ante las incursiones de castigo del emir, a la vez que permitía planificar correrías por los territorios fieles a Córdoba .
Durante dos kilómetros y medio, descendemos entre un exuberante bosque mediterráneo para llegar al cortijo Negao, próximo a la antigua escuela de El Salado y la carretera A-4154. Volveremos a El Castellar por un camino, antigua carretera CP-59, que se toma justo antes de llegar al puente del río Salado, estando indicada la dirección hacia la aldea en un panel informativo que marca una distancia de cinco kilómetros. Pero a apenas un kilómetro, nos desviamos hacia la ermita de San Migue., perfectamente señalizada, para bajar a la derecha, poco antes de la explanada del templo, hacia el cortijo Arenas y posteriormente a la Cañada de Dios. Por el camino, semiasfaltado, con una sucesión de cortijos al margen del mismo, retornamos al Castellar y por tanto al punto de inicio. Publicamos imagen con el perfil de alturas.