2008-11-09 Cascada de Chorrogil y Alto del Navazalto (1.356 m.). Senderos señalizados

SENDERO SEÑALIZADO EMBALSE DE AGUASCEBAS
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Éste es posiblemente uno de los embalses más recónditos de la provincia de Jaén. Aunque no posee mucha capacidad, sí es de los más bellos: sus aguas azules y frías sólo se rompen por el salto de alguna trucha en un entorno alpino. Un enmarque de postal donde, además podremos disfrutar de un salto de agua, el de Chorrogil, de considerable altura, formado por uno de los arroyos que alimentan el pantano. Durante el recorrido podremos observar la abundancia de antiguos cortijos y eras en el valle, memoria de otras épocas
La sierra Desde la carretera JH-7155 (Trasversal de las Villas), unos cientos de metros antes de llegar al pantano, junto al cortijo de la Canaleja, parte una pista forestal a la derecha, por donde se inicia el sendero (ver [1] en el mapa). Nos adentramos en esta pista forestal, que discurre en terreno llano algo más de kilómetro y medio junto a algunas fincas; tendremos buenas vistas del Navazalto con su garita foresta.
En esta parte de la sierra, como ha ocurrido en otras partes de Segura, hace unos años se produjo el regreso de sus gentes para ocupar los antiguos cortijos que un día fueron abandonados por diversas causas por sus habitantes. En este recorrido observaremos algunos quejigos, pinos resineros y carrascos, jaguarzo blanco, rosal silvestre, etc.

La cascada
Al poco, la pista inicia una fuerte bajada. Desde aquí ya debemos escuchar el rumor de la cascada de Chorrogil, con una caída de unos 45 metros, que según las precipitaciones caerá con más o menos agua, siendo espectacular después de las lluvias. Son características las formaciones de toba asociadas a esta cascada. Aquí la vegetación es exuberante, con el boj y los fresnos como principales protagonistas. La presencia de fauna se caracteriza por alguna cabra montés, ardilla, zorro y el paso de algún buitre. En las aguas del pantano viven dos especies de trucha: la arco iris, que fue introducida artificialmente en los ríos españoles y la trucha común, autóctona de estas sierras, un animal listo y de difícil pesca, por lo que es muy apreciado por los pescadores. Durante un kilómetro y medio después de pasar el arroyo, remontamos la otra ladera, bordeando la sierra de las Cuatro Villas, por zonas que antaño estuvieron dedicadas al cultivo de cereales. Aquí la pista en época invernal suele estar embarrada.
Antigua tierra de cultivo
Así, llegaremos a una zona llana, formada por el arroyo Aguascebas de la Fuente del Tejo. Su cauce aparece flanqueado por fresnos, chopos, matorrales de boj y rosales silvestres, entre otros. En el río hay un paso hecho de obra por donde podremos cruzar. Después dejamos a la derecha una casa, para a continuación pasar por la misma puerta de otras ruinas, las de la Casa Majada del Maguillo. Ahora el terreno se vuelve más pedregoso, con una vegetación consistente en quejigos, cornicabras, enebros, pinos carrascos y resineros.
Después de setecientos metros y tras un cruce que tomamos a la izquierda, pasaremos junto a un arroyuelo para encaramarnos en las cercanías de una antigua era, lugar donde se separaba el grano de la paja mediante trillos hechos de madera y pedernal. Seguiremos durante un kilómetro entre bosquecillos de pinos, sabinas y torviscos, en el terreno arcilloso de un lapiaz de afiladas rocas calizas. Dejando un cruce a nuestra izquierda, caminaremos hasta que lleguemos, de nuevo, a la carretera, que será el final de nuestro recorrido.
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Navazalto es otro de los grandes referentes de la Sierra de Las Villas. Pasado el Embalse de Aguascebas y la Fresnedilla, a unos cuatro kilómetros, a la izquierda, parte otra pista forestal que nos lleva a su cima (1.379 m.). Disfrutaremos de un recorrido corto de suave pendiente que nos facilita unas maravillosas vistas de la Fresnedilla, el Arroyo del Torno, Chorro Gil y el Embalse de Aguascebas.

Desde la cima las vistas son igualmente espectaculares: Mogón y el valle del Guadalquivir, los pueblos de la loma de Úbeda, la meseta de la Muela, la cima del Blanquillo, Peña Corva y, sobre todo, los acantilados de La Osera. En primavera, cuando las lluvias han sido abundantes y rebosa el Embalse, se disfruta de tres cascadas espectaculares: Chorro Gil, La Osera y el rebosadero del Embalse.

También aquí podremos divisar la colonia de buitres leonados y grupos de ciervos y cabras montesas dirigiéndose hacia el peñón de Navazalto y las escarpadas vertientes que bajan hacia el Aguascebas Grande y el Valle del Guadalquivir.

Roca Caliza
La roca caliza procede de la acumulación de restos de organismos marinos vivos, esqueletos y caparazones calcáreos principalmente, en mares cálidos y poco profundos. Estos restos compactados con otros sedimentos marinos han formado a lo largo de millones de años esta roca tan característica y que hoy nos ofrece las huellas de la vida en forma de fósiles.

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