2009-01-25 - Cercedilla - Segovia

¡Pero como te vas a ir solo!. Eso es lo que normalmente te dice la gente cuando tienes planeado hacer alguna ruta en la que no has quedado con nadie. A mi personalmente me gusta de vez en cuando hacer marchas en solitario, buscando precisamente esa sensación. Aunque siempre digo que nunca estás realmente solo ya que estás contigo mismo; te hablas, te escuchas, te animas, te motivas y en definitiva compartes camino con la persona que más y mejor te entiende ¿o no?. Ojo, esto no quiere decir solitario igual a inconsciente, todo lo contrario se deben extremar las medidas de precaución y no optar por itinerarios en los que pueda haber contrastados riesgos. Se debe informar bien a los tuyos de que ruta pretendes seguir y procurar no hacer cambios improvisados ya que de nada valdría informar. Y por supuesto se debe disponer del material necesario para que se pueda salir airoso de casi cualquier inconveniente que pudiera surgir.

Para esta ocasión teníamos pensado subir a Peñalara desde La Granja, aunque ya desde principio de semana yo me temía que no iba a poder ser por el tiempo. Las nevadas de este año están siendo abundantes y copiosas y junto con la inestabilidad atmosférica hacen que algunas zonas de las montañas sean sitios bastante más peligrosos que lo habitual. Después de analizar las previsiones del tiempo, revisar los diferentes partes meteorológicos y sobre todo un comunicado de la FMM desaconsejando subir a los picos esta semana, decidimos suspender los planes. Por otro lado me encuentro con que gran parte de mis compañeros cramponeros está semana no podían venir por motivos personales así que sumando factores me dispuse a buscar alternativas para hacer solo o en compañía.

Siempre hay algunas rutas que has pensado en ellas y por el motivo que sea no has llegado a hacerlas y estos son los momentos en los que debes aprovechar y quitarte alguna espinita. Desde Cercedilla hasta Segovia hay: Calzada Romana, Camino de Santiago, máximo 1790 de altitud y una distancia cercana a los 30km. Todos estos factores hacen que este pateo sea algo más que simple senderismo. Además el pensar en la cantidad de historia que tiene esta vía, la gente que la ha pisado, y la cantidad de anécdotas que tiene que haber visto hacen que esta travesía sea una de las que hay que hacer si eres un asiduo de Guadarrama, así que ¡a por ella!.

Por segunda vez consecutiva el despertador me falla y me levanto tardísimo, me visto volando, cojo algo para desayunar y salgo escopetado hacia Cercedilla. En la misma estación del tren puedo dejar la furgoneta y poco antes de las 09:00 comienzo a andar con la intención de coger el camino Puricelli cuando veo que hay un perro que me está siguiendo. Sin hacerle demasiado caso continuo con mi plan y a los pocos minutos, ya en la senda, veo que el perro sigue conmigo; no se acerca demasiado pero es evidente que su intención es acompañarme. La verdad es que no me hacía mucha gracia, mi intención era una pateada larga y en formato travesía y un perro no entraba en los planes, pero me fijo que tiene una chapa colgando del collar en la que pone su nombre Daksa y por el otro lado algo así como que vive en Navacerrada y sabe volver sola a casa con lo cual me dije ¡¡arriba!! si te quieres venir adelante.

Así fue, llegamos a Majalasna, bebimos agua y enfilamos la Calzada Romana. Era evidente que Daksa estaba habituada a andar por esos lugares, siempre iba delante de mi y cuando llegaba a algún cruce de caminos se sentaba y esperaba a ver hacia donde me dirijía, si me paraba a tomar aliento enseguida retrocedía y venía a buscarme y en cualquier parada cogía un pedazo de palo y hacía ademanes de querer jugar, un verdadero encanto de animal. Después de pasar el Puente de Enmedio comencé a pensar que nunca se deja solo a un compañero (o compañera) de senda y que tendría que cambiar mi itinerario para al menos dejar a mi amiga en el mismo lugar donde la había encontrado.

Nada más llegar al Puerto de la Fuenfría y en medio de una impresionante tormenta de nieve, de las que no se ven a menudo aparece un peregrino haciendo el camino de Santiago preguntándome como se va a Segovia. Me llama la atención que el hombre se encuentre en medio de esta situación con zapatillas de treking (sí zapatillas, ni siquiera botas) una pequeña mochila y un equipamiento mínimo, es decir, cazadora y poco más. Pero justo en ese momento aparece un coche de cazadores y se baja uno de ellos y nos pregunta si el perro es nuestro; yo le contesto que no y me dice que un amigo suyo de Navacerrada lo está buscando, que si quiero que se lo llevan ellos. En un principio me pareció un poco raro y desconfié, pero al ver que Daksa en seguida se dedicó a jugar con los perros de los cazadores y después de hablar un poco más con esta gente decidí continuar con mis planes iniciales enfilando cuesta abajo en dirección Segovia.

Desde la Fuenfría hasta Segovia hay unos 20 kilómetros casi de bajada constante, el camino está muy bien señalizado con flechas amarillas pintadas casi todas ellas en la roca, pero ¡está todo nevado!. Veo la huella que ha dejado el peregrino pero a él no le veo en una larga recta, es evidente que le va dando caña. Pienso que con ese calzado debe tener frío y seguro que ganas de acabar, aunque la distancia es considerable, así que decido acelerar un poco el paso para ver si le doy alcance. A todo esto, el firme muy mal, mucho hielo y después de la nevada el hielo se ha cubierto y no se ve. Un mal paso y me veo de culo en suelo, que le vamos a hacer, me levanto y dos metros más abajo veo que el peregrino también se ha caído por la señal que ha dejado en la nieve. Sigo bajando un poco más y me lo encuentro buscando su móvil por todos los bolsillos, le hago una llamada y no suena por ahí cerca con lo cual lo ha perdido en otro sitio, con la nevada que está cayendo va a ser complicado encontrarlo. Al ver que por lo demás está bien, continuo mi camino ahora por delante de él.

Después de unos kilómetros me doy cuenta que todavía no he almorzado ni comido y es muy tarde. Fatal error, es un gran determinante alimentarse e hidratarse correctamente para hacer esta actividad y por las circunstancias acontecidas hasta el momento he dejado de lado este importante detalle. Me paro inmediatamente a comerme un bocata y en pocos minutos me da alcance de nuevo el peregrino y sigue su camino; unos minutos después comienzo a andar de nuevo y en un rato le alcanzo de nuevo y llegamos casi juntos a un cruce "despistador" y a partir de ese momento hacemos senda juntos.

Eduardo, que así se llama mi nuevo compañero me cuenta que está haciendo el Camino de Santiago desde Madrid por etapas, es decir, hoy una etapa, la semana que viene dos etapas, dentro de dos semanas otra etapa, etc; es una forma de conocer el camino que yo también me había planteado alguna vez. Anteriormente Eduardo había hecho el Camino Francés y tenía intención también de hacer el Camino Primitivo. No sé que tendrá el camino que quien lo prueba acaba repitiendo o buscando nuevas alternativas, tengo que probarlo.

Y así entre conversaciones y charlas llegamos a Segovia unos minutos antes de las 17:00. Eduardo es un peregrino de los de verdad, de los que cogen el atillo y empiezan a andar buscando el final de la flecha amarilla, de los que simplemente disfrutan los buenos y también los malos momentos, de los que no necesitan nada más que lo puesto para llegar a su destino y de los que encima lo consiguen sin necesidad de que nadie le entregue La Compostela, esa es una medalla que te das tu a ti mismo. Desde luego que manifiesto toda mi admiración por este tipo de peregrino. Espero que nos volvamos a encontrar en alguna ocasión.

Y ahora sería el momento de preguntar ¿solo?...

Fdo.: QuiQue

Para saber más: http://crampones.blogspot.com.es/2009/01/cercedilla-segovia-25-enero-2009.html