2013-10-04 Sierra de Filabres. Calar Alto. Las Hoyas. Cerro M.ª Antonia

Ruta sin dificultad que discurre por el cortafuegos, por la arista, siendo la vuelta por el carril. Lo mejor de la ruta son las vistas de todas las sierras de Almería y de Granada. La ruta por la pista tiene el aliciente de buscar setas en otoño.

Conviene tener en cuenta de que todo el terreno es un coto privado de caza PERMANENTE, según indica un cartel. Por lo tanto habrá que extremar las precauciones, especialmente en otoño-invierno. Incluso se puede preguntar en la Delegación de Medio Ambiente si hay previsto algún puesto de caza mayor.

También debe ser una ruta adecuada en invierno con nieve, incluso haciendo esquí de travesía por la pista, sin peligro alguno

Es lamentable la suciedad a lo largo de la carretera, no sólo cajas de tabaco (lo que indica que se fuma en el monte con el peligro de incendio consecuente), botellas de plástico y vidrio, bidones de gasolina, plásticos de todo tipo... Es una pena.

LA SIERRA DE FILABRES
La Sierra de los Filabres se extiende de oeste a este por la zona central de la provincia de Almería como prolongación de la Sierra de Baza; empieza a llamarse así en el límite entre Nacimiento y Gérgal. Ocupa aproximadamente un séptimo de la superficie provincial. Por el pie de su vertiente norte discurre el río Almanzora. Al sur, los campos de Gérgal, Tabernas y Sorbas. La línea de cumbres se mantiene en buena parte por encima de los 1.900 m, siendo su cota más alta Calar Alto (2.168 m). Otros dos puntos culminantes son la Tetica de Nimas, o de Bacares, con 2.080 m, y el Calar del Gallinero (2.040 m), ambos en calizas, los cuales quedan adelantados hacia el norte. Poco más al este de la Tetica, el perfil comienza a descender rápidamente, con altibajos, como en el cerro Monteagudo (1.080 m), terminando por desdibujarse en la Sierra de Bédar y otras pequeñas estribaciones como Sierra de la Atalaya, Sierra Damián o Sierra Lisbona. 12 Geológicamente se encuadra en las zonas internas de las Cordilleras Béticas. En la parte sur y central de la sierra, aflora el potente zócalo del Nevado-Filábride, formado por litologías silíceas paleozoicas (micaesquistos, filitas, cuarcitas). En la parte norte se mantienen, por encima de este zócalo, las capas superiores, triásicas, de los complejos Nevado-Filábride, Ballabona-Cucharón y Alpujárride, con abundantes rocas carbonatadas, entre ellas, los afamados mármoles de la comarca. Afloran también metabasitas, pero con pequeña extensión superficial. En la parte basal de la sierra encontramos los materiales más recientes, del Neógeno y el Cuaternario, producto de la erosión de los relieves levantados: conglomerados, arenas y margas (igme, 1980, 1982).

De su geomorfología, a grandes rasgos, destaca el contraste entre las escarpadas pendientes que coronan la vertiente sur y las suaves pendientes con que desciende la vertiente septentrional, en lo que influye la orientación predominante de los estratos de esquistos en las cotas superiores, que buzan suavemente hacia el norte, mostrando sus caras rotas en el escarpe; esta circunstancia se repite también en algunos barrancos, provocando su asimetría. Aparecen asimismo laderas abruptas y cortados en los barrancos que atraviesan las zonas calizas y dolomíticas, como el tajo abierto por el río Bacares en Bayarque y Tíjola.

El aprovechamiento de hongos y de plantas aromáticas no está suficientemente recogido en estadísticas por tratarse de recolecciones para autoconsumo o por encontrarse en el ámbito de la economía sumergida, motivo por el que se desconoce la repercusión real de estas actividades. En cualquier caso, en relación al aprovechamiento micológico, dada la fuerte incidencia de las colectas con fines comerciales en la ZEC y los montes adyacentes, anualmente se publica resolución de la Delegación Territorial por la que se regula el uso.

La práctica totalidad del espacio constituye terreno cinegético, de modo que la actividad cinegética es relevante en el espacio. Tiene especial importancia la caza mayor, por orden de importancia, de jabalí (Sus scofra), ciervo (Cervus elaphus) y cabra montés (Capra pyrenaica). En cuanto a las especies de caza menor destacan: perdiz roja (Alectoris rufa), conejo (Oryctolagus cuniculus), liebre (Lepus granatensis), palomas (Columba spp.), codorniz (Coturnix coturnix) y zorzales (Turdus spp.). La perdiz roja, el conejo y las aves migradoras son las que se aprovechan con mayor intensidad. En todo caso, el control y seguimiento que se lleva a cabo sobre dicha actividad constata la inexistencia de afecciones significativas sobre las especies protegidas del ámbito de la ZEC, así como de un furtivismo fuera de control que suponga una amenaza importante.
https://www.juntadeandalucia.es/medioambiente/portal_web/servicios_generales/doc_tecnicos/2010/agua_domesticada/parte_2/EAD39.pdf
http://www.juntadeandalucia.es/medioambiente/portal_web/web/temas_ambientales/espacios_protegidos/renpa/canales_figuras_proteccion/Red_Natura/2016_06_valores_ambientales_resumenes/6110013_filabres.pdf